Berlín – El seleccionador alemán, estando ya un poco contra la pared, apostó por mantener ante Portugal el mismo sistema y los mismos jugadores de la derrota ante Francia, pese a que los críticos pedían a gritos que hiciera cambios.

Löw, y lo advirtió un día antes, decía que había que mejorar cosas pero que eso se podía hacer dentro del mismo sistema -un 3-4-3- y con los mismos jugadores.

El sistema lo convencía, con Robin Gosens y Joshua Kimmich incorporándose al ataque ganando los espacios libres en las bandas, y si algo que había que mejorar era mostrar más decisión en el último tercio. No volver a tocar el balón hacia atrás en momentos claves sino procurar ponerlo en el área.

Desde antes de la Eurocopa Löw se había decantado por ese esquema, aunque siempre insiste en que se puede variar, y él no es un hombre de cambios súbitos motivados por las circunstancias.

Un giro hacia un 4-3-3, o hacia el 4-2-3-1 que suele jugar en el Bayern, era visto como improbable por los críticos más acérrimos que esperaban que Löw se mantuviera en lo suyo y vaticinaban una nueva derrota.

Si no se cambiaba el esquema, había que hacer cambios de jugadores, pedían otros.

Lo más solicitado era que Leroy Sané entrase al equipo, lo que hubiera implicado sacar a Kai Havertz puesto que Thomas Müller y Serge Gnabry tienden a ser intocables.

Ante Portugal, el sistema, con Kimmich y Gosens sacando lo máximo de su posición, fue una de las claves del triunfo. Cada uno de los dos carrileros estuvo involucrado directamente en tres de las cuatro jugadas de gol.

Uno de los goles fue una co-producción, centro de Kimmich y cabezazo de Gosens en el segundo poste. Y Havertz, el que debía salir, también estuvo metido de algún modo en tres de los goles.

Otra de las propuestas, desplazar a Kimmich al centro donde se siente mejor, implicaba el ingreso al equipo de Lukas Klostermann, que se lesionó en un entrenamiento, o adelantar la posición de Mathias Ginter.

Parecía que todo el que escribiera sobre fútbol en Alemania tenía en la cabeza cambios posibles para el partido contra Portugal. El único que no parecía preocuparse mucho acerca de qué cambios hacer era Löw, el único que podía hacerlos.

No hacer cambios en el sistema y no necesariamente cambios personales, era su divisa. La clave, según él, estaba en otra parte y hablaba de «modificaciones tácticas», de más riesgo cerca del área. Y el equipo pareció entenderlo.

Sin duda, pese al desempeño y la clara victoria, sigue habiendo asignaturas pendientes. Los dos goles de Portugal, uno en un contragolpe generado a partir de un saque de esquina a favor de Alemania y otro en una situación con balón parado, dejan algunas interrogantes.

Löw, en su último torneo al frente de la selección, lo sabe y algo tratará de inventar para resolver ciertas carencias defensivas, que también se vieron en el partido ante Francia.

Ahora espera Hungría, sin que Alemania tenga todavía la clasificación segura. Los húngaros mostraron con el empate ante Francia que están en condiciones de incordiar y pueden ser peligrosos.

Habrá que esperar también noticias de la enfermería en los próximos días. Varios jugadores salieron tocados -Gosens con problemas de abductores, Mats Hummels con molestias en una rodilla, Ilkay Gündogan con molestias en los gemelos- aunque Löw ha dicho que no parece haber motivo de preocupación.

Sin embargo, es posible que haga algún cambio ante Hungría para regular el esfuerzo. Ante Portugal reapareció Leon Goretzka después de una larga pausa por una lesión muscular. Tuvo una ocasión de gol. Podría ser una alternativa. (ag)