Immigration rights activists celebrate the US Supreme Court decision to reject efforts to dismantle the DACA 'Dreamers' program in Los Angeles, California USA. EFE/EPA/EUGENE GARCIA

Los Ángeles – El fallo del Tribunal Supremo de mantener el programa de Acción Diferida (DACA) en vigor provocó en el mexicano “soñador” Josué Tayoud una sensación de alivio y incredulidad que, poco después, se convirtió en la esperanza de poder viajar con permiso temporal a su querido Yucatán (México) luego de casi 20 años de su llegada a Estados Unidos.

Esa podrá ser una de las varias ventajas para los beneficiarios de DACA de la decisión de la máxima instancia judicial, que optó este jueves por defender a los “soñadores” ante la intención del presidente estadounidense, Donald Trump, de terminar con el programa de amparo, pese a la mayoría conservadora de la corte.

Así, la inesperada resolución del Supremo reavivó las ilusiones de futuro de cerca de 650.000 jóvenes inmigrantes llegados al país ilegalmente de la mano de sus padres cuando eran pequeños.

VISITAR EL PAÍS DE ORIGEN, UN ANHELO MÁS CERCANO

Dos décadas han pasado desde que Tayoud pisó por última vez Yucatán, Edison Suasnavas se despidió de Ecuador y Marissa Molina dijo adiós a su lugar de nacimiento, Chihuahua (México).

“No he podido ir a Ecuador desde que llegué, hace 21 años. Si ahora vuelven a dar un permiso de viaje, me encantaría hacerlo: tengo abuelos que no he visto en todo este tiempo y quiero, por lo menos, verlos una vez más en vida”, explica a Efe un emocionado Suasnavas, que vive actualmente en Saratoga Springs, en el estado de Utah.

La misma situación han vivido los mexicanos Tayoud y Molina, también “soñadores”, el término acuñado en EE.UU. para referirse a estos jóvenes indocumentados protegidos de la deportación por el amparo migratorio que promulgó el expresidente Barack Obama (2009-2017) hace ocho años.

Todos ellos, sin embargo, esperarán a que las directrices del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) sean totalmente claras respecto a la garantía de regreso a Estados Unidos.

De hecho, Molina, de 28 años, dice no sentirse “confiada” de salir del país “hasta que haya una Administración de la que haya certidumbre de cómo van a actuar sus agencias federales de inmigración”.

“Tenemos que ir con mucha cautela, sabemos que Trump puede cambiar de la noche a la mañana y nosotros quedarnos fuera del país pese a tener el documento para poder viajar”, comenta la mexicana residente en Denver (Colorado, EE.UU.).

De hecho, el presidente estadounidense, Donald Trump, no se da por vencido y este viernes anunció en un mensaje por Twitter de que «en breve» enviará «documentos mejorados» al Supremo para conseguir la revocación del programa.

GARANTÍAS EN EL FUTURO PRÓXIMO

La primera reacción de los tres “soñadores” fueron lágrimas de emoción ante un fallo “totalmente inesperado”.

“No lo podía creer, muchos pensábamos que la decisión iba a ser contraria a nosotros. Es un gran alivio de cara al futuro cercano”, asegura en declaraciones a Efe Tayoud, un enfermero de 36 años que trabaja en un hospital de El Paso, en la frontera de Texas con México.

Suasnavas va un paso más allá y se atreve incluso a augurar que podrá estar tranquilo durante los próximos “dos o tres años”, según sus cálculos, gracias a la decisión del Supremo.

Eso no significa, no obstante, que los soñadores “seguirán luchando, compartiendo sus historias y alzando su voz”.

El ecuatoriano piensa además que “Dios está también del lado de los ‘soñadores’”, una sensación que le genera una mayor certidumbre.

BATALLA GANADA EN UNA GUERRA DE LARGA DATA

En sus relatos a Efe, los “soñadores” se refieren al fallo del Supremo como “una batalla ganada” dentro de la guerra por permanecer en un país que consideran su casa.

El argot bélico se repite en cada una de las entrevistas, algo que denota la ansiedad y el desgaste que la situación de limbo legal de los últimos casi cuatro años ha generado en cientos de miles de jóvenes indocumentados, desde que Trump anunció el fin del programa.

“Sé que todavía no hemos ganado la guerra, pero la victoria en la batalla de ayer fue espectacular; tenemos que seguir luchando”, insiste Suasnavas, científico de profesión.

El ecuatoriano rememora que este conflicto se inició en el 2000, cuando los senadores Dick Durbin y Orrin Hatch presentaron la “Ley del Sueño” (“Dream Act”), que no tuvo éxito entonces.

“La guerra la venceremos cuando nos dejen quedar permanentemente en Estados Unidos”, argumenta, confiado, Suasnavas.

LA REIVINDICACIÓN INALTERABLE

De cara al futuro, Molina, Tayoud y Suasnavas tienen claro que sus posibilidades de estar “finalmente tranquilos” pasan porque el Congreso apruebe una ley bipartidista que permita a los “soñadores” quedarse en el país sin miedo a ser deportados.

Esta legislación ha sido la reivindicación inalterable en los últimos años de organizaciones de protección de los derechos de los inmigrantes, que continuarán a partir de ahora con la “buena noticia” del respaldo del Supremo al programa migratorio.

“DACA nos abrió las puertas al mundo laboral y académico de Estados Unidos. Ahora, tenemos el derecho de quedarnos aquí, en nuestro país, porque nosotros también somos estadounidenses”, reivindica Tayoud, que gracias al Supremo podrá seguir soñando.