Tapachula (México).- Un grupo de migrantes residentes y una Asociación civil, en la ciudad de Tapachula, en el sureño estado de Chiapas, llevaron alimentos a grupos de indocumentados para ayudarlos en su camino a la frontera norte de México.
Noemi Gómez, una migrante hondureña que viaja con su esposo y sus dos hijos menores, relató que salieron huyendo de la violencia, inseguridad y la pobreza, y dijo que no ha renunciado a su sueño de cruzar de México a Estados Unidos.
“Nosotros venimos migrando desde Honduras, sufriendo las calamidades. Hemos llegado a Tapachula, donde nos han dado posada a la familia, pero solo para dormir”, relató la mujer.
Gómez contó que en Tapachula permanecen sin poder trabajar porque no tienen los documentos necesarios, situación que les complica poder seguir su tránsito hacia la frontera norte para poder trabajar.
Esta mujer migrante, de 26 años, acudió al parque techado del Malecón de la colonia San Caralampio, donde llegó el grupo de migrantes residentes con alimentos y una unidad móvil con médicos, brindaron consultas y entregaron medicamentos a indocumentados.
Grevil Alvarado, migrante residente y organizador de esta iniciativa en Tapachula, señaló que ante esta ola migratoria en la frontera sur, se han organizado para recaudar recursos para otorgar comida, salud, asesoría jurídica gratuita y para aquellas personas que no tienen acceso en esta región
“Aquí no solo atendemos a la comunidad migrante, sino también a los mexicanos, porque hay muchas necesidades, por ejemplo, este sábado acudimos al malecón donde hay personas que están viviendo en un campamento al aire libre en su mayoría personas venezolanas, de Honduras y otros países”, contó Alvarado.
En estas brigadas para migrantes se atienden hasta unos 500 indocumentados quienes son beneficiados con comida, mientras las brigadas médicas atienden a más de 100 personas entre ellos niños, mujeres y mexicanos.
Alvarado convocó a las familias y a la sociedad tapachulteca a que se sumen a ayudar y solidarizarse con las personas extranjeras y con una gran cantidad de mexicanos que viven en los alrededores del Malecón.
Sandra Hernández, otra mujer hondureña de 45 años, quien huyó de su país por la inseguridad y las pandillas, narró que logró llegar a Tapachula acompañada de su hija y sus nietas, en busca de cruzar este país para poder llegar a los Estados Unidos.
“Vivo en el Malecón, cercano del río Coatán, donde este sábado un grupo de personas nos trajeron comida, agua, medicamentos y dulces para los niños, algo que nos ayuda para poder mitigar el hambre y curarnos de alguna enfermedad que tenemos”, compartió.
Hernández se dedica a recolectar latas de refrescos y su hija a pedir dinero en las calles.
Manifestó que si las autoridades mexicanas les otorgarán empleo, desistirían la idea de ir a los Estados Unidos, porque tendrían estabilidad, bienestar, dinero para comer y sin peligro alguno. EFE