Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Jorge Sierra) – A pesar de ser muy joven, el hondureño Mario Gutiérrez ha tenido la oportunidad de presentar varias exposiciones de sus obras en España. Su historia de migrante lo llevó al viejo continente a seguir sus sueños y aunque dejó el pincel y sus herramientas de pintura en Honduras, rápidamente logró ir a la Escuela de Artes para delinear sus sueños.

Nacido en febrero de 1982 -hace 40 años-, relató que no olvida su niñez en Honduras. Aficionado del club Marathón, ahora también aúpa los colores del Barcelona, ciudad donde la vida lo llevó décadas después.

El catracho Mario Gutiérrez pinta una de sus obras.

Estudió en el Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC), en la capital hondureña y por muchos años vivió en la colonia Venecia de Tegucigalpa. Sus estudios superiores los cursó en Ceutec y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), egresado de licenciado en Economía.

“Recuerdo con entusiasmo mi etapa en el Central y lo que más me gustaba era esa rivalidad que había con otros colegios en el tema académico, cultural y deportivo. Qué decir cuando se aproximaban las celebraciones del 15 de septiembre, era un momento muy esperado durante el año por la participación del colegio en los desfiles”, narró con alegría.  

Rememoró que desde que era pequeño siempre tuvo afinidad por las artes y solamente cuando viajó a España es que logra ir a una escuela de artes plásticas para moldear su talento.

Decenas de obras le ha dedicado a las étnias.

El artista hondureño recapituló que cuando iba al colegio siempre le gustó dibujar, llenaba sus libretas de dibujos y cada texto lo acompañaba con alguna ilustración.

“Para el caso los álbumes, yo no compraba las figuras y tampoco las recortaba, lo que hacía era dibujar los retratos con mis propias manos”, invocó.

Se considera un artista autodidacta, que no tuvo la oportunidad de ir a la Escuela de Artes en su natal Honduras. “Al principio no tuve la oportunidad de ir a la escuela de artes porque siempre escuchaba que en el país el oficio no daba para vivir. Fue así que me decidí por una carrera contable y dejé de lado mi pasión por la pintura”, confesó.

Gutiérrez se decantó por seguir los estudios en la carrera contable, con la que podría costear sus gastos en el futuro. “La carrera era una opción para generar recursos y salir adelante con mis proyectos de vida”, compartió.

Gutiérrez y varios asistentes a una de sus exposiciones en Barcelona.

Viaje a España

Actualmente, el entrevistado reside en Barcelona, España, y allí ha participado en varias galerías de arte.

Agregó que como sucede con la mayoría de los hondureños que abandonan su tierra, él lo hizo para buscar mejores condiciones de vida. “El solo hecho de salir no es nada fácil para cualquiera, el que está afuera puede decirlo, además era una oportunidad para abrirse camino y emprender una aventura en busca de nuestros sueños”, refrendó.

Aunque siempre abrigó la opción de cumplir su quimera de estudiar artes plásticas, dijo que nunca pensó que tan rápido se le abrieran las oportunidades.

“Mi esposa vio mi talento y me motivó para que comenzara los estudios en artes. Fue así como comencé a ir a capacitaciones, eventos y visitar museos”, acreditó.

La esposa de Gutiérrez es una ciudadana griega, de nombre Alexia, quien ha sido su baluarte en esta aventura fuera de las tierras hondureñas.

El catracho contó que ha tenido la oportunidad de presentar sus obras en exposiciones tanto individuales como colectivas. “Hay una comunidad importante de hondureños aquí en España y he hecho algunas actividades para recaudar fondos y servir hasta Honduras, recientemente se hizo uno para ayudar a una clínica de Comayagua”, mencionó.

Le pinta a las etnias

Mario Gutiérrez dedica muchas de sus pinceladas a las etnias hondureñas y recientemente homenajeó a los garífunas por el mes de la herencia africana. “Dediqué muchos cuadros a la familia garífuna en Honduras y presenté muchas obras para la celebración, las obras gustaron mucho y por eso he ido pintando otras bajo este mismo concepto”.

Reveló que una de sus próximas aspiraciones es montar una exposición de sus obras en Honduras.

Hizo un llamado a las autoridades gubernamentales para que apoyen la cultura y las artes. “Les pido que no miren que todo es fútbol, hay que destinar fondos para apoyar estos sectores culturales y artísticos. Conozco muchos con talento suficiente en la pintura”, demandó.

El entrevistado dijo que la profesión le ha dado la oportunidad de conocer a muchos artistas hondureños increíbles, que han tenido que migrar para seguir sus sueños.

“Estas personas no reciben ni el reconocimiento, ni el pago debido por sus obras”, exteriorizó.

Se ubicó como un pintor de realismo espontáneo, que es una rama que utiliza muchos colores, fuera de lo convencional, pero que al mismo tiempo son bastante objetivos.

Declaró que  vive del trabajo que sale de sus manos. “El valor de mis obras es el valor que la gente le quiera dar, todo es relativo porque puedo tasar una de mis pinturas en un valor, pero quizás en otro país adquiere otro precio”, refirió.

No se atrevió a dar precios de sus obras, al tiempo que aseveró: “no es el precio el que define el valor de un cuadro, pero tengo muchas obras accesibles para cualquier persona”.

Sus exposiciones son constantes en España.

Quiere dejar un legado

Gutiérrez no titubeó en señalar que una de sus mayores aspiraciones es dejar un legado a través de sus obras, “prefiero ser popular que ser famoso, porque es mejor que te recuerden con cariño”.

Reafirmó que en varias oportunidades ha donado parte de sus obras para causas de beneficencia.

Mencionó que, aunque siempre existe el deseo de regresar a Honduras, es algo que solo Dios podrá dilucidar en los próximos años.

Valoró que exista una especie de resurgimiento de artistas en Honduras. “Me gusta lo que han hecho en Cantarranas, he visto diferentes exposiciones que han presentado. Desde afuera les digo que se siente bonito saber que hay mucho talento en el país”.

Narró que su última exposición en Barcelona fue coordinada por el Consulado hondureño. “Fue una acogida increíble, me encantó que la gente se refiriera bien de los cuadros, es muy bonito saber que estando fuera muchos valoran lo que haces”, enalteció.

Calculó que son centenares de cuadros los que ha pintado, especialmente le pinta a la vida, a las situaciones cotidianas del ser humano, le apasiona la vida, los colores y la naturaleza.

El oriundo de Honduras quiere dejar un legado con sus obras.

A la consulta sobre el consejo para jóvenes que abrazan la pintura, sugirió que ahora no hay excusa, existen diversidad de tutoriales en internet, además hay muchas clases en línea de prestigiosas universidades a bajo costo.

Dijo que no basta con el talento de las personas, es necesario ser disciplinado, dedicado y poner mucho empeño.

Mario confesó que “todo lo que he querido pintar lo he pintado, lo que me ha pasado es que he comenzado un cuadro y el mismo se ha resistido a que lo termine, ha pasado un tiempo largo y entonces lo retomo y lo concluyó, me parece que hay cuadros que no se dejan pintar en el momento”.

En su mensaje final, el talentoso hondureño expresó: “Los sueños son buenos, pero lograr que se hagan realidad es mucho mejor, hay que disfrutarlos, seguir adelante, no sentirse triste si una puerta se cierra es porque se abren otras. Llamo a todos a que sean perseverantes, constantes y que luchemos en llegar a los sueños que nos hemos propuesto”.