Tegucigalpa – Los migrantes hondureños que emprendieron la travesía en la última caravana que partió de San Pedro Sula el pasado 10 de abril resienten la decadencia de la solidaridad en México, luego que ciudadanos de diferentes estados se volcaron en ayuda de ropa, alimentos  y hasta hospedaje para los integrantes de la primera caravana que se originó en Honduras en octubre de 2018.

-Los hondureños emigran básicamente por falta de empleo, al huir de la violencia y en busca de la reunificación familiar.

Cabe señalar que en octubre de 2018, decenas de mexicanos salieron a las calles a apoyar a los centroamericanos con comida, bebidas y otros productos, pero ese apoyo ha ido disminuyendo conforme avanzan nuevos grupos  hacia los Estados Unidos.

Una de las hondureñas que resiente la decadencia de la solidaridad es Madison Mendoza quien viajó desde Honduras con su hijo de 2 años hacia Estados Unidos con la esperanza de recibir ayuda en su trayecto en México, pero no ha sido así.

“El flujo de ayuda que una vez saludó a los migrantes centroamericanos mientras viajaban en caravanas por el sur de México se ha ido agotando”, indicó a periodistas la migrante.

Los miembros de la caravana recibieron en octubre comida y refugio de los gobiernos de las ciudades, las iglesias y los transeúntes, incluso recibieron “aventones” de camioneros. Eso ya casi no ocurre.

La última caravana está conformada por al menos 3 mil migrantes, la mayoría de nacionalidad hondureña y aún se encuentra dispersa en los estados sureños de la nación azteca.

La solidaridad en decadencia no ha sido solo de parte de la población sino también de las autoridades, ya que a los primeros grupos ofrecieron una visa humanitaria, beneficio suspendido para los nuevos migrantes.

La inmigrante “Catracha” incluso creyó que al viajar con su hijo motivaría la solidaridad de los mexicanos, algo que aún no ha sucedido.

“Pensé que con el bebé, la gente me ayudaría en el camino”, reconoció la inmigrantes que como miles inició la travesía en busca de una mejor vida.

De acuerdo a defensores de los derechos de los inmigrantes, como el sacerdote Heyman Vázquez, párroco en Huixtla la falta de ayuda obedece a una campaña de discriminación.

“Se debe a toda la campaña de discriminación y xenofobia que se está creando a través de las redes sociales y los medios de comunicación, que culpan a los migrantes de la inseguridad en Chiapas”, explicó.

Según el párroco Vázquez, la única que recibió apoyo fue la primera caravana, la que salió de Honduras en octubre pasado y llegó a contar con más de 7  mil  integrantes. A partir de entonces, sostuvo, se ha promovido el odio.

 Actualmente, los integrantes de la última caravana se encuentran en Mapastepec, una localidad un poco más al norte de Escuintla, aún en el estado de Chiapas, sur de México.