Ciudad de Guatemala – La niñez centroamericana que migra hacia Estados Unidos viaja en condición de «piel y hueso», con altos índices de desnutrición, advierte el director de la Casa del Migrante de Ciudad de Guatemala, el padre y misionero brasileño Mauro Verzeletti.

El religioso, misionero scalabriniano, asegura en una entrevista con la Agencia Efe que la migración se ha acentuado en 2021 por «los factores de la pandemia, los desastres naturales (los huracanes Eta e Iota en noviembre de 2020) y la pérdida del poder adquisitivo. La gente está ‘fregada’ en ese sentido».

Las palabras de Verzeletti se registran en medio de un aumento de la migración irregular a Estados Unidos, según datos recientes del mismo país norteamericano, cuyo Gobierno del presidente Joe Biden ha manifestado su preocupación por la situación en su frontera sur.

EN PIEL Y HUESOS

Los factores a los que hace referencia el padre scalabriniano agravaron la situación de vulnerabilidad alimentaria que viven los tres países del norte de Centroamérica, Honduras, El Salvador y Guatemala, una de las regiones más pobres y violentas del planeta, según organismos internacionales.

A raíz de la pandemia y con mayor énfasis tras los huracanes de noviembre de 2020, Verzeletti advierte que la desnutrición está en «índices altísimos» en la región.

«Aquí en la Casa del Migrante tenemos a la doctora que hace todo el protocolo de recepción de las personas y de los niños, quienes presentan altos índices de desnutrición», cuenta el religioso.

«Estamos hablando de (niños) de piel y huesos que están migrando en este contexto y esto es terrible para la vida de desarrollo de un niño, niña, un adolescente que no tienen qué comer en su propia casa», subrayó Verzeletti.

Las familias centroamericanas, agrega, «no tienen dinero para pagar la renta o para comer y estamos teniendo una gran cantidad de personas en movilidad en la calle. Los nuevos habitantes de las calles que vamos a tener desde Guatemala, México, van a ser migrantes».

La región centroamericana, además, «está hundida en una gran depresión socioeconómica y política», sostiene el misionero, quien junto a Ademar Barilli, director de la Casa del Migrante de Tecún Umán, en la frontera con México, ha sido galardonado como personaje del año por medios locales, entre otras distinciones.

Según el director de la Casa del Migrante, una entidad no gubernamental, «no existen respuestas integrales de parte del Estado para que realmente estas personas puedan acceder a tres elementos fundamentales, como lo dice el Papa Francisco: tierra, techo y trabajo, que es fundamental para el desarrollo humano de las personas, pero con dignidad».

De acuerdo a un informe de la división de Alimentación y Agricultura de la ONU y el Programa Mundial de Alimentos, en Honduras se prevé «que 3,1 millones de personas se enfrenten a una alta inseguridad alimentaria aguda, incluyendo casi 570.000 en situación de emergencia» durante 2021, mientras que en Guatemala la cifra llegaría a 3,7 millones de personas que habitan en 7 de los departamentos más afectados por los huracanes.

Además, en El Salvador «se espera que alrededor de un millón de personas enfrenten una alta inseguridad alimentaria aguda entre marzo y mayo de 2021, incluidas 121 000 en emergencia», indicó el documento, publicado el pasado 29 de marzo.

MÁS FLUJO Y REPRESIÓN

Verzeletti estima que su organización ha recibido en promedio este año «cerca de 1.000 personas o más por mes», que son atendidas en cuatro áreas: personas en tránsito (con apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones), personas que quieren retornar a su país, desplazados internos y los solicitantes de protección internacional.

La semana pasada, el Gobierno estadounidense reveló cifras récord de detenciones de indocumentados en su frontera con México, con más de 172.000 en marzo, entre ellos casi 19.000 menores, una cifra histórica.

La Casa Blanca ha insistido en que la frontera «está cerrada» y en que la mayoría de quienes lleguen sin documentos serán expulsados, pero eso no ha rebajado las llegadas a la zona limítrofe.

En opinión de Verzeletti, el Gobierno estadounidense ha entendido que «el modelo económico» ha «fracasado» en Centroamérica por la «corrupción», entre otros flagelos.

Pero el abordaje estadounidense para contener la migración se ha tornado con el tiempo más restrictivo y con actos de represión a las caravanas en los países de tránsito, indica Verzeletti, quien califica de «estrategia macabra, nefasta», al enfoque estatal, pues «realmente la fuerza militar no puede estar interviniendo en los flujos migratorios»

Verzeletti, con 23 años de experiencia al frente de la Casa del Migrante, asegura que para tener «un Estado de derecho fortalecido y que responda a las necesidades de los ciudadanos» es necesario «fortalecer a la sociedad civil, que es la auditoria de los procesos políticos de los Estado», concluyó.