Juillet 2018, Bosnia. The camp Velika Kledusha. Migrants think they can hide and escape the vigilance of Croatian border guards. Success is relative. They pass yes, but they get stuck a few miles away and they are sent back here.

Kalesija (Bosnia).- La relajación de los controles fronterizos y de las restricciones de movimiento en los Balcanes, donde la pandemia de coronavirus va remitiendo, hace que cientos de refugiados atrapados en Bosnia se pongan de nuevo en camino en su intento de llegar a los países ricos de Europa.

«Con el alivio de las medidas contra el coronavirus empieza una mayor afluencia de los inmigrantes en el municipio de Kalesija. La pasada semana tuvimos cerca de 200», cuenta a Efe Muamer Djedovic, miembro de la Cruz Roja en esa localidad del Este de Bosnia, a apenas 40 kilómetros de la frontera con Serbia.

CRUZANDO EL RÍO

Todos, asegura Djedovic, han llegado a Bosnia desde campos de acogida en Serbia, tras cruzar el río Drina que corre fronterizo entre los dos países.

Durante el estado de emergencia, entre el 15 de marzo y el 6 de mayo, Serbia acogía a unos 9.000 refugiados y migrantes, recluidos en los centros de acogida.

Durante esas semanas, el refuerzo de la vigilancia en las fronteras redujo a casi cero las entradas al país.

Desde el fin de las restricciones, unos 2.000 migrantes han abandonado el país y los que siguen en Serbia sólo pueden salir de los centros de acogida con un permiso de la Policía.

BOSNIA ESPERA MÁS REFUGIADOS

En los últimos diez días la Policía fronteriza bosnia ha impedido la entrada desde Serbia a unas 270 personas.

Ahora, sin embargo, las autoridades esperan más llegadas a través de las dos rutas que cruzan desde Serbia.

Una pasa por la ciudad de Zvornik, en la misma línea fronteriza, en la que los traficantes de personas embarcan a los refugiados en furgonetas que los transportan hasta unos 20 kilómetros en suelo bosnio, desde donde siguen a pie.

SIN DINERO, NO SE PASA

«Sólo pasan quienes tienen dinero. Nos cuentan que pagan entre 100 y 300 euros por persona para que los transporten, primero en botes, durante la noche», explica a Efe un voluntario que se dedica a ayudar a los refugiados, y que pide no ser identificado.

Otra ruta cercana, más concurrida, pasa por el pueblo de Kozluk, donde el río tiene apenas 50 metros de ancho y las aguas bajan tranquilas.

La ruta cruza diez kilómetros de bosque, zonas cercanas a campos de minas y alcanza por fin Kalesija.

DE PAKISTÁN A ITALIA

«He estado en Turquía, Grecia, Macedonia y Serbia. Voy a Italia, donde tengo familia y donde quiero buscar un buen trabajo», dice a Efe Hamza, un inmigrante paquistaní de 30 años que tardó dos meses en llegar a Bosnia.

Desde Kalesija, los refugiados siguen a pie y son desviados por la Policía hacia Sarajevo, a unos 100 kilómetros, y Bihac, a 300, donde hay centros de refugiados.

La mayoría de los 8.000 refugiados y migrantes que están ahora en Bosnia se concentran en el noroeste del país, desde donde tratan de entrar en Croacia y en la Unión Europea (UE).

La Policía croata ha sido acusada por diferentes organizaciones humanitarias de rechazar violentamente a los migrantes irregulares, algo que niegan las autoridades del país.

El Gobierno bosnio ha anunciado que va a cambiar su política y tomar una estrategia «disuasoria» para que los migrantes se lo piensen antes de entrar en el país: la deportación a sus países de origen.

«No permitiremos que Bosnia-Herzegovina sea un depósito para migrantes», ha advertido el ministro bosnio de Seguridad, Fahrudin Radoncic, quien ha pedido a la UE más coordinación en las políticas migratorias.