Bruselas – La Unión Europea dio este viernes luz verde definitiva a la revisión del Código de fronteras Schengen para poder responder a nuevas amenazas, como el uso de los migrantes como arma política y para reducir los cierres temporales de fronteras entre los Estados miembros.
El Consejo (países de la UE) adoptó una actualización de ese código que se ocupa de la gestión de las fronteras interiores y exteriores, así como de las normas que rigen el control fronterizo de las personas que cruzan las fronteras exteriores de la UE.
“La reforma es fundamental para hacer que el espacio Schengen sea más resiliente a las crisis presentes y futuras en sus fronteras exteriores. También garantiza que las personas que viven y viajan en la UE puedan disfrutar plenamente de los beneficios de viajar sin fronteras”, indicó esa institución en un comunicado.
El reglamento introduce la posibilidad de adoptar medidas a escala de la UE para limitar el acceso de nacionales de terceros países en caso de una emergencia de salud pública a gran escala, como ocurrió durante la pandemia de covid.
En particular, en caso de una emergencia de salud pública a gran escala, las nuevas normas otorgan la posibilidad de establecer restricciones de viaje temporales armonizadas en las fronteras exteriores de la UE.
Durante la pandemia, la UE solo pudo emitir recomendaciones no vinculantes en materia de restricciones de viaje.
Además, se podrán imponer pruebas, cuarentena y autoaislamiento y otras medidas relacionadas con la salud para los ciudadanos de fuera de la UE que ingresen a la UE.
Por otra parte, el código revisado establece un procedimiento que ayudará a abordar los movimientos secundarios de inmigrantes (de un Estado miembro a otro) y ofrece soluciones a situaciones de instrumentalización de la migración.
En ese caso se ofrecerá a los Estados miembros la posibilidad de limitar el número de pasos fronterizos o reducir sus horarios de apertura y permitirá reforzar las medidas de vigilancia fronteriza.
Las aclaraciones de las normas sobre la reintroducción de los controles fronterizos garantizarán que sigan siendo una medida de último recurso, según precisó el Consejo.
El Código de Fronteras Schengen revisado aclara el marco existente para la reintroducción y prolongación de los controles en las fronteras interiores, lo que es posible cuando existe una amenaza grave para el orden público o la seguridad interior.
Los Estados miembros deberán evaluar la necesidad y proporcionalidad de esta decisión y evaluar si los objetivos perseguidos no pueden alcanzarse por otros medios.
Además, establece la duración máxima durante la cual se podrán mantener estos controles en las fronteras interiores.
En ese contexto, los controles en las fronteras interiores que hayan sido notificados a la Comisión, a los Estados miembros y al Parlamento Europeo antes de su reintroducción podrán permanecer en vigor durante un máximo de dos años.
En situaciones excepcionales importantes, los controles en las fronteras interiores podrán prolongarse seis meses adicionales, renovables una vez por una duración total de un año.
Según el Consejo, la posibilidad de utilizar medidas alternativas, que normalmente consisten en controles policiales y cooperación transfronteriza, debería alentar a los Estados miembros a limitar sustancialmente la reintroducción de controles fronterizos temporales.
Estas medidas deberán “diferenciarse claramente de los controles sistemáticos” de personas en las fronteras exteriores.
Además, un nuevo procedimiento permitirá a un Estado miembro transferir a nacionales de terceros países detenidos en la zona fronteriza y que se encuentren ilegalmente en su territorio al Estado miembro desde el que llegaron directamente.
La detención tendrá lugar en el contexto de un marco de cooperación bilateral.
La nueva legislación entrará en vigor a los veinte días de su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea. EFE