México – Las migraciones forzadas de Centroamérica protagonizaron el encuentro privado que mantuvieron este martes el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y el mandatario electo de El Salvador, Nayib Bukele, en el Palacio Nacional de Ciudad de México.
«Platicamos con el presidente electo de El Salvador, Nayib Bukele, sobre la cooperación para el desarrollo como opción para atemperar el fenómeno migratorio», publicó en Twitter el mandatario mexicano al terminar el encuentro que tuvo lugar en la sede del Ejecutivo mexicano.
El mensaje estuvo acompañado de una fotografía de ambos líderes políticos sonrientes y estrechándose la mano en un encuentro en que el presidente mexicano iba vestido con un clásico traje con corbata mientras que el político salvadoreño vestía una camisa blanca abierta con un pañuelo morado en el bolsillo del abrigo.
A su salida del Palacio Nacional, situado en la céntrica plaza del Zócalo de la capital mexicana, Bukele declaró brevemente ante la prensa que apoya el plan de desarrollo de Centroamérica que promueve López Obrador para frenar la migración forzada.
Previamente, el salvadoreño había publicado en Twitter que en la reunión «fortaleceremos las relaciones con nuestro país hermano y les propondremos diseñar juntos una política que reduzca la migración forzada, generando seguridad y más oportunidades».
Desde octubre del año pasado, varias caravanas de migrantes, formadas por personas de Honduras, El Salvador y Guatemala que huían de la violencia y la pobreza, entraron en México para dirigirse a Estados Unidos.
El Gobierno estadounidense, liderado por Donald Trump, optó por bloquear la frontera con México y aumentar las restricciones para la entrada de los migrantes, que se fueron acumulando en la fronteriza ciudad mexicana de Tijuana junto con grupos de otras caravanas llegadas meses antes.
Este lunes, en su informe sobre sus primeros 100 días de mandato, López Obrador sostuvo que su Gobierno «no está a favor del uso de la fuerza para contener la migración» sino que busca «atender las causas que la originan» como la violencia y la falta de empleo.
Por ello, aseveró que su Ejecutivo quiere cooperar con el Gobierno estadounidense, que tiene el «compromiso» de invertir al menos 2.500 millones de dólares en los países centroamericanos y 4.800 millones en México para impulsar el desarrollo económico.
«Esta política se enmarca en la propuesta de crear una cortina de desarrollo para convertir la migración en voluntaria, no en un acto forzado por la carencia y la inseguridad», dijo.
El 1 de diciembre de 2018, día en que asumió la Presidencia mexicana, López Obrador firmó un convenio para la implementación del Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica con los mandatarios de Guatemala, Jimmy Morales; Honduras, Juan Orlando Hernández, y el vicepresidente de El Salvador, Óscar Ortiz.
Bukele sucederá el próximo 1 de junio a Salvador Sánchez Cerén en la Presidencia salvadoreña.
El Salvador es asediado por las pandillas Mara Salvatrucha (MS13), grupo al que Estados Unidos busca eliminar, Barrio 18 y otras minoritarias, que poseen 60.000 miembros distribuidos en más de 600 células a nivel nacional y a las que el Gobierno atribuye los índices de violencia del país.
Bukele es la tercera autoridad extranjera que recibe López Obrador desde que asumió la Presidencia de México el 1 de diciembre, tras el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y la princesa Astrid de Bélgica.
El mandatario mexicano, líder del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), ha sostenido que su prioridad es atender la política interna y hasta la fecha no tiene previsto realizar ninguna visita al extranjero.
Esta fue la primera visita de Bukele, de la derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), a México tras su victoria en las pasadas elecciones presidenciales del 3 de febrero.
A pesar de sus diferencias ideológicas, el ganador de las elecciones presidenciales de El Salvador comparte con el presidente mexicano un férreo discurso contra la corrupción que puede ayudar a estrechar los lazos entre ambos países, según expertos.
Además ambos comparten una imagen de líderes antisistema a pesar de haber protagonizado largas carreras políticas. López Obrador gobernó Ciudad de México entre 2000 y 2006 y Bukele fue alcalde de Nuevo Cuscatlán de 2012 a 2015 y de San Salvador de 2015 a 2018.
Y la persistencia también une a López Obrador y a Bukele, quienes orquestaron escisiones dentro de sus partidos para poder concurrir en las presidenciales.