Quito – La inseguridad y xenofobia que aseguran padecer numerosos venezolanos les empujó este martes a acudir a su Embajada en Ecuador, con la esperanza de abordar uno de los vuelos que entre el miércoles y sábado trasladará a más de medio millar de ellos a Caracas.
El Gobierno de Nicolás Maduro ha fletado varios aviones en Quito y Guayaquil, en el marco del plan «Vuelta a la Patria», para facilitar el regreso de sus nacionales, en medio del revuelo creado en Ecuador en torno al debate migratorio a raíz de un crimen machista perpetrado el sábado pasado.
Está previsto que el miércoles salgan dos aviones de Quito y uno de Guayaquil con 230 pasajeros desde primera hora de la mañana, y que el sábado otros dos vuelos partan desde la capital con 270 ciudadanos adicionales, según indicó a Efe el encargado de negocios de la Embajada de Venezuela, Pedro Sassone.
El diplomático precisó que el plan se desarrolla desde el año pasado, pero recibió un impulso urgente debido a la tensión generada por el brutal femicidio ocurrido en Ibarra, protagonizado por un ciudadano venezolano con antecedentes en su país y que se encuentra detenido.
«Decidimos acelerar el proceso debido a la situación que se presentó en el Ecuador por el desarrollo de una respuesta de xenofobia en contra de los venezolanos. Lamentablemente es una situación social generalizada que veníamos percibiendo», manifestó.
Sassone asegura que el 100 por ciento de las personas entrevistadas como parte el procedimiento para poder ser incluidas en el plan dijeron que «fueron objeto de xenofobia, discriminación y explotación laboral» y calificó lo sucedido en Ibarra «una acumulación del contexto social».
De acuerdo a un estudio elaborado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y difundido el mes pasado, el 98 por ciento de los venezolanos manifestó sufrir discriminación relacionada con su nacionalidad en Ecuador.
El femicicio ha sido un catalizador de este estado de cosas, advirtió el diplomático, y provocado violentas agresiones contra venezolanos y sus propiedades, especialmente en la ciudad de Ibarra, y llevado a decenas hoy a las puertas de la Embajada.
«Desde que llegué aquí me quiero ir», refirió a Efe Gabriela Pinto, 26 años y oriunda del estado de Bolívar desde donde llegó a Quito hace cuatro meses.
La joven asegura que «uno ve las noticias» y «sientes que la gente te dice: ‘estos malditos venezolanos, que se vayan de aquí».
Por esa razón, Pinto hizo cola hoy desde primera hora en la legación diplomática de la República Bolivariana para poder completar el formulario y optar al cupo de retornados «a la patria», hasta ahora 1.800 personas.
Su compañera, Lila Aguilera, de la Isla de Margarita, llegó a Ecuador hace casi tres años y asegura que «la situación por la que estamos pasando ahorita los venezolanos es muy difícil».
«No salimos de nuestro país por placer, sino por una necesidad», aclara, y describe un episodio ocurrido el domingo, cuando salió a comer con su pequeña de 4 años y fue increpada por una mujer que le llegó a decir «malditos venezolanos, no los queremos en nuestro país».
Censuró la nueva medida anunciada por el vicepresidente ecuatoriano, Otto Sonnenholzner, a raíz del femicidio, de pedir a los venezolanos antecedentes apostillados y explicó que «en Venezuela ese trámite puede prolongarse más de 6 meses».
De Ibarra precisamente huyó Ever Delgado, un joven del estado de Aragua con solo dos semanas en Ecuador y que hoy rellenaba el formulario para regresar a su país en una sala de la Embajada.
Relata los trágicos sucesos ocurridos tras el crimen en los que una turba se tomó la justicia por su mano.
«Cuando estaba llegando al barrio, a mi casa, unas multitudes con palos comenzaron a gritar: ¡venezolanos, venezolanos! y lo que hice fue botar todas las pertenencias que tenía y salir corriendo de una vez porque estaban quemando todo, la ropa, estaban sacando a la gente de las casas, así como se ve en los vídeos», indicó.
Delgado asegura «haber perdido todo ahí» y aconseja a sus compatriotas quedarse en Venezuela o regresar a ella cuanto antes.
Junto a él reposan algunos bártulos de migrantes que esperan poder abordar los aviones de mañana, madres con hijos, una embarazada, y sobre todo mucho cansancio y frustración.
«Los peores dos meses de mi vida los he vivido acá», afirma Rafael Valladares, que llegó caminando hace dos meses de Yaracuy y que ve ahora su futuro lejos de Ecuador después de que en Ibarra le lanzaran cervezas y a un primo suyo lo arrojaran de un taxi, según narra.
Unos 250.000 venezolanos se encuentran en la actualidad en Ecuador, según la Cancillería, gran parte corresponde a una de los mayores flujos migratorios que afronta el continente, según advierten los organismos internacionales.