Washington – Desde hace cuatro meses, los días cuentan para miles de «soñadores» cuya permanencia en el país depende del Tribunal Supremo, pero mientras ello sucede, Pamela Chomba recomienda a quienes como ella han sido beneficiados por este programa mantenerse informados y no dejar de presentar su solicitud de renovación.
«Lo que uno siempre debe saber es que siguen aceptando renovaciones y por favor que renueven», declaró a Efe esta joven que, a sus 30 años, es directora de las campañas estatales de inmigración de FWD.us, una asociación creada por líderes tecnológicos partidarios de una nueva política migratoria.
Su llamado no es sin fundamento. Cifras difundidas en octubre del año pasado por el Center for American Progress advertían que a finales de septiembre de 2019, solo el 27 % y el 14 % de los beneficiarios del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en inglés) cuyos permisos vencían en enero y febrero de este año habían presentado su pedido de renovación.
Entre los factores que citaban entonces que podían haber contribuido a que los «soñadores» postergaran sus solicitudes estaba el costo de la renovación, el miedo a proporcionar información al Gobierno y la incertidumbre sobre el futuro de DACA.
DISTINTAS OPCIONES
Chomba explicó que quienes se abstienen de presentar su aplicación debido al costo, que es de 495 dólares, pueden realizar una campaña en la plataforma de microfinanciación colectiva GoFundMe.
El Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) ha indicado en su web que, debido a órdenes de las cortes federales, ha reanudado la aceptación de peticiones para renovar de DACA (que viene junto a un permiso de trabajo que expira a los dos años), pero aclara que no recibe solicitudes de personas «a quienes nunca antes se les había otorgado».
«Yo he dado el mensaje de que uno tiene que hacerlo lo más pronto posible», agregó esta activista, quien consideró que, más que miedo, los «soñadores» pueden verse afectados por «el no saber qué va a pasar».
«Yo me tuve que sentar conmigo misma, con mi familia y ponerme las pilas. No iba a dejar que el miedo me agarre y me inmovilice, tenía que hacer algo, porque sabía que seguían aceptando renovaciones, tenía que tomar ese paso», relató Chomba sobre su propia experiencia de presentar su renovación el mes pasado.
SI NECESITA, BUSQUE AYUDA
Chomba, quien se graduó de historia, carrera en la que cursó estudios en ciencias políticas, filosofía y sobre mujer, admite que decidió buscar ayuda para sobrellevar la presión que suponía su estatus migratorio.
«Puedo sobrevivir a este momento porque busqué ayuda personal. Yo tengo una terapeuta y desde el 2017, cuando el presidente (Donald) Trump tomó la oficina en la Casa Blanca, me di cuenta de que no solamente tenía que poner todo mi empuje y todas mis fuerzas en el trabajo que hago -yo dirijo campañas estatales para legislación de inmigración- también yo sabía que necesitaba de mucha energía mental», dijo.
Esta ayuda, aseguró, la ha permitido sentirse más segura de sí misma.
«Cada semana voy y hablo con mi terapeuta sobre lo que pasa a fondo, sobre cómo mi vida de ser indocumentada o de tener DACA pudo afectar mi vida social», confesó y además señala que con esto ha logrado alcanzar metas pequeñas y grandes.
UNA HISTORIA QUE INSPIRA
La de Chomba en sí misma es una historia de lucha en Estados Unidos, adonde llegó en 2001 desde Perú.
Hoy vive en Washington, ciudad que visitó en uno de los primeros viajes que hizo después de establecerse inicialmente en Nueva Jersey.
«Yo nací en la capital, me crié en Lima y entonces cuando piensas en Washington, piensas ‘wow, aquí se toman decisiones'», rememoró de esa visita, aunque también admite que su decisión de trasladarse a esta ciudad tuvo que ver con su gusto por la política.
«Sabía que una de mis paradas en la vida iba a ser en Washington, porque es parte del futuro que no sabía que estaba escrito y del futuro para mí y para mi familia», indicó.