Tegucigalpa (Proceso Digital/Por Jorge Sierra) – Es un amante del óleo y el acrílico, con los que ha logrado obras impresionistas, realistas y abstractas. Con 46 años, Miguel Sorto Meza, se inspira en la literatura, en el sentimiento patrio y en los niños. Pero es el hidalgo caballero de La Mancha, don Quijote, su fuente de inspiración, en él halla la libertad y los más altos valores humanos para escabullirse, casi sin querer, y plasmar en los lienzos una mirada dignificadora del mundo.  

– Sus hijos -Miguel Isaac y Lorena Michelle- ya le siguen los pasos y “pintan” para ser grandes artistas de las espátulas y el color.

Para este artista, El Quijote es una referencia de la riqueza literaria que logra hacerlo transitar por un mundo maravilloso;  le inspira su gracia, su valentía, sus miedos, así como las épicas batallas libradas.

Para el pintor Sorto, Miguel de Cervantes y Saavedra seguramente vivía día a día las realidades que contaba a través de las hazañas del caballero andante y esas proezas, – reflexiona el artista hondureño, – “también son parte de nuestras vidas presentes”.

Le gusta pintar al aire libre.

“Ahora con El Quijote hacemos una obra juntos, me inspira a pintarlo y él cuenta mis motivos” dijo el artista en el que se prolonga la quijotesca inspiración de soñar.

La libertad es para Miguel una condición fundamental de los seres humanos, pero lamenta que los hondureños la pierden cada día. Ese elemento lo relaciona con el ave nacional, la guacamaya a la que ya ha pintado y más recientemente en una obra alusiva al bicentenario de la independencia centroamericana.

 “La guara roja es en realidad el símbolo de ser libres, soberanos e independientes, aunque a punto de extinguirse, como esa libertad, esa soberanía e independencia de cada hondureño que ha sido violentada, arrancada y extinguida”, exclamó con un deje de tristeza.

Siguatepeque y su amor por la naturaleza

El artista catracho nació el 1 de junio de 1975 en Siguatepeque, Comayagua, y desde hace 25 años reside en San Pedro Sula, norte de Honduras.

Es el cuarto de ocho hermanos que procreó el matrimonio compuesto por Adán Sorto Bautista y Clara Rosa Meza. Además, está casado con Claudia Lorena Rivera, con quien engendró a Miguel Isaac y Lorena Michelle, ellos son razones para pintar la vida de colores mágicos.

Con su esposa Claudia Lorena Rivera.

Su infancia la recuerda como una etapa multicolor, en la que, dice, que todo fue fascinante y le abrió la puerta a un mundo hermoso por descubrir, – “nacer y crecer rodeado de la naturaleza, de esos verdes de los árboles, las estaciones del año de la época, ver florecer el campo, los lirios y jardines de mi madre, son los colores que han vivido conmigo siempre, por eso mi paleta es así, colorida llena de alegría y pasión”, rememoró.

Miguel Isaac y Lorena Michelle, los motores de su vida.

Relató que desde que era un niño siempre lo inquietó el dibujo. Jugaba a esbozar con los carbones de la leña y con pedazos de tiza en la escuela, manchaba las tablas que servían de pared en su casa, pero ya en su juventud tuvo la dicha de poder palpar los pigmentos y tener en sus manos los pinceles, lienzos y espátulas.

Los pequeños de la casa también pintan.

Obra y carrera

El entrevistado describió que desde 2007 ha recibido formación continua en técnicas de dibujo y pintura, historia y apreciación del arte, gestión de proyectos expositivos, en universidades, centros culturales y estudios de arte, con académicos, curadores y artistas extranjeros y nacionales.

Es amante de compartir e incentivar lo que mejor hace y por ello promueve y apoya a jóvenes estudiantes que exponen sus muestras y siempre intenta contribuir a forjar nuevos talentos.

Su carrera incluye exposiciones individuales, concursos nacionales y exposiciones colectivas en diferentes países del mundo. Tiene una mención de honor en el Salón Nacional de Arte 2019 del Centro Cultural Sampedrano.

Las obras de Miguel Sorto, hasta el momento han sido adquiridas para ser coleccionadas en más de 14 países, especialmente en los Estados Unidos. En 2021 fue nombrado Embajador del Arte de América y participará en la exposición Bicentenario de América a celebrarse en Perú y Honduras con participación de 42 países del continente.

Con el maestro Santos Arzú Quioto.

Sus maestros

A la consulta ¿En qué rama o tipo de pintura se ubica?, contestó: “Me gusta siempre experimentar, en ese proceso surgen nuevos estilos, usando las técnicas del óleo y el acrílico, logrando estilos impresionistas, realistas y abstractos”.

No dudó en expresar que “admiro a muchos pintores que han dejado legados en el mundo de la plástica, y nacionales con gran trayectoria y nobleza como: Santos Arzú Quioto, quien transmite con su creación esa motivación y colorido. Asimismo, en su composición a José Antonio Caballero, él ha sido mi maestro, entre muchos otros nacionales con gran talento y reconocimiento internacional”.

Si solo él pudiera escoger dos colores para una pintura, dijo que se decantaría por los tonos tierra natural y amarillo. A partir de esa composición se generan muchas texturas para expresar sentimientos, apuntó.

Reveló que en su haber tiene unas 150 obras, aunque reconoció que todos los días asume el proceso de aprendizaje. “Cada obra me deja una enseñanza y siempre estoy buscando la excelencia, cada trabajo es muy especial”, dijo.

El COVID y El Quijote

El virtuoso hondureño contó que cuando empezó la pandemia hizo un cuatro de El Quijote asombrado por la enfermedad. La obra se expuso en una subasta internacional y fue comprada en Miami, Estados Unidos.

Se deleita con reafirmar lo que el mundo de las letras tiene claro y acentúa que El Quijote es una “una obra literaria fascinante”.

“En lo personal soy amante de la lectura y también escribo poemas, El Quijote es una referencia de la riqueza literaria que nos transporta a un mundo maravilloso y es motivo de inspiración para cualquier artista. Su gracia, valentía, miedos y temores, así como también sus victorias de batallas ganadas, son tan literales que el escritor seguramente vivía día a día y que también son parte de nuestras vidas presentes. Pero ahora con El Quijote hacemos una obra juntos, me inspira a pintarlo y él cuenta mis motivos. Todas esas son las razones por las que lo seguiré pintando”.

También le pinta al COVID como tributo a la lucha del personal sanitario.

De no ser pintor sería un piloto de avión, confesó mientras se toma una pausa en la amena plática con Proceso Digital.

Sorto quiere llegar al corazón de las personas, que sus obras sigan impactando vidas, motivando con sus colores, dejar un legado a sus hijos y que ellos puedan llegar aún más lejos.

“Siempre soñamos con conquistar el mundo, la perseverancia trae frutos y los sueños se realizan de la mano de Dios”, confió.

Le pinta al Bicentenario

Hermosa obra dedicada al Bicentenario.

A propósito de celebrarse este 2021, el bicentenario de independencia, el artista catracho se tomó un tiempo para hacerle gala a la patria.

“Recientemente elaboré una obra pintada a mi amada Honduras, expuesta en la Casa Valle de Choluteca, en conmemoración de nuestro 200 aniversario de independencia bajo la obra ‘Encantos de mi tierra’.

En la citada obra, reemplazó dentro del escudo los elementos que lo conforman para esbozar una Guacamaya (el ave nacional). “La guara roja es en realidad el símbolo de ser libres, soberanos e independientes, aunque a punto de extinguirse, como esa libertad, esa soberanía e independencia de cada hondureño que ha sido violentada, arrancada y extinguida”, detalló.

El pintor comayagüense lamentó que en Honduras no se apoye decididamente al arte, pese a la gran cantidad de talento que existe.

Pidió que las artes sean incluidas como un proceso integral en la etapa formativa de los niños, que se abran más escuelas de pintura en toda Honduras y que se incluya una carrera de arte a nivel superior.

Se retrató como un ser sensible que suele hablar con Dios cada vez que ora.

¿Si pudiera hacer una pintura de la Honduras que añora?, le consultamos, a lo que respondió: “En el mapa pintaría niños elevando papelotes con lemas de paz y libertad, cubiertos sus ojos con inocencia, descalzos, pero con oportunidades, soñando un mejor mañana”.

Miguel dejó por un momento los pinceles, los lienzos y las espátulas, levantó su mirada y se imaginó la próxima pintura que engalanará la galería de su vida. (JS)