Los Ángeles – La guatemalteca Claudia Marina Cifuentes, que fue deportada hace 15 años y separada de sus hijos, logró este miércoles ingresar a EE.UU. con una visa de inmigrante, después de que se demostrara que fue expulsada sin que se le diera la oportunidad de pelear su caso.

“Después de tanto dolor este día llegó y es algo muy grande”, dijo Cifuentes en una conferencia de prensa tras su arribo al aeropuerto de Seattle (Washington).

Después de ser mal asesorada en una petición ante las autoridades de inmigración, Cifuentes, madre de tres, fue detenida por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en 2008.

A pesar de que la inmigrante trató de pelear su caso fue deportada ese mismo año a Guatemala, junto con su hijo mayor, dejando atrás a sus otros dos hijos menores, Claudia Dalila y Kevin, que tampoco tenían estatus legal.

“Tenía once años cuando me separaron de mi mamá… pensé que no iba a poder volver a verla”, señaló Kevin Lazo, mientras abrazaba a su mamá.

El regreso de Cifuentes a Estados Unidos se logró después de una lucha de 15 años de la que “nunca nos rendimos”, valoró Claudia Dalila Loza, hija de Cifuentes y que actualmente está amparada por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

Sandy Restrepo, abogada de inmigración que asumió la representación de Cifuentes hace cinco años, destacó que el caso de la madre guatemalteca es un ejemplo de que “la reunificación familiar después de la deportación es posible”.

Para la directora de la organización La Resistencia, Maru Mora Villalpando, el caso de Cifuentes es un ejemplo del “daño que causa ICE” a las familias.

“Esta madre sufrió las pésimas condiciones de los centros de inmigración y también fue obligada a firmar su deportación. Esta práctica la hemos denunciado por años”, recalcó.

La activista agregó que la deportación de Cifuentes a Guatemala se dio antes de que se agotaran todos los recursos legales para detener su deportación, “situación que han afrontado miles de deportados”.

Cifuentes hizo un llamado al Gobierno de EE.UU. para dar una oportunidad a los indocumentados que han trabajado por años para que no los deporte y separe de sus familias. “No quiero que nadie más pase lo que yo he pasado. Yo quiero ser la voz”.

Añadió que su lucha no ha terminado porque aún dejó a su hijo mayor en Guatemala.

Por su parte Claudia Dalila concluyó que “ICE subestimó nuestra fuerza. Merecemos vivir una vida con dignidad y esperanza. Como beneficiarios de DACA, merecemos algo permanente como un camino hacia la ciudadanía”.