Imágenes facilitadas por la Ópera de Roma realizadas por Yasuko Kageyama. Un grupo de una treintena de refugiados han actuado como figurantes en "Idomeneo, rey de Creta", obra de Mozart estrenada ahora en la Ópera de Roma y protagonizada, entre otras, por la soprano italiana Rosa Feola (de rodillas en la imagen) EFE/Teatro dell'Opera di Roma.

Roma – Una treintena de refugiados en Italia han dejado atrás la guerra en sus países y actuarán mañana en la Ópera de Roma en la obra «Idomeneo», en la que dan vida a las víctimas de la caída de Troya que hace milenios experimentaron su mismo drama.

El teatro romano estrena desde mañana «Idomeneo, rey de Creta», una ópera coproducida con el Teatro Real de Madrid, entre otros, con música de Mozart y libreto de Giambattista Varesco, que retomará hasta el 16 de noviembre la historia del rey cretense a su regreso de la Guerra de Troya.

Pero en esta ocasión la trama no alude al mito griego, al menos estéticamente, sino que en las polvorientas playas de Creta los prófugos troyanos aparecen tras esas mismas verjas que en la actualidad frenan a quienes huyen de la guerra y de la miseria.

Y es que el director, el canadiense Robert Carsen, convierte esta gran obra de guerra en el corazón del Mediterráneo en una potente metáfora de lo que ocurre actualmente, milenios después, en ese mismo mar cruzado ahora por los flujos migratorios hacia Europa.

Por eso entre el reparto, haciendo la parte de prófugos troyanos, hay un grupo de treinta y un refugiados y solicitantes de asilo de entre 18 y 40 años que llegaron a Italia en patera o con corredores humanitarios y que son asistidos por la Comunidad de Sant’Egidio.

Una de ellas es la nigeriana Bella Godwin, de 29 años, que logró sobrevivir a la travesía en patera desde Libia en noviembre de 2015: «Esto significa mucho para mi, es un sueño cumplido. En el futuro sueño con ser actriz», confiesa ilusionada entre bambalinas, en el intermedio de la prueba general.

El mismo entusiasmo destilan las sirias Maya Zahida, de 18 años, y Carol Almarri, de 28, ambas llegadas a Italia mediante los pasillos humanitarios de Sant’Egidio.

La última expresa a Efe su incredulidad de que esté actuando en la Ópera de Roma después de haber abandonado su casa en Damasco por la guerra y tras permanecer cinco años en Líbano. Ahora vive en paz en Italia con su hijo: «Es una buena experiencia», celebra.

O también el colombiano Jaime Herrera, de 40 años, quien dejó su Bogotá natal para estudiar en Italia y que se ha sumado a la obra.

Todos ellos charlan en los pasillos tras el escenario, durante el descanso, se toman fotografías y preparan su vestuario, entre el vaivén de los técnicos del teatro y los ensayos de sus músicos.

La historia tiene como eje principal el mar Mediterráneo. Tras la destrucción de Troya, sus habitantes derrotados se embarcan hacia otras latitudes y los griegos triunfantes regresan a casa.

Un trasiego que guarda paralelismo con los actuales inmigrantes, y por eso sobre el escenario no faltan los trajes militares, las tiendas de campaña, las lanchas, los chalecos salvavidas o los bombardeos, siempre ante un mar que marca el designio del hombre.

Uno de los protagonistas es Idamante, hijo del rey. El príncipe cretense, griego, está amenazado por una promesa divina de su padre, por su amor a la princesa Ilia de Troya y por el deseo de la griega Electra, hija de Agamenón, quien le acusa de proteger al enemigo.

El encargado de poner voz a Idamante es el tenor español Joel Prieto, quien debutó en Roma con la ópera bufa «Don Pasquale» y que regresa ahora para interpretar esta historia que considera «muy actual», sostiene en una conversación con EFE sobre el escenario.

Lo es, alega, por la crisis migratoria que ha llenado el mar de muertes: «Es una historia muy vigente en estos momentos, llega muy adentro (…) Es un tema que debe seguir desarrollándose y viéndose porque nos afecta a todos», apunta, ante una valla del decorado.

Pues, a su parecer, la lírica, con sus grandes temáticas atemporales, sirve también como «denuncia y como despertar», para poner sobre la mesa temas candentes.

En cuanto al trabajo con los refugiados del reparto, opina que «ha sido fascinante», sobre todo porque «están haciendo un papel que son ellos mismos, no están pretendiendo ser nada».

«Me han puesto los pies en la tierra, ha sido una experiencia bastante enriquecedora», confiesa este joven tenor español.

Con esta apuesta, enriquecida con efectos visuales y una potente iluminación, la Ópera de Roma recupera una rara obra que Mozart compuso a la edad de 25 años y que no sonaba en la capital italiana desde 1983, ahora con la batuta del director Michele Mariotti.

Un mito en el que destaca el tratamiento de la psicología de cada uno de los personajes y que gira en torno a grandes temas como la responsabilidad personal o la moral, traducidos ahora a la actual crisis migratoria para lanzar un indudable mensaje de acogida.