Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Jorge Sierra) – “Las únicas balas que he disparado son las gritadas de goles o paradas de porteros. Nunca fui bueno para las armas porque son para matar, eso sí, cuando era niño quemaba cohetillos”. Así empezó el ameno diálogo con el periodista Luis Edgardo “El Escopeta” Vallejo Hernández.

Considerado una de las leyendas del micrófono por su versatilidad para encabezar altos cargos en prensa general y el campo deportivo de forma simultánea, el comunicador con medio siglo de ejercicio periodístico contó retazos de su vida en una conversación franca y sin rodeos.

El ingeniero Luis Edgardo Vallejo tiene su ombligo enterrado en El Corpus, Choluteca, donde abrió los ojos al mundo un 16 de enero de 1948 -hace 73 años- y de aquella época recuerda con especial agrado las familias italianas, españolas e inglesas que se asentaron en la zona del sur de Honduras.

Denovan Galicia, Rafael Lazzari, Daniel Dávila, Luis Edgardo Vallejo, Chelato Uclés, Diógenes Cruz, Dalberto Reyes y Tomás Vindel.

Hijo del matrimonio que formaron Fabián Vallejo Rueda y Cecilia Hernández, ambos ya fallecidos, el entrevistado nos comentó que él es padre de cinco hijos.

Sobre su niñez, desglosó que “los oriundos europeos llegaron por la famosa mina de Clavo Rico, desde donde se extraían pepitas de oro del tamaño de un tamarindo y que son famosas en el sur del país. Fue así como la explotación minera se asentó ahí, además del traslado de costumbres que yo mismo las aprendí como el gusto por la comida gourmet, los vinos, aceitunas, jamones serranos, entre muchas otras”, relató.

Una foto del álbum familiar de Vallejo.

Rememoró que, por aquellos tiempos en los primeros años, a eso de las 10 de la mañana a los menores (4 a 5 años) les daban una copita de vino con la merienda. “Alguna gente se molestaba, pero los italianos y los españoles explicaban por qué lo hacían y decían que era para que la persona se acostumbrara desde pequeño a tomar un poquito de licor y que no se volviera un enfermo alcohólico en la edad adulta. Así pues, tomábamos una copita de vino y cuando los barriles de vino se acababan y no habían llegado los nuevos de Europa, entonces hacían la combinación de una cerveza Imperial con un poco de Pepsi Cola”, evocó con agrado.

Apasionado por el fútbol y el béisbol, recordó que desde muy joven creció escuchando a grandes de la narración como Dalmiro Caballero, Nahúm Valladares, Germán Márquez, entre otras voces de México, El Salvador y Guatemala. “Desde ese momento nació mi pasión por la narración”, dijo.

Su llegada a Tegucigalpa

Su traslado a Tegucigalpa se produjo cuando ocurrió el golpe de Estado contra Ramón Villeda Morales en 1963. En la capital la hizo de “mil usos”, trabajó de carpintero, mesero, cocinero, administrador, abastecedor y hasta de vendedor de ostras.

Siempre soñó con ser narrador de partidos de fútbol, profesión que abrazó desde pequeño cuando se subía a los árboles para narrar encuentros deportivos en su natal El Corpus.

Incursionó en Radiopolis el 20 de mayo de 1968 y luego en Unión Radio a través de Esdras Omar Mendoza, quien lo apadrinó para que lograra un empleo en la emisora.

Una fotografía del staff de HRN en 1973, donde tuvo un paso fugaz.

“El Escopeta” Vallejo hizo un periplo por varias radioemisoras hasta que llegó a radio Católica “La Voz de Suyapa”, amenizando programas musicales y leyendo servicios sociales.

“Después se fue Salvador Nasralla a estudiar a Chile y ocupé el puesto de narrador en Radio Católica, y así empecé a narrar, hasta que una vez que transmitía desde Choluteca me escuchó Rodrigo Wong Arévalo en Radio América y me llamó para que fuera a trabajar con él”, citó.

Rodrigo Wong Arévalo, Luis Edgardo Vallejo y Hermes “Mito” Bertrand Anduray.

Así empezó el idilio entre “El Escopeta” Vallejo y Radio América, que duró casi 50 años en dos etapas: llegó en 1969-1972 y 1974-2019. Los dos años que dejó la radio (1972-1974) se fue a la competencia, la HRN, para coordinar la “Prensa del Aire” y programas deportivos junto a los hermanos Diógenes y Servando Cruz.

Soñó ser médico, estudió ingeniería y ejerció periodismo

A renglón seguido, Luis Edgardo Vallejo contó que soñó con ser médico, pero egresó de ingeniería y se desempeñó y aún lo hace como periodista.

“Soy egresado de ingeniería civil, pero no hice mi examen general. A mí realmente me encantó la ingeniería, aunque mi primera opción de estudio siempre fue medicina, sin embargo, esta carrera era muy complicada porque no podía costeármela, fue así que estudié ingeniería y no me arrepiento. Fue la carrera que me formó de una manera extraordinaria e incluso logré trabajar en el SANAA como diseñador de acueductos para las colonias pobres de Tegucigalpa”, recordó.

Consultado sobre el mote de “El Escopeta”, refirió que estaba en México en unas transmisiones deportivas junto a Hermes Bertrand Anduray y fue éste quien lo bautizó con ese apodo.

Deportes y prensa general

Sobre esa versatilidad para dirigir espacios informativos de prensa general y a la vez de deportes, recordó que cuando Honduras disputaba la final de la Copa Oro contra Estados Unidos en 1991, recibió una llamada de Miguel Andonie Fernández para comunicarle que se viniera inmediatamente porque Armando Arévalo había renunciado de la coordinación de los espacios informativos.

“Me dijo que tenía que hacerme cargo de los noticieros porque Armando Arévalo había renunciado, entonces le dije que no podía regresarme porque se jugaba la final, a lo que respondió: ‘Pues mire a ver cómo hace, pero cuando salga del estadio hágalo para el aeropuerto y busque un vuelo y se viene’… Pues dicho y hecho me fui con las maletas hechas del hotel al estadio, terminamos la transmisión, nos ganaron en los penales, al final pude salir en un vuelo de madrugada, desde ese entonces me hice cargo de los noticieros de la radio y llevaba las dos batutas: era director de deportes y de prensa al mismo tiempo”, narró.

Con César Quezada, Renato Álvarez, Pelé, Denovan Galicia, Diógenes Cruz y Carlos Griss en México 1986.

Remarcó que el gusto por el deporte nunca lo perdió, a pesar de dirigir los espacios de prensa general en Radio América. “Adoro el fútbol y paso orgulloso que a pesar de los pocos recursos que tenemos hemos logrado bastante como país”, indicó.

El gol de Pecho…

Vallejo ha tenido la oportunidad de acudir a importantes gestas deportivas como Mundiales de Fútbol, Juegos Olímpicos, Copas de Oro, Juegos Centroamericanos y otros eventos trascendentes.

Sin embargo, reveló que una de las más grandes satisfacciones fue gritar el gol de Héctor “Pecho de Águila” Zelaya en el mundial de España 1982.

“Estaba en las graderías del Estadio Luis Casanova (Valencia), nosotros en la radio no teníamos los derechos de transmisión, pero yo no me aguanté y lo narré desde la gradería vía teletipo, gracias a Dios no tuvimos problemas… al final fue un golazo de Pecho que no lo vamos a olvidar nunca”, describió.

Con el comandante Diógenes Cruz García.

Todas estas coberturas deportivas sin menoscabo de las citas mundiales con la prensa en general.

A la par también le ha tocado cubrir fenómenos naturales como los devastadores huracanes Fifí y Mitch, así como terremotos en México, Nicaragua y El Salvador. Asimismo, cumbres globales y regionales, además de sucesos políticos y conflictos sociales.

Épica transmisión de 1976 en Puerto Rico

El entrevistado narró que en Puerto Rico en 1976 Honduras clasificó por primera vez a una copa del mundo (Túnez 1977) y que esa selección juvenil sería la base para la selección que acudió al mundial de adultos en España 1982.

A esa selección que acudió al premundial de Puerto Rico en 1976 -recuerda Vallejo- nadie le apostaba nada, a excepción de Radio América que decidió comprar los derechos exclusivos para transmitir los partidos.

“Cuando la selección de Honduras empieza a ganar, principian los demás medios de la competencia a querer comprar los derechos, pero no se pudo porque nosotros los teníamos exclusivos”, recordó.

Con notables compañeros de la prensa deportiva hondureña.

Llegó el 2 de octubre de 1976 y en uno de los duelos de semifinales se enfrentaron Honduras-EEUU para definir uno de los clasificados al mundial Sub-20 Túnez 1977.

La escuadra catracha jugaba en el Estadio Contry Club que se ubicaba lejos de San Juan, Puerto Rico, donde se habían disputado los partidos de Honduras, por lo que ahí estaban instaladas todas las líneas de transmisión instaladas por Radio América.

Tras una torrencial lluvia el juego de semifinales entre Honduras-EEUU se canceló para el día siguiente y se pasó para el Estadio Sixto Escobar en San Juan, Puerto Rico. “Se me fue el alma porque las líneas de transmisión ya las habíamos quitado, ¿y qué hacíamos para poder transmitir ese partido?”, rememoró.

Fue así como Luis Edgardo Vallejo se contactó con unos amigos que tenían una ferretería en San Juan y a eso de las 10:00 de la noche fueron a traer el cable para instalarlo en el estadio y con ello garantizar la transmisión del día siguiente.

A la par del gran Guillermo Castellanos Enamorado y otros amigos.

“Lo que hice fue llamar a Jorge Reinaldo Amador, que trabajaba en Radio América en ese tiempo y que era el que hacía la producción del espacio ‘El Minuto’. Le comenté el problema que teníamos, le dije que se quedara hasta que lograra tirar el cable. Estaba cayendo un aguacero terrible esa noche, pero eso no impidió que comenzáramos a tirar el cable poste por poste hasta llegar al Estadio Sixto Escobar. Cuando terminamos de ponerlo eran como las 4:00 de la mañana y de ahí hago las cruces, uno los cables, pongo el aparato, conecto el micrófono y empiezo a hacer las pruebas y oigo como que me estaban llamando del cielo que me contesta Jorge Reinaldo Amador para decirme que estaba perfecta la señal”, detalló.

El ingeniero Vallejo se fue al hotel para cambiarse de ropa porque estaba empapado y le dijo a su acompañante Rolando Ramos del Valle: “me despierta en media hora y así fue, nos levantamos, nos fuimos y a las7:00 de la mañana estábamos empezando la transmisión para toda Honduras”.

En el partido, Honduras derrotó 1-0 a EE. UU. y se clasificó para el mundial de Tunes 1977.

Marcaron su carrera

El ingeniero Luis Edgardo Vallejo no olvida a grandes comunicadores que fueron fundamentales en su carrera periodística, entre los que mencionó a Rodrigo Wong Arévalo, Antonio Mazariegos Velasco, Hermes Bertrand Anduray, Diógenes Cruz García (uno de sus mejores amigos, pese a ser de la competencia profesional).

“En la época vieja tuve muchos compañeros, periodistas de alto nivel que los calificó como mis maestros de oro porque me enseñaron, me regañaron y me coscorronearon”, citó con aprecio.

Recibió el premio Álvaro Contreras en 2001.

Mientras, en la etapa moderna no se atrevió a mencionar nombres de grandes compañeros que influyeron en el ejercicio de la profesión porque son muchos y no quiso olvidar a alguien.

Riesgos y retos de la profesión

El veterano comunicador compartió que han sido varios los momentos en que puso en riesgo su vida en el ejercicio de la profesión.

Para el caso, en la guerra civil en Nicaragua “nos bombardearon el Ejército de Somoza cuando estaba entrevistando al comandante Jonathan en la zona sur del país. Me había pasado el río en la noche para entrar al otro lado porque no se podía pasar por la frontera común y al día siguiente que entrevistaba el comandante, pasaron los aviones bombardeando, pero inmediatamente los sandinistas me cubrieron en un hueco que tenían en unos grandes peñascos”.

Continuó: “Fue un momento sumamente difícil que me dio bastante miedo, pero al final me salió bien porque hice la entrevista con el bombardeo transmitido por la radio y estuvo muy interesante todo”.

Una de sus visitas a la Casa Blanca en EEUU.

Sobre la libertad de expresión en Honduras, refirió que sí la hay, aunque “a veces lo que no tenemos son periodistas libres”.

Interpretó que la libertad de expresión llega hasta donde los periodistas quieren que llegue. “De nosotros depende mucho la libertad de expresión, pero es cierto hay momentos difíciles, en donde esta es truncada, pero es por eventos o situaciones políticas sociales que pasan en los países”, estimó.

Puntualizó que “nunca he escuchado que en un país donde no existe la libertad de expresión se digan las cosas que se dicen en Honduras”.

Con el expresidente Ricardo Maduro.

Reveló que más que ejercer la docencia en el campo periodístico, le hubiera gustado compartir sus vivencias con las nuevas generaciones de comunicadores.

“A los colegas les digo que esta es una carrera de sacrificios. El periodismo no es ir ocho horas al trabajo y a mediodía cerrar la pulpería y ponerse a almorzar. Es una profesión muy sacrificada y muy mal remunerada, desgraciadamente quien hace el billete en esto son los dueños de los medios”, analizó.

Dijo que ha pensado escribir sus vivencias en un libro, pero la pandemia vino a dar al traste en esos proyectos, aunque conserva la esperanza de hacerlo en algún momento.

También se codeó con Fidel Castro (QEPD). Aparece junto al expresidente Carlos Flores y sus colegas: Julio César Marín, Mayra Navarro, Raúl Valladares y Edgardo Melgar.

Reconoció que, aunque su vida ha estado marcada de premios y reconocimientos por su trayectoria, como es el caso del premio nacional de periodismo Álvaro Contreras en 2001. “Uno se siente honrado por los galardones, pero a veces eso de recibir premios provoca la molestia de otros colegas y empiezan a decir cosas fuera de contexto”, lamentó.

Entre los retos del periodismo, mencionó que se debe trabajar para que las “Fake News” no dominen el panorama informativo del país. “Apelamos al periodismo serio y responsable, con la visión puesta en servir a la patria”, reforzó.

Con el expresidente argentino Carlos Menem.

Luis Edgardo Vallejo pausó su relato para finiquitar un mensaje: “A las nuevas generaciones de periodistas les pido que lean bastante, que se instruyan, prepárense para tener buena ortografía y acceder a las cosas simples de la vida. No tengan empacho en consultar con la gente que sabe”.

Con esa reflexión se despidió “El Escopeta”, quien tiene muchas balas de salva para seguir disparando por la vida. Que no se apague el micrófono porque la voz de Vallejo sigue intacta a la espera de narrar otro gol hondureño en un mundial o lanzar el grito de independencia de esta patria que lo vio nacer. (JS)