Rabat – Las autoridades marroquíes impidieron durante el pasado mes de agosto a un total de 14.648 emigrantes que entraran de forma ilegal en las ciudades norteafricanas españolas de Ceuta y Melilla, tanto a nado como saltando las vallas fronterizas.

Según informó a EFE el Ministerio de Interior marroquí, la gran mayoría de los intentos abortados se registraron en la localidad norteña marroquí de M’diq (Rincón), fronteriza con Ceuta, donde impidieron a 11.323 emigrantes a entrar en esa ciudad española, mientras que en Nador frustraron 3.325 intentos de entrar en Melilla.

El 32 % de todos los intentos abortados por Marruecos en lo que va de año fueron solo en agosto y hacia Ceuta y Melilla.

Según el mismo departamento marroquí, las autoridades marroquíes abortaron en lo que va de 2024 un total de 45.015 intentos de emigración de indocumentados hacia Europa.

De estos, 10.589 fueron socorridos por mar y son en su gran mayoría emigrantes procedentes de países de África Occidental, según la misma fuente, que añade que los rescatados se beneficiaron posteriormente de «asistencia médica, alojamiento y asesoramiento».

«En 2024, Marruecos aún se enfrenta a una creciente presión migratoria, consecuencia directa de la inestabilidad que prevalece en la región del Sahel y de la permeabilidad de las fronteras», dijo a EFE una fuente del Ministerio de Interior marroquí.

Según precisó, «esta situación se ve agravada por la explotación cínica de las políticas de protección y acogida por parte de redes criminales de tráfico de migrantes, que han desviado sus nobles objetivos en beneficio propio».

La misma fuente advierte de que las redes sociales constituyen «un poderoso factor de atracción de la emigración irregular», concretamente entre los jóvenes.

«Es imperativo que las grandes plataformas asuman plenamente su responsabilidad en la moderación del contenido compartido, que a menudo se monetiza», asevera.

La misma fuente apunta que Marruecos es «un actor preeminente» en la lucha contra las redes de tráfico de emigrantes, al tiempo que insiste en que una lucha «global y eficaz» contra la emigración regular requiere una «coordinación perfecta» entre los países socios para prevenir los factores de atracción.

«Teniendo esto en cuenta, el compromiso responsable y unido de todos los socios -y en particular de los países de África Occidental y España- resulta ser un instrumento crucial para afrontar los retos que plantea la cuestión migratoria», añade.