Tegucigalpa – “Es difícil contabilizar daños y las violaciones que sufren los menores migrantes no acompañados en su travesía por llegar a Estados Unidos, esa situación nos deja heridas profundas y difíciles de sanar en los niños, que indefensos encuentran verdugos, para nosotros es difícil poder contabilizar”, expresó Rosa Estrada, oficial de migración de la Dirección de Niñez Adolescencia y Familia (DINAF), en una descarnada descripción que retrata más allá de las cifras, la dureza de la migración infantil.

– Los menores son objeto de trata, secuestro, robo, sufren violencia sexual, violación a sus derechos humanos y persecución. Es la población más vulnerable de los migrantes.

La niñez acompañada o no, sigue recorriendo la peligrosa ruta que los lleva por el noroccidente de Honduras, cruzan Guatemala, llegan a México en una travesía atiborrada de peligros, unos más cercanos a la muerte, otros a las vejaciones sexuales, a la trata, a los carteles de la droga y el crimen, al tráfico de órganos y, en fin, la lista de los riesgos que los pequeños viven paso a paso es incontable.

Entre los riesgos, tampoco quedan por fuera los abusos de autoridades de los países por los cuales cruzan, en los que los derechos humanos son materia casi nula.

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La abogada Rosa Estrada, oficial de migración de la Dirección de Niñez Adolescencia y Familia

Al momento de retener a los migrantes, las fuerzas militares y policiales no escatiman en diferenciar a los niños, tampoco lo hacen al momento de alojarlos y concentrarlos obligadamente, en campos de refugio donde hacinados apenas sobreviven. En tierras aztecas, la escena se repite una y otra vez y en la frontera sur de los Estados Unidos, los abusos son potenciados.

Desde la DINAF, dice Rosa Estada, se hacen esfuerzos para proteger a los menores que deciden marcharse por el trágico camino de la migración irregular; a la fecha se ha brindado protección a 132 menores que participaron en la primera caravana de este año, que salió de San Pedro Sula el 16 de enero y que ya se encuentra en México, tras un accidentado y dramático periplo.

La funcionaria del DINAF dijo que los flujos migratorios se han incrementado y agregó que a la fecha se han recibido 250 núcleos familiares de los cuales 652 son niños acompañados y no acompañados 536, son retornados vía terrestre y la mayoría vienen de México; los menores son atendidos en el Centro Belén de San Pedro Sula, norte de Honduras.

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En el camino hacia EEUU, existe alta incidencia de violación a derechos de los niños

Sin familia y sin identidad

A su regreso, los niños son atendidos en los centros estatales con alimentación, asistencia médica y psicológica; así también se desarrolla, en cada caso, una investigación precisa que compruebe que el menor, efectivamente, será regresado a sus padres. “Esto representa un problema preocupante porque a veces ellos no quieren volver, entonces dan información incorrecta y hasta falsa, porque no tienen la más mínima idea de regresar a su casa”, apuntó.

También se han identificado casos en los cuales los niños no tienen familia, viven en la calle, no tienen a donde ir, esa es una causa muy recurrente. Ellos tienen dos opciones luego de que son interceptados por autoridades migratorias y es que una vez que sean identificados, podrían recibir la asistencia del retorno seguro y segundo la solicitud de asilo, pero esta última tiene muy pocas posibilidades, avizoró.

El país tiene altos índices de deserción escolarExterno que en la mayoría de los casos los niños quieren quedarse en México, para luego continuar su camino a Estados Unidos.

El drama de los niños que migran también registra los casos de los que se encuentran en situación de riesgo, – ellos señalan que son perseguidos y amenazados, además se tienen algunos casos en que los menores ni siquiera fueron inscritos en el Registro Nacional de las Personas, – detalló.

Son muchos los casos en que autoridades mexicanas y las legaciones consulares hondureñas, establecen procedimientos para repatriarlos previo estudio social y económico de la DINAF.

Las edades de los niños migrantes van desde los que con apenas meses de nacidos, son usados como escudos humanos por adultos que en muchas ocasiones no son sus padres; otra gran parte de ellos tienen entre los 10 a 17 años, siendo los varones el mayor número; también se da el caso de menores 7 a 13 años, que están en un limbo de atención durante el tránsito. Solo en 2019, 26 mil niños 418, migraron de Honduras, de ellos un 20% eran menores no acompañados, indica un informe de la DINAF.

¿Niños o escudos?

DINAF ha recibido al menos 250 núcleos familiares este 2020

En años anteriores, dice la funcionaria hondureña, se daba el caso en que se registraban hasta el 45% de menores que viajan solos, pero ahora ese fenómeno se ha reducido, desde que los padres de familia tienen la idea de que el menor es su pasaporte o escudo para lograr entrar a Estados Unidos. Unos mil 189 niños han regresado en el primer mes del año, esta cifra seguramente incrementará porque estamos en un momento de caravanas y eso aumenta la incidencia, estimó.

“En ocasiones no entregamos a los niños, sino que se quedan en custodia del DINAF, en los casos de que se presuma que pueden ser víctimas de trata de personas. El maltrato y el irrespeto a la vida del menor, es muy recurrente en ese camino, pero se tiene la dificultad que en muchas ocasiones él (niño) no quiere hablar, entonces es cuando son atendidos por los psicólogos y generalmente se detecta que son menores que fueron maltratados”, dijo la funcionaria.

Agresores impunes

Generalmente los victimarios quedan sin castigo, porque, aunque se puede identificar que hubo un abuso, pero es muy complicado para la Fiscalía de Trata de Personas, tener acceso a las pruebas del delito que se cometieron en Guatemala o México. Cortés, Atlántida, Francisco Morazán, Colón y Olancho, son los departamentos de Honduras que registran las cifras más altas de migración infantil.

El camino sigue siendo complicado para los menores migrantes. “Mi mensaje es que no se vayan de esa manera, porque saliendo del país, la situación es de alto riesgo y poco podemos hacer”, reafirmó.

“Honduras tiene el reto mejorar sus políticas públicas para que puedan generar oportunidades, como también una adecuada situación de la seguridad”, concluyó.

Un viaje sin futuro

La vicecanciller de Honduras, Nelly Jerez

Nelly Jerez, vicecanciller de Honduras, afirmó que, desde el Estado, no se pierde de vista el objetivo de velar por la protección de los derechos migratorios, por lo que admite que migrar es un derecho, pero es necesario hacerlo de manera ordenada y segura, – “no arriesguemos la vida, no vale la pena”-, externó en un mensaje que ya es parte de la retórica oficial.

Jerez, alertó que la presencia de niños no acompañados sigue siendo un fenómeno del que muchas personas están queriendo sacar provecho y hasta negocios, porque se hacen pasar por los verdaderos padres de los menores y no lo son, “además es un viaje sin futuro que además del peligro”, apostilló.

El llamado de la vicecanciller es coincidente con el punto de vista con la directora del DINAF, Loli Salas, pues sostienen que la mayoría de los niños que viajan sin documentación y eso genera problemas e incrementa acciones de protección para Honduras, porque es dificultoso poderlos entregar a sus familiares.

El interés superior del menor

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Ricardo Puerta, experto en el tema migratorio, dice que la situación legal migratoria prohíbe el tránsito de menores hasta en el país de origen. Sostuvo que, si los menores llegan a un país, las autoridades deben darles las atenciones que indican las normativas internacionales.

Puerta dijo que poco se conoce del tratamiento que reciben los niños en Honduras, Guatemala y México, cuando un menor expresa que su destino es llegar a los Estados Unidos para pedir asilo.

Para este sociólogo, experto en temas migratorios, las autoridades en todos los países de la ruta migratoria deben respetar y proteger el interés superior de los infantes y eso incluye ayudarles a conseguir su objetivo debidamente expresado y sustentado.

A criterio del analista, como parte de los derechos humanos que asisten a los menores que llegan a puntos fronterizos de Estados Unidos, deben tener la posibilidad de al menos solicitar asilo en una corte de migración.

Luego reflexionó sobre los acuerdos migratorios bilaterales de Estados Unidos con los países del Triángulo Norte Centroamericano, cuyos detalles también juegan en el contexto de la realidad de los que emigran de sus tierras.

“Tolerancia Cero”

cero tolerancia

La realidad de los niños migrantes tampoco deja de contemplar los efectos de la política “Tolerancia Cero”, que implementó el presidente Donald Trump, mediante la cual se separaron a centenares de menores de sus padres y que, aunque tras varias protestas y reclamos internacionales fue suspendida, dejó daños profundos que aún siguen afectando a las víctimas.

Cientos de niños hondureños fueron víctimas de la política “Tolerancia Cero” y no hay informes oficiales que indiquen que todos los niños ya fueron reunificados con sus padres.

Fue tal el efecto que el icónico periódico New York Time, hizo una portada emblemática al respecto, en la que figura una niña hondureña que refleja el dolor de la separación. Esa niña no fue la única imagen, también hubo otros rostros infantiles en momentos dramáticos.

¿Y la protección de los derechos?

El sociólogo Puerta reflexionó sobre los acuerdos migratorios bilaterales entre las naciones de la ruta con EE. UU. Y dijo que los mismos debilitan los derechos de los niños que migran ya que, aunque su propósito sea llegar a la Unión Americana, ellos son ubicados en cualquier país, denominado tercero, para que sea allí donde esperen la respuesta a su petición de asilo.

Recordó que Estados Unidos tiene una mora en los tribunales migratorios de más de un millón de casos y se ha incrementado en la administración de Donald Trump, según su recuento.

Las caravanas han hecho que colapse el sistema migratorio estadounidense y eso obviamente ha obligado a los gobiernos a endurecer las políticas migratorias, un hecho que para los migrantes es frustrante, ya que la mayoría de los participantes de una caravana no han logrado su objetivo de entrar a Estados Unidos, caviló.

Igualmente criticó la militarización de las fronteras por parte de los Estados Unidos y de México y dijo que, además de no ser coherente con los estándares de respeto a los derechos humanos, el gasto es desproporcionado a la necesidad social de atención que existe en los países que generan la migración en esta región de las Américas.

Deserción escolar

La cantidad de reprobados superó los 161 mil estudiantes en 2019

Durante 2019, la caída de la matrícula en el sistema público de Honduras se acrecentó, al concluir en el año académico se reportó una baja de un millón de estudiantes, según datos del Observatorio de la Educación de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPN-FM).

El investigador Rusbell Hernández detalló que durante 2018 al menos 900 mil jóvenes entre 3 y 17 años quedaron fuera del sistema y ante ello se recomendó generar medidas inmediatas de intervención, pero en 2019 el efecto fue inverso y la matrícula se redujo ostensiblemente, en 100 mil alumnos.

Los expertos indicaron que, la baja en la matrícula está marcada por las precarias condiciones económicas, agravadas por la falta de empleo, la violencia dentro y fuera de los centros educativos, y la migración como una vía de escape.

Un informe de la Plataforma ciudadana Transformemos Honduras (TH), presentado a inicios de este 2020, indica la exclusión de un millón 100 mil niños y jóvenes del sistema educativo.

Las víctimas de la exclusión son menores de entre 3 y 17 años, un factor determinante en el incremento de la pobreza, exclusión y violencia social, apuntan los informes sobre el tema, entre ellos el presentado por Transformemos Honduras y la plataforma de organizaciones civiles que le acompañan en el tema.

La crisis educativa se agudiza porque Honduras, se deslinda de los estudios que dan cuenta del bajo rendimiento y estancamiento académico a partir de 2014, con una inmovilización entre 2015 a 2017.

La cantidad de reprobados superó los 161 mil estudiantes que se inscribieron en la escuela vacacional, una cifra récords en detrimento de los estudiantes y que representa un desafío para las autoridades educativas.

El secretario de Educación Arnaldo Bueso

De su lado, la Secretaría de Educación, reporta cifras de ausentismo estudiantil preocupantes, por lo que existe la necesidad de promover estrategias que tienen que ver con el desarrollo del arte, la cultura y el deporte, con la finalidad de incorporar medidas que resulten atractivas para la niñez de Honduras.

“Es importante que a esta lucha se sume toda la población, especialmente la de los padres de familia, deben contribuir y estar seguros de que los niños estén matriculados y sobre todo motivados de asistir a las escuelas porque solo así podremos transformar esta nación”, dijo el titular de Educación, Arnaldo Bueso.

Honduras tiene una población de más de dos millones de escolares, en los 26 mil 234 centros educativos, que en gran proporción enfrentan problemas de inseguridad.

El gobierno ha iniciado un mecanismo para mejorar la seguridad con acompañamiento de la comunidad internacional y según sus autoridades, el programa se extenderá a las escuelas nocturnas donde hay problemas también.

Igualmente, los programas educativos están encaminados a reinsertar a los estudiantes atraídos por la migración irregular o que han retornado. Los planes parecen atractivos, pero el flujo por las fronteras sigue siendo continúo.