Dacca – Las autoridades de Bangladesh multaron a 39 refugiados rohinyá por jugar un partido de fútbol fuera de su campamento desafiando la orden del Gobierno que les impide abandonar las zonas de refugio sin permiso, informaron este sábado las autoridades.

El incidente ocurrió la tarde de ayer cuando un grupo de jóvenes rohinyá de uno de los campamentos de Ukhiya, del distrito sureño de Cox’s Bazar, organizó un partido fuera del perímetro para refugiados, próximos a los vencidarios, y fueron reportados por los habitantes de la región.

“La gente local los detuvo y nos informó del incidente. Los entregamos a la oficina del comisionado de Refugiados, Socorro y Repatriación con la ayuda de la policía. Fueron multados y enviados de vuelta al campamento”, dijo a EFE el jefe de la administración de la localidad de Ukhiya, Imran Hossain Sajib.

El encargado del campo, Shahed Iqbal, indicó que los jóvenes refugiados fueron sancionados por abandonar el campamento violando la orden del Gobierno.

“Se supone que no debían abandonar el campamento sin permiso. Los 39 rohinyás han sido multados por violar la orden del Gobierno”, dijo, y agregó que el monto de la multa era diferente para cada rohinyá.

La multa más alta fue de 1000 taka, o unos 10 dólares, dijo.

El fútbol es el pasatiempo favorito de casi un millón de rohinyás que viven en una pequeña y superpoblada área del sur de Bangladesh.

Con la euforia por el deporte por la Copa del Mundo en Catar, las autoridades de Bangladesh tuvieron que hacer arreglos para que los rohinyás disfrutaran de los partidos.

“Instalamos pantallas grandes en varios lugares para que los rohinyás vieran los partidos de la Copa Mundial. Además, facilitamos la organización de torneos de fútbol dentro del campamento de vez en cuando», dijo el comisionado adjunto de Refugiados, Socorro y Repatriación, Shamsud Douza Nayan.

Bangladesh acoge a unos 925,000 refugiados rohinyás huidos de Birmania (Myanmar). Entre ellos, unos 774,000 escaparon al país vecino desde el inicio de las operaciones del ejército birmano en 2017, una operación que la ONU calificó de limpieza étnica con visos de genocidio.