Tegucigalpa – Se fue de Honduras con la esperanza de enriquecer sus conocimientos para servir al país en el campo de la bioquímica. Oriunda de Olanchito, Yoro, está situada en el exclusivo club de ciudadanos hondureños que hacen ciencia fuera de las fronteras patrias.
– Dijo que lo peor de la pandemia en Honduras no ha pasado porque el país no sabe en qué etapa se encuentra por la incapacidad para procesar pruebas PCR de parte de las autoridades sanitarias.
– Cuando se abra el sistema de transporte se conocerá cómo está el país con la pandemia, valoró la investigadora.
– Ojalá llegue el momento que no tengamos que salir al extranjero para reclamar espacios, dijo.
Se trata de Mary Lorena Vallecillo Erazo, investigadora científica asistente en el laboratorio de Distrofia Muscular del Departamento de Química y Bioquímica en Brigham Young University (BUY) de UTAH.
Ella es la única latina en ese laboratorio, casi todo el personal procede de Sri Lanka, China, Filipinas, Corea del Sur y EEUU.
Mary Lorena Vallecillo Erazo, investigadora científica.
La catracha es fruto de un hogar humilde conformado por el matrimonio del sastre Francisco Vallecillo y la ama de casa Elma Erazo, ambos fallecidos es su natal Olanchito. Mary abrió sus ojos al mundo el 7 de marzo de 1972, es decir hace 48 años.
“Tuve una infancia muy feliz al lado de mis hermanos, primos y otros familiares, visitabamos mucho a nuestros abuelos y pasamos momentos muy inolvidables, dentro de lo que cabe fueron años muy normales en mi pueblo, donde jugábamos todo el tiempo en la calle”, narró.
En el seno de su hogar de seis hermanos, pero por parte de su papá tuvo cuatro más, es decir 10 en total. Todos ellos viven en varias ciudades de Honduras, uno en Costa Rica y otro en EEUU.
Recordó con tristeza el asesinato el año pasado (abril de 2019) de una de sus hermanas que laboraba como maestra en el Instituto Patria de La Lima, Cortés.
Siempre fue una estudiante aplicada desde niña.
Consultada sobre qué soñó ser desde niña, contestó que siempre abrazó la docencia e incluso desde sus primeros años en la escuela Joaquín Reyes Tejeda, en Olanchito, sabía que lo sería.
Otra de sus aspiraciones, como les pasa a muchos niños, era llegar a ser astronauta que también se relaciona con la ciencia. Mary Vallecillo dijo que ese también sigue siendo uno de sus anhelos. “No pierdo la esperanza”, contó.
Con sus padres Francisco Vallecillo y Elma Erazo.
“Recuerdo que en el colegio Francisco J. Mejía, les enseñaba a mis compañeros porque siempre fui aplicada, cantaba en los festivales y puedo decir que gracias a Dios siempre tuve liderazgo”, rememoró.
Amante de la música, se decanta por la bossa nova y el jazz. Canta generalmente en su casa los domingos por la mañana teniendo de espectador a su esposo, quien todas las noches suele dedicarle canciones. La conmueven las melodías de Roberto Carlos y Marco Antonio Solís.
Aunque vive en una ciudad mayormente apegada por la doctrina religiosa de los mormones, dijo que desde pequeña fue formada como católica y que sigue estos pasos.
Se confesó una persona sensible que suele llorar con facilidad. “Lloro por las palabras, por la injusticia, pero también por una canción que me trae recuerdos”, dijo.
Añadió que “la última vez que lloré mucho fue al ver a nuestros compatriotas en las carpas fuera del Hospital Escuela esperando ser atendidos. Me duele ver abarrotadas de pacientes las salas de COVID-19”.
Confió sentir impotencia y decepción por tantas situaciones que retratan el mal uso de los recursos públicos en Honduras, especialmente los escándalos por la compra de hospitales móviles, insumos médicos y maquinaria para los sanatorios.
Estudios
Estudió en Honduras, Costa Rica y EEUU.
Contó que inicialmente estudió Química, lo que la convirtió en maestra de educación primaria. De ahí se gestó su vocación por la ciencia, por lo que tuvo que dividirse entre estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM). Obtuvo los títulos de licenciada en Química y maestra en Ciencias Naturales.
Seguidamente, comenzó a laborar como instructora de laboratorio en el departamento de Química de la UNAH-VS. Luego, sacó una maestría en educación superior en la Universidad Óscar Lucero Moya en Cuba, asimismo hizo unas pasantías de bioquímica en la Universidad de Costa Rica.
“A pesar de mis estudios sentía que necesitaba saber más para trabajar en la escuela de Medicina y aportarles más a mis estudiantes, entonces en 2012 decidí venir a Estados Unidos y me entrevisté con el Premio Nobel de Medicina de 2007, Mario R. Capecchi, él me recibió en la Universidad de UTAH, me motivó a continuar estudiando el doctorado en Bioquímica”, recordó con agrado.
Apuntó que la idea siempre fue retornar al país para compartir los conocimientos con sus compatriotas, pero no le renovaron su licencia sin goce de salario en la UNAH-VS y tampoco podía abandonar sus estudios a medio camino. “Me quedé y no pude regresar a mi país, pero sueño con algún día volver a servir aunque sea sin cobrar un solo centavo”, refirió.
Familia
La entrevistada está casada con el enfermero Ramón Antonio Zúniga Toledo, con quien procreó dos hijos: Francisco Antonio y Mary Angélica.
El hijo mayor trabaja como médico en el Hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula, mientras su hija es estudiante de la carrera de psicología.
Con sus hijos Francisco Antonio y Mary Angélica.
Declaró que “todos los días hablo con mi hijo que está en Honduras, le pregunto cómo va su trabajo en el Hospital Catarino Rivas, pero debo decir que me da mucho temor y no solo por él, sino por todo el personal de Salud”.
Con su esposo Ramón Antonio Zúniga.
La entrevistada se declaró una apasionada por la cocina, gusto que comparte con su compañero de hogar. “El que llega primero a casa es quién hace la cena y comemos exclusivamente comida hondureña, me gusta hacer postres y otra de mis pasiones es bordar a mano”, compartió.
“Amo estar con mi familia, disfruto estar en la casa y también me gozo costurando. Mucha de la ropa que uso yo misma la hago, tengo una máquina de coser en la casa”, señaló.
A la compatriota también le entusiasma tomar fotografías, las que suele compartir en sus redes sociales.
Investigaciones científicas
La Investigadora Científica Asistente en el laboratorio de Distrofia Muscular del Departamento de Química y Bioquímica en Brigham Young University (BUY) de UTAH, dijo que están buscando una solución para los pacientes que sufren distrofia muscular, que es una enfermedad genética que no tiene cura.
“Diseñamos terapias o tratamientos para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen la enfermedad. Existen unos 30 tipos de distrofia muscular, nosotros estamos trabajando en uno de ellos y probablemente sea aplicable a otros, tal vez con algunas modificaciones, estamos diseñando una terapia de proteínas y en esos estudios estamos”, explicó.
La bioquímica enfatizó que “se han malinterpretado muchas veces mis declaraciones al decir que vamos a curar la enfermedad, quiero aclarar que lo que buscamos es una terapia que mejore las condiciones de vida de los pacientes”.
Agregó que están trabajando en modelos animales después de pasar varias etapas. “Esperamos que a finales de este mes se publique la primera parte de nuestro trabajo, y así continuar con una solución al final. Mi jefa y su servidora tenemos una patente relacionada a esta terapia que desarrollamos”, apostilló.
Ojalá llegue el momento que no tengamos que salir al extranjero para reclamar espacios, dijo.
En tanto, sobre los aportes del laboratorio en que labora sobre una eventual vacuna del COVID-19, Mary apuntó que ellos se especializan en proteínas. “Hemos colaborado con otros laboratorios en estudiar algunas proteínas que encapsulan al virus y posiblemente de allí parta una solución al virus”, anotó.
Honduras en su corazón
Mary Lorena Vallecillo contó que sigue de cerca todo lo que ocurre en Honduras y permanece más informada que cualquier ciudadano que radica en el país.
Le duele mucho – expresó – todo lo que pasa en Honduras y lo que más le entristece es la cantidad de personas que tienen que abandonar la tierra dejando familia, amigos y todo el patrimonio.
En 2018 fue nombrado hija predilecta
de Olanchito.
Dijo que cualquier hondureño que trabaja honradamente fuera del país para sacar adelante a su familia merece el reconocimiento y respeto, sin importar qué tipo de trabajo realice.
En diciembre de 2018 fue nombrada como “Hija predilecta” de su natal Olanchito.
Cada año vuelve a Honduras a pasar generalmente las fiestas de Navidad, temporada que aprovecha para visitar amigos y familiares. “Me encanta ir a los pueblos, visitar las Ruinas de Copán o ir a la playa, pero lo que me apasiona es sentarme en el parque del pueblo a contemplar el panorama”, acentuó.
Concluyó afirmando: “Los hondureños somos capaces de muchas cosas, lo que necesitamos en el país son oportunidades para desarrollar nuestras potencialidades. Me gustaría que ese potencial se desarrollara en nuestro país para hacerlo crecer y ponerlo en el sitial de honor que se merece. Ojalá llegue el momento que no tengamos que salir al extranjero para reclamar espacios. Lo que puedo sugerir a las autoridades es que tengamos un pueblo saludable y educado, que ahí es donde radica la fortaleza de un país, al igual que se potencie la investigación porque es básico para el desarrollo de la nación”.
