Apenas un 2 % de los cerca de 2.000 inmigrantes entrevistados para el informe dijo que habría permanecido en su país de origen de saber los riesgos a los que se enfrentaba. EFE/DOMENIC AQUILINA/ARCHIVO

Naciones Unidas – La totalidad de los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo para entrar irregularmente a Europa aseguran que volverían a hacerlo a pesar de los peligros, según un estudio presentado este lunes por Naciones Unidas.

Apenas un 2 % de los cerca de 2.000 inmigrantes entrevistados para el informe dijo que habría permanecido en su país de origen de saber los riesgos a los que se enfrentaba.

Ello, a pesar de que un 93 % de los encuestados reconoció haberse visto en peligro durante su viaje, según los datos recabados por el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD).

Con el objetivo de entender mejor las motivaciones de los africanos que deciden emigrar a Europa por vías irregulares, la agencia de la ONU recoge testimonios de 1.970 personas de 39 países africanos que ahora residen en 13 naciones europeas y que no buscaban asilo o protección, sino que migraron por otros motivos.

Para el administrador del PNUD, Achim Steiner, el estudio muestra que la migración es una consecuencia del ritmo del desarrollo en África, que pese a los progresos, sigue siendo desigual y no lo suficientemente rápido para responder a las aspiraciones de mucha gente.

Así, el informe apunta que la mayor parte de quienes emigran de África a Europa no son pobres en el contexto africano y tienen niveles de educación por encima de la media, con una mayoría trabajando o estudiando en el momento de su partida.

Mientras, casi dos tercios de los encuestados aseguró que se sentía tratado de forma injusta por su Gobierno, con muchos señalando etnia o posturas políticas como el motivo.

Una gran mayoría, un 77 %, dijo que sentían que su voz no sería escuchada en su país o que el sistema político no permitía influir de ninguna forma en el Gobierno.

Así, un 41 % de los encuestados dijo que «nada» habría cambiado su decisión de emigrar.

Para una mayoría de ellos, el objetivo no es asentarse en el país de destino, sino regresar a casa tras un tiempo.

La vergüenza de no haber podido enviar fondos a sus familiares es un factor clave para quienes deciden no volver, pues el 53 % de los encuestados dijo haber recibido algún tipo de apoyo financiero para pagar su viaje.

Una vez que están en Europa, un 78 % envían dinero a sus familias, de media un tercio de lo que ganan mensualmente, lo que representa el 85 % de lo que ganaban en su país de origen.

Las mujeres, según el estudio del PNUD, ganan de media más que los hombres y envían más dinero a sus casas, una situación que contrasta con la que tienen en África, donde sus ingresos son significativamente inferiores a los de los varones.

El informe advierte de que la migración está dejando al continente africano sin muchas de las personas con más aspiraciones, precisamente aquellos que se han beneficiado de los progresos en materia de desarrollo de las últimas décadas.

En ese sentido, avisa de que pese a que la inmigración se ha reducido recientemente, resulta probable que a medida que África siga avanzando haya más y más personas que quieran emigrar.

Los expertos del PNUD presentan una serie de recomendaciones, entre las que figura la expansión de oportunidad en África, dando más poder a los jóvenes para decidir el rumbo de los países o creando economías más incluyentes.

Además recomiendan aumentar los canales de migración legal, facilitando una migración «circular» que permita a africanos ir a trabajar al otro lado del Mediterráneo, ganar dinero y luego regresar a sus países de origen y también regularizando a personas que ya están en Europa.