Trabajadores agrícolas temporales recogen moras en una granja en Georgia. Foto: Efe

Londres – La industria agrícola europea está explotando a unos 2,4 millones de migrantes que cultivan las frutas y las verduras de Europa, según denuncia un nuevo informe divulgado por la Universidad de Comillas y la organización Oxfam.

El documento, titulado “Esenciales, pero invisibles y explotados”, subraya la sistemática violación de los derechos de los trabajadores migrantes, según la legislación de derechos humanos por la que se rigen nueve países comunitarios.

Las últimas estadísticas apuntan a que uno de cada cuatro trabajadores en el sector agrícola europeo es inmigrante aunque, en realidad, ese dato podría ser mayor.

“Queremos exponer las entrañas de la industria agrícola europea, que tiene en su núcleo la explotación y quiebra la legislación europea”, apunta Nerea Basterra, responsable del Sector Privado de Oxfam Intermón, en un comunicado.

Según esto, en los 9 países examinados -con Finlandia como excepción-, los trabajadores migrantes reciben salarios que no alcanzan el salario mínimo y las mujeres reciben típicamente sueldos menores.

El informe señala que en la provincia española de Huelva, la mitad de las mujeres entrevistadas denunció haber ganado menos que sus colegas varones, mientras que en Italia, las trabajadoras migrantes ganaron hasta un 30 % menos que los hombres.

También detecta que ejemplos de casos de abusos, incluido sexuales, técnicas de intimidación y violencia en respuesta a las huelgas son comunes.

Los trabajadores con permisos temporales o un estatus irregular afrontan, según esto, un riesgo mayor de explotación debido a su situación de empleo precaria.

El texto indica que los recolectores de frutas del bosque de Tailandia trabajaban jornadas de hasta 19 horas al día en Suecia.

También se denuncia que el alojamiento está saturado con frecuencia para estas personas, es caro y está aislado y que las mujeres han denunciado casos en los que han sido chantajeadas sexualmente por los supervisores de los alojamientos.

Algunos de estos trabajadores viven en barriadas improvisadas que carecen de agua corriente, calefacción y sistema de recolecta de basuras y donde existe un riesgo de contraer enfermedades e incendios. También detecta que algunos de los trabajadores son sintecho.

El documento indica asimismo que los accidentes y las lesiones son frecuentes debido a que los empleadores no proporcionan una formación adecuada ni equipamiento de protección, sobre todo en España e Italia.

También se han dado casos de trabajadores que han sido envenenados y el de un hombre que falleció al no haberle sido suministrada agua durante todo un día de trabajo con temperaturas de 44 grados centígrados.

Basterra considera que “los líderes europeos ya no pueden ignorar más la explotación en la industria agrícola” y sostiene que hay “esperanza” ante una nueva legislación de la UE sobre cadenas de suministro, que podría finalizar la explotación, si los países europeos lo usan de manera correcta». EFE