Tegucigalpa – “Desde los 14 años me tocó salir de mi pueblo, es que yo sentía que no había oportunidad para mí, porque siempre he tenido deseos de superarme”, comenzó a relatar en una amplia conversación con Proceso Digital, el periodista Luis Carlos Hernández Oliva de 29 años.
Hernández es un comunicador social, egresado de la carrera de Periodismo (2018) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), quien labora en la Secretaría de Educación y que, pese a sus limitantes visuales, trata de cumplir a cabalidad sus responsabilidades laborales.
Luis padece de una enfermedad llamada “Retinosis Pigmentaria”, (RP), que es un grupo de desórdenes genéticos que afectan la capacidad de la retina para responder a la luz, es un padecimiento hereditario que causa la pérdida lenta de la visión. Sin embargo, en general no quedan completamente a ciegas.
Este malestar actualmente es la principal causa de ceguera en adultos, no tiene cura hasta la fecha. Se estima que al menos 1.5 millones de personas padecen de esta enfermedad en el mundo y su incidencia sería de una persona por cada cuatro mil y en Honduras son muy pocos los casos registrados, aunque por la estadística global se asumiría que más de 2 mil compatriotas padecen dicho mal.
Eva María Oliva, es la madre de este dedicado periodista, así como de cuatro hermanos más: Irvin, Cristian, Jenny y Fabiola, todos de apellido Hernández, quienes también han seguido los pasos de Luis, planteándose y generándose oportunidades que les ayuden a superarse.
Luis Carlos junto a dos de sus amigas colegas periodistas el día de su graduación.
Desafíos, metas y oportunidades
Luis se describe como un profesional con hambre de más éxito, pese a que en ocasiones se sintió excluido de la sociedad, pero hoy expresa que “esos pensamientos son parte del pasado” y con alegría confiesa, con suficiente fundamento, que sus debilidades lo hicieron una persona luchadora y agrega que ”ahora soy alguien que puede hacerse valer por sí solo”.
Reconoció que en ocasiones hubo gente que quiso minimizarlo. “Esas cosas son normales no por mi discapacidad, sino porque todas las personas pasamos por situaciones así, pero aprendí que uno jamás debe doblegarse frente a situaciones de esa naturaleza, todos somos iguales y en nuestro caso, nunca queremos dar lastima, sino servir a la sociedad”, argumentó.
Refirió que la universidad fue siempre un desafió, porque el tema de inclusión para personas con discapacidad no es prioritario en estos tiempos; sin embargo recuerda que los catedráticos fueron muy profesionales en la impartición de sus clases, ya que pese a sus limitaciones, ha creído en sus capacidades. “Afortunadamente siento que cada día es una oportunidad para mí”, acotó.
Luis Carlos aprovecha cada momento de su vida realizando actividades con jóvenes.
Pude ser un humano frustrado
Luis, es originario de una humilde comunidad, llamada Toro Muerto, San Esteban, en el departamento de Olancho y relata que “allá quedaron mis hermanos y mi familia (2005), mi padre – Luis Ramón Hernández- me acompañó en mi viaje o aventura en la capital, donde tuve que realizar la primaria en la Escuela para Ciegos Pilar Salinas”.
“De la infancia me queda el recuerdo de una niñez bonita y en familia; en un hogar que me inspiró a luchar por mis sueños, pero que en el fondo puede hacer de la frustración un pasado que hoy me recuerda que he logrado avanzar en mi vida, pude haberme quedado frustrado en mi pueblo, pero la vida me dio oportunidades que disfruto junto a mi familia”, comentó.
Añade que cuando estaba pequeño, podía distinguir algunos colores, pero con el tiempo ha ido perdiendo capacidad, ahora solo puede distinguir la claridad de la oscuridad. Al venirse a Tegucigalpa, sus hermanos también lo hicieron para superarse, ya que estando en el pueblo, sería muy difícil, porque no hay muchas oportunidades.
Luis Carlos es un joven profesional que lucha por salir adelante y demuestra que su discapacidad no es un obstáculo.
Costosa adaptación
La educación en la Escuela para Ciegos Pilar Salinas, está orientada a la capacitación de profesores, padres de familia, autoridades de centros educativos y estudiantes, para que sepan cómo educar a una persona con discapacidad en las aulas de clases.
De igual manera, el centro educativo pretende apoyar pedagógicamente, además de realizar visitas domiciliarias para evaluar la evolución de los estudiantes y la detección de enfermedades visuales a temprana edad.
Luis contó que adaptarse a Tegucigalpa, no fue una tarea fácil, ya que hubo momentos en que pensó en regresarse con su padre para Olancho, sin embargo, admitió que, en la Escuela Pilar Salinas, hubo un trato agradable que lo incentivó a continuar con su deseo de superación.
Su don de servir es otra de las virtudes de Luis Carlos.
No puedo llevar una vida normal
“En mi condición poco podría haber ayudado a mi papá, él se dedica a labores campesinas en el pueblo, no tenían ninguna posibilidad de incorporarme a la sociedad, entonces al venirme se abrió esa oportunidad de convertirme en una persona capaz de valerse por sí sola”, agregó.
Dijo sentir pasión por el periodismo, “una profesión honorable”, así la definió; además de considerarla como un compromiso con la verdad y la objetividad, “a mí siempre me gustó la radio, siempre quise destacar en ese campo, yo sabía que, por falta de visión, no podía llevar una vida normal como los demás, pero tampoco soy de los que se limita ante la vida”.
En su momento creyó que no tenía espacio en la sociedad, las personas tenían un concepto equivocado de él, solo por el hecho de no poder ver, normalmente cuando uno puede ver lo que genera es lástima, eso era lo que pasaba en su comunidad, pero para él siempre ha sido fundamental el apoyo de su familia y gracias a ellos es que también pudo mantenerse en pie.
Luis Carlos fungiendo su labor como maestro de ceremonia en un evento de la Secretaría de Educación.
Trabajó y estudió
Hernández es del criterio que las personas con discapacidades tienen que sentirse parte de la sociedad, “uno tiene que creer en sí mismo”, sostuvo al tiempo que reflexionó que la discapacidad a veces está en la mente y es que solo de esa manera se van ganando espacios estudiantiles y laborales.
Trabaja en la oficina de Relaciones Públicas de la Secretaría de Educación desde el 2013, cuando aún era estudiante de comunicaciones en la UNAH, es uno de esos pocos estudiantes a los que les tocó trabajar y estudiar a la vez. “Yo jamás me he limitado, siempre veo las situaciones de la vida como oportunidades”, destacó.
Se graduó con honores en la UNAH y sueña con salir al extranjero para continuar estudiando una maestría, siempre en la rama de las comunicaciones.
Luis es un periodista que se graduó con honores, pese a sus limitaciones y considera que “las personas ven limitaciones en mí, y yo no me levanto cada día pensando en mis debilidades”.
Luis Carlos participó en Juegos Olímpicos de Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016.
Juegos olímpicos
Además, fue atleta paraolímpico, participó en Juegos Olímpicos de Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016, “participé en la disciplina de atletismo, tuve el honor de representar a Honduras, ahí es donde a uno le nacen las ganas de crecer como persona y como profesional”.
“Yo he sido una persona afortunada en la vida, tal vez nuestros ciudades no tienen la infraestructura para que una persona con discapacidad se traslade, eso siempre fue difícil para mí, una vez me caí en la universidad, pero hubo gente que me asistió gracias a Dios, yo siempre ocupe ayuda para cruzar la calle en Tegucigalpa”, relató.
Luis Carlos es un orgullo para su familia.
Orgullo de la familia
Nunca olvida el consejo de un catedrático de la UNAH, quien le dijo que, para salir adelante en la vida, tenía que competir, que nunca debe considerarse un discapacitado, porque de esa manera no se triunfa. “Aquí se cree que las personas discapacitadas cuando llegan a un lugar, solo llegan a pedir, eso no es cierto”, apuntó.
“Para mí un logro es escuchar de mis padres que soy un orgullo para ellos, acá están mis hermanos quienes también son personas luchadoras y son gente de bien. No es fácil enfrentarse a la vida en mis condiciones, incluso hay quienes que en su momento no creen en uno, pero con esfuerzo y dedicación se puede salir adelante”, resaltó.
Reiteró que quiere seguir estudiando, tener una familia y servir a su país desde el periodismo.
Pidió conciencia e inclusión para las personas discapacitadas “solo así podremos avanzar como sociedad”, puntualizó.