México- Activistas y religiosos realizaron este domingo una procesión en la frontera sur para pedir el apoyo del Gobierno mexicano, con papeles que les permita transitar de forma regular en el país hasta la frontera norte, en busca del “sueño americano”.
Esto, como parte de la Jornada Mundial del Refugiado y el Migrante, que se realizó en medio de una nueva oleada migratoria, que anticipa un nuevo récord de solicitudes de asilo y una crisis humanitaria.
Los migrantes, que en su mayoría se encuentran en México de forma irregular, caminaron por las principales calles de Tapachula con pancartas, banderas, mientras realizaban oraciones para pedir al Gobierno mexicano les atienda y les otorgue documentos para dejar Tapachula.
El padre César Augusto Cañaveral Pérez, coordinador de la dimensión pastoral de la movilidad humana en la Diócesis de Tapachula, dijo que el mayor flujo migratorio que se tiene es originario de Cuba, seguido de Venezuela, Centroamérica, así como los mexicanos que intentan ir a los Estados Unidos.
“Lo que está viviendo Tapachula, es una migración desordenada porque los flujos migratorios o éxodos cada día son más complejos y más difíciles para poder llegar a Estados Unidos”, compartió a EFE.
Crisis económica
A esta procesión se unió el migrante Carlos Aguilera, proveniente de Honduras, quien dejó su país, por la crisis económica y que llevó a su negocio a la quiebra hasta no vender nada, impulsándolo a emprender su viaje hacia EE.UU.
“Que nos ayuden, estamos cruzando una vía tan difícil en otro país. Estamos en la pobreza, nos molestan muchos. Los choferes nos cobran mucho. Pedimos un permiso porque no estén dando permiso, nosotros queremos llegar al otro lado”, dijo.
El sacerdote mexicano también criticó que los ciudadanos mexicanos se están aprovechando de esta situación, generando negocio en el cobro de hoteles, viviendas, pasajes, dejándoles beneficios económicos importantes.
Otra migrante originaria de Guatemala, Arcelis Solís de Tejeda, quien acudió a esta procesión y misa para los migrantes refugiados, denunció que huyo de Guatemala, porque la han extorsionado y amenazado de muerte.
“No venimos porque queremos ir a pasear, yo era vendedora ambulante, vendía tamales, paches (plato tradicional guatemalteco) y comida típica. La verdad no nos dejan trabajar en Guatemala, nos piden extorsión, creo que es injusto porque estamos trabajando honradamente”, contó.
Durante la misa, la mujer pidió por su familia, pues explicó que no puede regresar a Guatemala y lo que requieren es avanzar a los Estados Unidos o permanecer en la frontera norte para poder trabajar.
El párroco de Tapachula, lamentó que las autoridades mexicanas rompan los pocos o únicos documentos que poseen los extranjeros que ingresan al país, impidiéndoles tomar un autobús, lo que también empuja cientos de migrantes a caminar por la ruta migratoria para avanzar hacia la frontera norte, en medio de riesgos como la delincuencia organizada.
Cañaveral, explicó que Tapachula, es una ciudad pequeña que no tiene la fortaleza para poder afrontar este fenómeno migratorio y reconoció que la crisis migratoria ya está agravada y requiere respuestas concretas de los Gobiernos nacional, estatales y municipales.
Delincuencia, violencia, trata de personas y situaciones del clima y la falta de sus derechos humanos y la migración de niños que están caminando, son algunos de los problemas que se viven la migración que llega a la frontera sur.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la inseguridad, la violencia y las condiciones socioeconómicas son los principales factores que inciden en que miles migrantes salgan de sus países para cruzar México e intentar llegar a EE.UU.
También ha apuntado que la variedad de nacionalidades de migrantes que cruzan por el país es cada vez mayor porque más personas dejan sus países tras la pandemia de la covid-19, lo que ha provocado una nueva oleada migratoria en la región.