Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – La tragedia migratoria de San Antonio, Texas, Estados Unidos, donde perecieron por asfixia más de 50 migrantes, entre ellos al menos al menos 6 hondureños, evidencia la evolución de este fenómeno que inició como una migración por goteo donde la figura giraba alrededor del “coyote” o persona responsable de ayudarles a cruzar la frontera, para volverse un delito trasnacional de lucrativos negocios con múltiples modalidades.

La migración siempre ha existido y como afirma las Naciones Unidas, migrar no es un delito, es un derecho humano, pero en el devenir del tiempo el fenómeno migratorio ha adquirido características que se asemejan a las modalidades usadas por el crimen organizados para hacer de este fenómeno un lucrativo negocio en donde se trafica hasta con la vida.

Lo que los analistas denominan ahora como “migración por goteo” siempre ha existido, alguien contactaba al coyote y éste ofrecía garantía de llegada a puerto seguro, pero ahora, esa línea de contacto con el responsable de ayudarles a ingresar al país de destino ya no es tan confiable. Las redes criminales han entrado en el negocio y la ruta migratoria se torna cada vez más difícil, sostienen los analistas expertos en la materia.

La migración pasó así del tradicional paso y contacto con “el coyote” para volverse algo más sofisticado de carácter y delito transnacional. En su ruta migratoria, las personas que deciden huir de sus países se enfrentan a redes criminales locales y transnacionales que aprovechan su vulnerabilidad de las personas en tránsito para agredirlas.

Se encuentran así falsificadores de documentos, coyotes que hacen de guías para adentrarlos en zonas de peligro, cobros arbitrarios por parte de autoridades, estafas, extorsiones, secuestros, homicidios, agresiones sexuales, red de trata y hasta redes de contrabando.

Los migrantes así se ven forzados a pagar extorsiones a los pequeños criminales que a su vez pagan a los carteles, en una cadena de “víctimas de las víctimas”, aseguran.

Las zonas del crimen que les acechan

Desde que entran a territorio mexicano deben cuidarse de las zonas por donde pisan, pues en muchas de ellas el control territorial está a mano de carteles de la droga. Tamaulipas, es uno de esos ejemplos, ahí se produjo una de las masacres más violentas contra los migrantes. Fue en el 2010 y se le conoció como la masacre de San Fernando, Tamaulipas, donde estaba implicados desde el crimen organizado hasta las autoridades, según las investigaciones.

 Ese hecho potenció la otra cara de la migración, con el tiempo las autoridades mexicanas han registrado a su paso el hallazgo de fosas comunes con gente muerta, muchos de ellos migrantes, presas de las redes criminales y sin esperanza de acceso a justicia.

Las redes criminales, como espejo de la clase política que gobierna algunos países y territorios obligados por el tránsito de los migrantes, adquieren autonomía para operar en impunidad. Son redes ilícitas que operan con la complacencia de alguna autoridad con el fin último de lucrarse de los migrantes, sus sueños y deseos por cambiar a mejores estadios de vida.

En su ruta por territorio mexicano, los migrantes enfrentan redes criminales nuevas y de larga data como el Cartel Jalisco Nueva Generación, el cartel de Sinaloa, lo que queda de los Zetas, el cartel de Juárez, el Cártel del Golfo, la Familia Michoacana, los Caballeros Templarios, entre otros.

Estas redes criminales operan como empresas que participan en varios mercados ilícitos, como el de las armas, y la trata. Ejercen el gobierno del territorio, para lo cual mantienen redes de inteligencia, secuestro y extorsión contra migrantes irregulares, a los cuales someten al cobro de tarifas de pasaje o tránsito y, en casos extremos, asesinan.

Desde México se identifican al menos unas 14 rutas migratorias, que van desde Arriaga, Ciudad Ixtepec, Tenosique, Veracruz, Ciudad de México; Guadalajara, Mazatlán, Torreón, Saltillo, Reynosa, Nuevo Laredo, Ciudad Juárez; Nogales, Tijuana, entre otras menos conocidas. 

Sebastián Ovejero, politólogo argentino, especialista en estos temas, indicaba en uno de los espacios de formación a periodista de los Ciclos de Actualización (CAP), que estas redes criminales que van tras la caza de los migrantes se subdividen en redes orientadas al contrabando, al narcotráfico, al comercio de armas, al tráfico de personas y al delito predatorio. En estas dos últimas, el tráfico de los migrantes reviste para estas redes un especial interés.

Para las redes de trata, el tráfico de migrantes es un negocio lucrativo; les engañan y ofrecen documentación falsa, y tiene mucha fuerza en América Latina en países como Nicaragua, El Salvador, Honduras, Ecuador, Colombia y Venezuela. Su red les provee vínculos en los mercados de países de África, Medio Oriente, Europa y Asia-Pacífico

Víctimas de un tráfico humano

El fenómeno migratorio intenta ser frenado con políticas de mitigación.

De ahí que la ruta migratoria sea tan compleja y difícil para quienes buscan nuevas oportunidades que les niega el país de origen. Los expertos en temas migratorios indican que pese a los riesgos que representa la migración en forma irregular, ésta se seguirá dando en medio de las tragedias.

La prensa internacional califica lo sucedido con los más de 50 migrantes en San Antonio, Texas, Estados Unidos, muertos por asfixia, al ser abandonados en un contenedor como “víctimas de un tráfico humano” que cobra fuerza desde hace dos décadas. Es una tragedia con evidencias de delito transnacional, sucedió en tierras estadounidenses, las historias ya no eran solo en Guatemala o México; las historias están sucediendo en la tierra prometida para los migrantes: los Estados Unidos.

El estado de Texas, en especial la comunidad de San Antonio, parece ser el foco de este tipo de fenómenos como paso obligatorio de la migración. Las autoridades investigan la presunta falsificación de placas del contenedor donde murieron los migrantes, el cual, al parecer, había pasado un puesto de control fronterizo. El conductor del tráiler, según los medios, podría ser condenado a cadena perpetua. Pero el hilo de esa tragedia y de esa red criminal debe empezar también a desenredarse.

En la tragedia de San Antonio, Texas, más de 50 migrantes murieron asfixiados, fueron asesinados; otros 16 sobrevivieron. Dentro de las víctimas, al menos 14 hondureños habrían perecido, de ellos, seis han sido identificados oficialmente. La procedencia de los migrantes hondureños es de los tradicionales corredores de la migración ubicados al norte del país, pero un reciente estudio del Foro Social de la Deuda Externa (Fosdeh), indica que la migración en Honduras ha calado en más de 290 municipios de los 298 en total que tiene el país.

El fenómeno migratorio, intenta, desde las miradas de los gobiernos y el propio Estados Unidos de ser frenado con políticas de mitigación que no terminan de aterrizar, mientras la modalidad de la criminalidad organizada avanza en su estrategia de volver a los migrantes, presas de lucro, sin importar, si viven o mueren en la osadía. Y eso lo hacen con colaboración de autoridades locales en su paso, mismas que deben ser identificadas, desarticuladas y condenadas, opinan los expertos. (PD)