Tyler LaRiviere/For the Sun-Times

Tegucigalpa – Con apenas 8 años de edad el hondureño Iker Velázquez se ha convertido en un símbolo de esperanza para los solicitantes de asilo en Estados Unidos.

El pequeño “catracho” es nombrado por la prensa hispana como “El Pequeño Capitán América” y su testimonio en una audiencia de inmigración ha conmocionado a quien lo escuchó, razón por la que hoy se erige como un caso ejemplo de miles de migrantes que pasan mismas o similares circunstancias.

El menor presentó su testimonio ante la jueza Kaarina Salovaara en una audiencia de inmigración y dejo claro que su vida y la de su madre, Evelyn Velázquez Lagos, estarían en peligro si son deportados a su país.

Luego que su patrón fuera asesinado en 2014, la madre hondureña cargó en brazos a su hijo en aquel entonces de 2 años y huyó de la violencia de su comunidad con destino hacía EE.UU.

El Pequeño Capitán América cursa el segundo año de secundaria y domina el idioma inglés.

El día de la presentación de su testimonio el infante informó a la jueza que su hermano estaba de cumpleaños y ella lo saludó.

La petición de asilo aún no se resuelve y la jueza señaló que le tomará algún tiempo evaluar las declaraciones del menor hondureño.

Indicó que al tomar una decisión la enviará por escrito al abogado Chris Helt, quien representa a la familia hondureña.

El caso del pequeño Capitán América es uno de los más de 52 mil  centroamericanos que han huido de la miseria y la criminalidad en sus países, pero que han sido frenados por la política antiinmigrante del gobierno del presidente Donald Trump.

La jueza Salovaara fue nombrada por la administración Trump, pero el abogado confía que tomará la decisión correcta y permitirá que Iker y su madre puedan quedarse en territorio estadounidense.

Cabe señalar que actualmente unos 27 mil hondureños se encuentran en la frontera norte de México a la espera de una respuesta a su solicitud de asilo.

La política, cuyo nombre oficial es Protocolo de Protección a Migrantes (MPP, en inglés), comenzó a aplicarse a comienzos del año pasado en algunos puntos de la frontera con México y se expandió a partir de junio a raíz de un acuerdo con el Gobierno mexicano.

Estos 27 mil hondureños fueron retornados bajo este programa a esperar en suelo azteca una respuesta a su solicitud de asilo.