Washington – La primera imagen del telescopio James Webb, el mayor que se haya lanzado jamás al espacio, fue revelada en un evento en la Casa Blanca en el que participó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

La fotografía muestra «un grano de arena sobre la punta de un dedo con el brazo sostenido», según la analogía que hizo el director de la NASA, Bill Nelson, quien se refirió al espacio fotografiado como «una pequeña porción del universo».

En la imagen aparece un área del espacio llamada SMACS 0723, donde enormes cúmulos de estrellas funcionan como una lupa debido a su enorme fuerza gravitacional, amplificando la luz de galaxias pasadas.

Es uno de los lugares más estudiados por el telescopio Hubble, aunque la fotografía revelada hoy tiene una resolución y nivel de detalle nunca antes vistos debido a la complejidad del Webb, que servirá entre otras cosas para sustituir al Hubble.

«Estas imágenes le recordarán al mundo (…) que no hay nada más allá de la capacidad de los estadounidenses», dijo Biden durante su discurso previo a la presentación de la fotografía.

El James Webb es operado en conjunto por la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA).

El evento de hoy ha servido para ofrecer una muestra de lo que a partir de mañana se convertirá en una sucesión de revelaciones, a medida que las agencias espaciales lancen, una a una, las primeras imágenes para uso científico del telescopio.

Hasta ahora, el telescopio solo se ha dirigido a cúmulos estelares en lugares bien estudiados -como la Gran Nube de Magallanes- a fin de probar la calibración de sus instrumentos.

«Estamos mirando más de 13.000 millones de años atrás en el tiempo», dijo Nelson, al explicar que el telescopio Webb permitirá a los científicos estudiar la luz de las primeras estrellas que se formaron en el universo.

«Además -agregó-, se podrá ver si hay planetas habitables, gracias que podremos determinar la composición química de su atmósfera con el telescopio».

Aparte de la imagen revelada hoy, se espera que las agencias espaciales revelen fotografías de la Nebulosa del Anillo del Sur, la Nebulosa de Carina o el Quinteto de Stephan, entre otros objetivos cósmicos populares entre astrónomos.

Gracias a su gran sensibilidad, el James Webb podrá observar la luz de galaxias solo unos pocos cientos de millones de años después del Big Bang, lo que permitirá hacerse una idea de la formación de nuestro universo.

Desde que el telescopio logró desplegar su enorme espejo formado de hexágonos a comienzos de este año, todos los sistemas, cámaras, espectrógrafos y coronógrafos de última generación han funcionado por encima de las expectativas de los científicos.

Sin embargo, en mayo sufrió un pequeño impacto de un micrometeorito más grande de lo que los ingenieros esperaban que tuviera que hacer frente en el lugar del espacio en el que se encuentra.

De todas maneras, los expertos han indicado que sigue funcionado a un nivel que «supera los requisitos de la misión, a pesar de un efecto marginalmente detectable en los datos».