Un niño hace un fuego en el campamento de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos (Grecia). EFE/Archivo

Ginebra.– Más de 5.000 niños inmigrantes y refugiados se encuentran en centros de recepción e identificación en las islas griegas, donde sufren condiciones «totalmente inaceptables» y están expuestos a numerosos riesgos, por lo que es urgente trasladarlos al continente, dijo hoy Unicef.

A pesar de que las travesías para cruzar el Mediterráneo oriental, entre Turquía y Grecia, han disminuido con respecto a 2017 y años anteriores, la llegada de niños ha aumentado un 32 % entre enero y agosto con respecto al mismo periodo del año pasado.

En total, 7.000 menores han atravesado el Mediterráneo en los primeros ocho meses de 2018 y Unicef anticipa que el volumen de llegadas aumentará en el corto plazo.

Según dijo a la prensa el coordinador de Unicef sobre inmigrantes y refugiados en Grecia, Lucio Melandri, lo más urgente para preservar la integridad de los niños es trasladarlos al continente inmediatamente.

Aunque la ley griega establece que los refugiados e inmigrantes pueden pasar un máximo de 25 días en esos centros hasta completar sus trámites de llegada, Melandri afirmó que algunos niños ya han estado más de un año en campamentos masificados, sin los servicios más elementales y donde puede haber un solo baño para 70 personas.

Esta situación se está produciendo «a pesar de la enorme voluntad de ayuda del personal y de las autoridades locales, que no han conseguido trasladar a los niños y a familias a los servicios apropiados», explicó.

Para aliviar la situación Unicef ofrece a los niños y mujeres más vulnerables acceso diario a servicios esenciales, incluyendo apoyo psicosocial, «pero reconocemos que esto es insuficiente».

Uno de los centros que visitó Melandri recientemente es el de Moria, en la isla de Lesbos, donde Médicos Sin Fronteras ha informado de que varios niños han intentado suicidarse.

El coordinador declinó varias veces confirmarlo señalando que Unicef «no puede comentar situaciones en las que no ha estado involucrada directamente».

Se limitó a recordar que muchos de los niños que se encuentran en Moria y otros campamentos «han experimentado un grave sufrimiento psicológico, han vivido experiencias terribles en sus países de origen, peligros en sus travesías y ahora viven en condiciones horribles».