Los Ángeles – El salvadoreño Agustín Rodríguez, de 64 años, se convirtió en el primer trabajador latino de la procesadora de carne de Smithfield en Sioux Falls, Dakota del Sur, que muere por el brote de coronavirus en esa planta, donde hasta este jueves se cuentan 650 infectados.
Nancy Reynosa, amiga de Rodríguez, dijo a Efe que la comunidad está devastada por el deceso del inmigrante que había retornado de El Salvador un par de años atrás, y quien murió el martes.
«Lo único que quería era trabajar y vivir con su esposa aquí, estaba pensando en compra una casa», dijo Reynosa. «El vivió como 20 años aquí, y se fue para su país y allá vivió como cuatro años, luego regresó, era un hombre ejemplar», agregó.
El regreso del inmigrante también significó su retorno a la empresa donde había trabajado por casi 16 años. En total, Rodríguez trabajó casi 18 años para esa planta procesadora de unos 3.700 empleados y es el motor de la ciudad y además es responsable del 5 % del cerdo que se consume en todo el país.
Según contó Reynosa, que dirige la organización ¿Qué Pasa? Sioux Falls, el inmigrante comenzó a sentir los primeros síntomas el 30 de marzo pero aún así fue a trabajar. Para el miércoles primero de abril el salvadoreño ya tenía fiebre y el sábado su esposa Angelita Rodríguez lo llevó al hospital, donde fue intubado inmediatamente.
El 9 de abril, la mujer de 73 años recibió la notificación de que su esposo había sido contagiado con el coronavirus y que ella y su hermana Ana, con quien comparte la vivienda, debían aislarse.
Agustín Rodríguez murió el pasado 14 de abril.
«No pudimos despedirnos de él, tampoco podemos consolar a Angelita, ni Ana, la iglesia hará una ceremonia por internet y después lo cremarán para que Angelita lleve sus cenizas a El Salvador», explicó Reynosa.
En una entrevista con el periódico local Argus Leader, la esposa del salvadoreño dijo que «había perdido su esposo por ese horrible lugar», en alusión a la planta procesadora.
Reynosa comparte la indignación de la septuagenaria y criticó a la planta y a los funcionarios estatales por no estar preparados para afrontar el virus. «Tengo otros dos de mis amigos muy graves en el hospital, y decenas de otros conocidos son positivo», dice Reynosa, que alguna vez trabajó en la planta.
La mujer reconoce la importancia para la economía de la ciudad de de la Smithfield Foods, en la que la mayoría de los trabajadores de la planta son inmigrantes y se estima que más de 26 idiomas se hablan en sus instalaciones, pero insiste que la compañía debió prepararse. Ante el brote, la procesadora se vio obligada a cerrar.
En un comunicado, el consejero delegado de Smithfield, Kenneth Sullivan, aseguró el lunes que el cierre de la planta y la clausura de otras instalaciones cárnicas está colocando al «peligrosamente cerca del límite en términos de suministro de carne», lo que podría desembocar en estanterías vacías en los supermercados.
«Es imposible mantener nuestras tiendas abastecidas si nuestras plantas no están funcionado», avisó Sullivan.
Rodríguez no es el único trabajador hispano de una procesadora de carne infectado por el coronavirus.
Saúl Sánchez, de 78 años y que durante tres décadas trabajó en la planta de JBS en Greeley (Colorado), murió tras haber sido diagnosticado con el virus, al igual que Eduardo Conchas de la Cruz, de 60 años.
El Departamento de Salud de Colorado ha contabilizado hasta este miércoles 5 trabajadores de empacadoras fallecidos.
«Aquí seguramente se van a dar más muertes y estamos muy asustados por lo que va pasar, y qué va pasar con estas familias», aseguró Reynosa.
Parte de la preocupación de la activista es cómo se va a mantener Angelita, quién dependía de Rodríguez. «Agustín decía que trabajaba duro para que nunca le faltara nada a ella», recordó.