Sao Paulo – «Nos falta coordinación, los bolivianos están muy unidos, pero nosotros los venezolanos no somos así», lamenta la venezolana Oliuska Arboleda, una de los miles de exiliados que se refugian en Brasil a la espera de que el Gobierno de Nicolás Maduro caiga.
Arboleda, estudiante de ciencias políticas de 19 años emigrada a Sao Paulo, es una de las venezolanas que llegó a la mayor ciudad latinoamericana gracias al programa Operación Acogida, coordinado por la ONU y que este mes de abril cumplió un año de funcionamiento.
La joven, que llegó junto a su esposo, su hijo y dos hermanos, espera conseguir trabajo, como lo hizo su marido en un laboratorio óptico.
No obstante, lamenta la falta de unión entre los inmigrantes venezolanos y teme que los niños que nacen o desde muy pequeños se crían en Brasil puedan «perder» los lazos culturales con Venezuela.
Salieron del país por falta de «comida y condiciones para seguir estudiando», refirió en declaraciones a Efe.
De acuerdo con la Policía Federal, en 2017 ingresaron en Brasil cerca de 70.000 venezolanos y para 2018 el número aumentó a 130.000, de los cuales 96.000 pidieron regularizar su situación.
La cifra puede ser mayor con los que ingresan ilegales o están de tránsito para seguir a Argentina, Uruguay, Paraguay o Chile.
La mayoría de los venezolanos entran por el estado brasileño de Roraima -fronterizo con Venezuela-, haciendo un registro previo en la ciudad Pacaraima.
Después, la Operación Acogida coordina su reubicación en otras zonas de Brasil. Hasta marzo último, recolocó a 5.482 venezolanos, siendo los estados de Río Grande do Sul (18,4 %), Sao Paulo (16,2 %) y Paraná (10,3 %) -en las pujantes regiones Sur y Sudeste- los que más inmigrantes recibieron.
También desde la ciudad de Sao Paulo contó su experiencia el ebanista Eduardo Marrero, de 36 años y quien estudiaba administración.
Como muchos de sus compatriotas, aseveró que volverá «inmediatamente» a su país si cae el régimen del presidente Maduro.
«Pienso que una de las salidas es que los escenarios cambien en la parte militar», expresó a Efe Marrero, para quien «de producirse el cambio, retornaría a Venezuela».
«Tenemos que agradecerle mucho a Brasil, pero Venezuela es mi país y tengo fe y esperanza en el cambio», resumió.
El padre Paolo Parise, de la Misión de Paz, está al frente del albergue que recibe a inmigrantes en Sao Paulo, muchos de ellos venezolanos.
«Los haitianos tienen más histórico de emigración, mientras que los venezolanos siempre fueron un pueblo que recibía inmigrantes, y ahora fueron forzados a salir» de su país, comentó a Efe Parise, al comparar los dos principales flujos migratorios en el país en los últimos cinco años.
Ahora, con los venezolanos, «hay más diálogo y coordinación» entre los Gobiernos y los «diversos actores», con una planificación más detalladas del itinerario y acciones dentro de Brasil.
«El gran desafío es pensar después de la llegada, en el proceso de inserción, aprendizaje del idioma, encontrarles empleo», resaltó Parise, para quien la llegada a la mayor ciudad del país debe ser vista como una «etapa» del proceso de reubicación y no como una «solución definitiva» de los venezolanos acogidos en Brasil.
No obstante, «la coyuntura económica de Brasil es más complicada (que en la época del flujo de haitianos), hay más desempleo, y el peligro en la percepción de los brasileños es que los venezolanos pueden quitarles puestos de trabajo, porque muchos incluso tienen título profesional», añadió.
Desde Roraima, Yssyssay Rodrigues, coordinadora de Proyecto de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU en el estado fronterizo de Roraima, explicó a Efe que existen cuatro modalidades contempladas por el programa.
Se trata de reubicaciones de un albergue a otro dentro del país; reunión familiar, en la que el programa facilita el pasaje aéreo nacional hasta donde se encuentran los familiares; por trabajo, con ofertas coordinadas por el Ejército, y a través de la sociedad civil en acciones específicas como la de acogida por particulares.
Además de los 303 pasajes aéreos pagados por la OIM, la Fuerza Área Brasileña facilitó en el último año 39 vuelos chárter para el transporte de los venezolanos desde Boa Vista hacia 52 municipios en 16 estados del país.
El perfil de los venezolanos que llegan a Brasil responde a personas de entre 20 y 40 años, el 55,7 % son hombres y un 81 % son casados o con pareja.