Tegucigalpa – Mientras la mayoría de las actividades económicas retornan paulatinamente a sus labores, con el 20 por ciento de su personal, el rubro del turismo todavía se encuentra en modo de parálisis a la espera que les autoricen una tímida reapertura, aunque para muchos negocios ya es demasiado tarde: cerraron operaciones y enviaron a sus casas a los trabajadores.

El sector turismo, que venía mostrando moderadas cifras de crecimiento los últimos años, especialmente el interno con las llamadas Rutas o Distritos, fue el primer gran afectado con la pandemia del COVID-19, en medio del confinamiento que obligó al cierre de sus actividades.

Pasada la temporada de Semana Santa en rojo; esperan en la próxima Semana Morazánica de octubre, rescatar algo de economía y saltar a noviembre y diciembre con un hálito de vida, pero, depende que el gobierno, por medio de la Sinager, les autorice el inicio de operaciones.

Cinco meses sin ingresos han causado un colapso de la industria y sus máximos representantes señalan que en el mejor de los casos hasta finales del 2021 lograrán recuperar los niveles de operatividad y empleos que tenían previo al COVID-19.

Todo si la situación sanitaria del país logra mejorar, un hecho distante ante la falta de pruebas PCRy un sistema sanitario bajo precarias condiciones.

El 90 por ciento de las compañías de turismo en el país pertenecen al sector micro, pequeñas y medianas empresas y más del 50 por ciento tienen una nómina de hasta 10 empleados según cifras de la Cámara Nacional de Turismo de Honduras (Canaturh).

El sector turismo genera un 9.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Honduras y genera más de 270 mil empleos, según el dirigente del sector, Roberto Oseguera.

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