Tegucigalpa – Una nueva oleada de migrantes de diferentes nacionalidades son retenidos en Honduras donde el pago de una multa por transitar de forma irregular en el país los agobia ya que la mayoría de ellos viene procedentes de Haití, Venezuela, Colombia y Cuba cruzando los países centroamericanos para obtener su objetivo llegar a Estados Unidos y con escasos recursos económicos.

-El cobro de 230 dólares por control migratorio está establecido en el artículo 136 numeral 5 de la Ley de Migración.

-Cubanos viajan desde la Habana hasta Nicaragua para iniciar su ruta migratoria.

Emprendiendo la ruta entre Cuba y Nicaragua, una nueva oleada de migrantes cubanos y de otras nacionalidades  llegan a Honduras en su tránsito por la ruta migratoria y poder llegar hasta Estados Unidos.

Los migrantes se han apoderado de la ciudad de Danlí, El Paraíso, oriente de Honduras, donde son llevados por las autoridades policiales al retenerlos por transitar de forma irregular.

Las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM), se vuelven insuficientes para atender a las decenas de migrantes que están llegando en las últimas semanas a esa ciudad oriental.

Los migrantes se apostan en las afueras de la institución, colocan sus mochilas en la acera para sentarse a esperar ser atendidos bajo el inclemente sol del día y el descenso de la temperatura en horas de la noche, los que no tienen para pagar un hotel u hospedaje.

En 72 horas más de 700 migrantes pagaron multa

Según las autoridades el tránsito de migrantes ha ido en aumento, decenas de ellos llegan a tramitar su permiso para pasar legalmente por el país.

Una de los funcionarios de Migración de la zona dijo a Proceso Digital que en tres días se habían atendido más de 700 migrantes.

Sin embargo, las autoridades policiales a diario en esa zona del país retiene a decenas de migrantes que son trasladados a Danlí para que paguen su multa por transitar de forma irregular tal y como lo establece la Ley de Migración.

Vulnerabilidad

Asimismo, las autoridades confirmaron que un grupo de 374 migrantes vulnerables, que venían procedentes en su mayoría de Haití, Venezuela, Colombia y de Cuba, fueron trasladados a albergues para brindarles mejores condiciones, mismos que están ubicados en el gimnasio de la Universidad Pedagógica Francisco Morazán y locales de la Iglesia Católica.

Dichos migrantes habían realizado una protesta y tomaron la carretera ante la falta de dinero para poder pagar la multa y transitar de forma legal por este país centroamericano.

En ese sentido, con ayuda de las autoridades migratorias y otras organizaciones los 374 migrantes lograron obtener un permiso especial y continuaron su rumbo hacia la frontera con Guatemala y seguir la ruta migratoria.

En la zona miembros de la Iglesia Católica, sociedad civil, derechos humanos, ONG como Médicos Sin Fronteras y las autoridades migratorias tratan de apoyar a los migrantes vulnerables con ropa, alimentación, acondicionando los albergues para que puedan descansar.

Sin embargo, ante la cantidad de migrantes la ayuda se vuelve insuficiente, por lo que se le pide a la población un mayor apoyo principalmente en accesorios de higiene, alimentación, mascarillas como parte de las medidas de bioseguridad ante el virus de la COVID-19.

No nos queremos quedar en Honduras

Uno de los casos es el de Dana Rainsford quien relató a Proceso Digital que ella viaja en familia junto a sus suegros y su hijo.

La joven mujer dijo que en el camino se unieron con otros cubanos y formaron un grupo de 15 personas quienes estaban a la espera del permiso para lograr trasladarse hacia la frontera entre Honduras con Guatemala.

Dicho permiso tiene un valor de 230 dólares  por lo que los migrantes que son retenidos por transitar de forma ilegal deben pagar esa cantidad de dinero (unos 4 mil 800 lempiras), y poder transitar por el país por cinco días.

“Nosotros no nos queremos quedar aquí, queremos salir de este país lo más pronto posible”, dijo.

Al ser consultada sobre la atención de las autoridades, sostuvieron que ante la aglomeración de migrantes no se dan abasto, es poco el personal y las instalaciones son muy pequeñas.

“Nosotros estamos comprando nuestra comida, hemos pagado nuestra estadía acá, migración solo les está dando el permiso para poder seguir nuestro camino”, manifestó.

Vendió su casa para tomar ruta migratoria

Otra de las cubanas que brindó su relato a Proceso Digital fue Leydis Sotomayor quien dijo que ella vendió su casa y todas sus cosas para poder recaudar 15 mil dólares y emprender la ruta migratoria.

Sotomayor viaja junto a sus dos hijos, una de 10 años y otro de cinco, y su esposo.

“Compramos los pasajes rumbo a Nicaragua, de ahí tomamos un bus para este país, pero en un operativo nos bajaron del mismo y nos trajeron hasta este centro de atención migratorio donde nos mandaron a pagar la multa por transitar, gracias a Dios ya tenemos nuestro permiso y en pocas horas tomaremos el bus hacia la capital hondureña nos dicen y de ahí tomaremos otro bus hasta la frontera con Guatemala”, detalló.

Dijo que es difícil viajar con sus hijos, el camino es largo y el dinero se agota, solo pedimos a Dios que podamos llegar hasta nuestro destino y mejorar la vida de los menores que es al final como padre lo que nos interesa.

No sabía que se pagaba multa

El cubano Luis Ángel  dijo que nadie le había explicado que tenía que pagar una multa por transitar por el país, “yo llegué el domingo a Nicaragua y el lunes emprendí mi ruta, tomé un autobús para este país y la Policía me decomisó mis documentos y los trajo hasta acá a migración”.

Agregó que cuando fue a reclamar sus documentos le dijeron que tenía que pagar 230 dólares de multa en el banco para poder obtener el permiso.

El migrante criticó que hay mucho protocolo, pocas personas trabajando dentro de la institución, “hasta el momento uno trae el efectivo, sino a esperar que me hagan una transferencia para pagar, y poder hacer nuestro viaje rumbo a Estados Unidos”, apuntó.

Múltiples atropellos

Los migrantes que llegan al municipio de Danlí, sufren múltiples atropellos no solo por cobros impositivos sino por otros atropellos y hasta estafa, denunció monseñor José Antonio Canales, obispo de esa ciudad oriental.

“Estamos hablando de 230 dólares, que aproximadamente son 5 mil lempiras nosotros comentamos aquí a nivel de iglesia sí a cualquier hondureño residente aquí le llegará una multa de 5 mil lempiras con la precariedad económica que tenemos aquí, le caería como un balde de agua fría una multa de 5 mil, imaginemos lo que significa esto para un migrante”, dijo el líder religioso en relación al cobro por control migratorio.

De igual forma, monseñor denunció que no solamente se trata de ese cobro “que para nosotros está fuera de lo que significa elementalmente atender a un ser humano en estas circunstancias”, sino de otros atropellos.

Los migrantes en tránsito son víctimas de vejámenes y sufren estafas de parte de ciertas personas inescrupulosas de la comunidad, que les cobran precios excesivos por compra de alimentos y transporte entre otros, remarcó.

En ese sentido hizo un llamado a las autoridades y a la población para ponerse la mano en la conciencia y ser humanitarios y respetar los derechos que tienen los migrantes que transitan el territorio hondureño, particularmente el municipio de Danlí.