Agua Caliente (Honduras) – Miles de migrantes hondureños marcaron en octubre de 2018 una nueva modalidad para viajar de manera irregular a Estados Unidos, la de salir en caravanas que, hasta este año, suman cuatro, pero a diario hay otras personas de diversas nacionalidades que hacen lo mismo, sin que nadie les impida cruzar ilegalmente de Honduras a Guatemala.
Durante dos días en el punto fronterizo de Agua Caliente, donde Honduras y Guatemala tienen ventanillas para el control migratorio de nacionales y extranjeros que porten sus documentos personales, Efe constató que decenas de extranjeros, entre africanos, cubanos, haitianos e indios, entre otros, salen del territorio hondureño por puntos ciegos, lo que no ignoran las autoridades.
La mayoría son cubanos, de los que muchos llegan después de un recorrido que por largo puede parecer absurdo, como el de una «especialista» en «maquillaje a las mujeres y cuidado de pies y manos», que dijo ser de Cienfuegos, pero que hasta Honduras llegó «desde Uruguay» en una viaje que inició en noviembre.
«Eso es lo que hay, yo salí desde noviembre y pensaba estar por más tiempo en Uruguay, pero he salido antes, en febrero, ahora estamos aquí y vamos a llegar a Estados Unidos», agregó.
Sobre su viaje, indicó que «ha sido duro, a como se pueda», y que «otros vienen de Brasil, Ecuador, Guyana y Venezuela».
Ella era uno de los 43 cubanos, 17 hombres y el resto mujeres, incluidos unos cinco niños de corta edad, que el 12 de abril llegaron a Agua Caliente en un autobús que les trasladó desde Choluteca, en el sur de Honduras, por donde ingresaron procedentes de Nicaragua.
«Aquí el problema es que no podemos pasar a Guatemala», dijo la estilista, que prefirió el anonimato, mientras el resto esperaban la respuesta de un oficial de la Policía Nacional y otro del Instituto Nacional de Inmigración, que les requirieron al llegar.
El grupo de migrantes, con equipaje liviano, esperaba la respuesta en un aparcamiento al aire libre, junto a la posta de la Policía, donde todos se anotaron en una hoja de papel sin membrete.
Luego de que se anotó la última mujer, un policía puso a los hombres a posar en fila para una foto de «control migratorio».
Después de la foto, los 43 cubanos se dispersaron en tres grupos y retrocedieron unos pocos metros, como si regresaran a pie al interior de Honduras por la orilla de la carretera pavimentada.
Efe constató que los tres grupos, por senderos diferentes, caminaron por un empinado cerro, en el que más adelante les esperaba «el guía» que les llevaría hasta Guatemala por «puntos ciegos».
Por uno de esos mismos puntos había salido una hora antes otro grupo más pequeño de cubanos, dijo a Efe un oficial de la Policía Nacional que pidió la reserva de su nombre.
Un día antes, Efe también constató que una veintena de emigrantes, entre africanos, cubanos, haitianos e indios, algunos con niños, cogieron por uno de los mismos senderos hacia Guatemala, también dirigidos por «el guía» que les esperaba en la parte alta, un «coyote» (traficante de personas), al parecer hondureño.
«Eso -el paso de extranjeros por el sector de Agua Caliente- es de todos los días, a veces vienen pocos, otras veces pasan más de cien, principalmente cubanos y haitianos. Hasta aquí llegan en buses, pero no les podemos dar salida legal porque están viajando de manera irregular, sin visa y algunos sin pasaporte», dijo a Efe otro oficial de la Policía Nacional.
Una vez que son registrados, «son libres, no podemos detenerlos, se van por donde pueden, su idea siempre es la de llegar a Estados Unidos», añadió la misma fuente, que no supo responder cuando se le preguntó si sabía que a pocos metros del punto migratorio, un «coyote», llevaba a los emigrantes extranjeros hacia Guatemala.
Mientras los cubanos salían hacia Guatemala, decenas de hondureños, hombres y mujeres, muchos con niños, llegaban a Agua Caliente, siguiendo a más de un millar que entre el 9 y 10 de abril salieron en una caravana, la cuarta desde octubre de 2018.
En el caso de los hondureños, al llegar a Agua Caliente la Policía Nacional, primero les pide su carné de identidad o pasaporte para verificar si tienen alguna cuenta pendiente con la justicia.
Si el migrante lleva en regla su documento personal, pasa al punto migratorio para que se le extienda su pase de salida y, en el mismo edificio, en una ventanilla a la par, debe hacer el mismo trámite ante la autoridad migratoria de Guatemala.
A los hondureños con hijos, menores de edad, se les exige que éstos lleven pasaporte y, si solo les acompaña uno de sus padres, una autorización firmada por el otro para que puedan salir del país, explicó a Efe el subinspector de Migración, Orlan Orellana.
A los que no llevan documentos «se les hace un rechazo de salida y se le notifica a las autoridades de Guatemala», añadió Orellana.
Al no poder pasar legalmente a Guatemala, los hondureños «se van de manera ilegal».
Esa «manera ilegal» es la misma ruta de senderos entre los cerros que llevan a Guatemala en la dura ruta diaria de los migrantes hondureños y extranjeros por llegar a Estados Unidos.