Guatemala – Su condición de pobres los obligó a migrar junto a sus padres para evadir la eventual muerte en sus comunidades por falta de oportunidades, pero en su intento dos menores guatemaltecos fallecieron en menos de un mes en tierra ajena, en territorio estadounidense.
Jakelin Caal y Felipe Góméz no solo tenían ocho años de edad, sino que habían escapado de las empobrecidas tierras indígenas de Alta Verapaz y Huehuetenango, respectivamente, en busca del «sueño americano» que les vio morir.
Ambos murieron el 8 y 25 de diciembre cuando estaban bajo custodia de la Patrulla Fronteriza, luego de haber sido detenidos junto a sus padres en territorio estadounidense.
Caal, originaria de la comunidad de San Antonio Secortéz, del municipio de Rarxuha, murió al parecer de deshidratación, y Gómez, procedente de Nentón, supuestamente de una fiebre común.
Ambos casos, empero, están bajo investigación.
«Debemos exigir responsabilidades, encontrar respuestas y poner fin a la odiosa y peligrosa política contra los migrantes de esta administración», escribió en su cuenta de Twitter el procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas, en referencia al Gobierno del presidente Donald Trump.
En un pronunciamiento, el Ombudsman exhortó a las autoridades estadounidenses dar prioridad a las niñas y niños migrantes, quienes, en su opinión, «deben recibir atención médica de inmediato en igualdad de condiciones para garantizar su integridad».
«Los esfuerzos no deben centrarse solo en el control de los flujos migratorios sino en la integridad de las personas, porque en menos de 15 días han muerto dos niños guatemaltecos bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza», dijo.
También pidió al Ministerio de Relaciones Exteriores que acompañe la investigación para verificar si el trato recibido por el último menor fallecido en plena Navidad, fue el adecuado.
La casa de paredes de madera y techo de paja donde fueron velados los restos de Jakelin, quien viajó con su padre Nery Caal de 29 años, son una muestra de la pobreza en la que vive esta familia.
Era tan apegada a su padre que no quiso dejarle partir solo a Estados Unidos, donde Nery se ha quedado.
Nentón, que es un municipio del departamento noroccidental de Huehuetenango, fronterizo on México, es altamente pobre pese a su riqueza cultural.
Se estima que más del 80 por ciento de su población, unas 21.000, viven en la pobreza.
El Gobierno de Guatemala no ha revelado muchos detalles sobre el segundo menor migrante muerte «por protección a la familia».
Pero ha pedido al Gobierno de Estados Unidos, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex), una investigación «clara» acerca de su fallecimiento tal como lo hizo en el caso de Jakelin.
De acuerdo con la Cancillería, el menor ingresó el pasado 18 de diciembre a territorio estadounidense acompañado de su padre por El Paso (Texas), por donde también Caal dejó sus pisadas.
Cinco días después de su detención fueron trasladados a la estación de la Patrulla Fronteriza en Alamogordo, el estado de Nuevo México.
Según dijo la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) en un comunicado, el niño de 8 años comenzó a mostrar signos de «una posible enfermedad» el lunes mientras estaba bajo custodia de los agentes fronterizos.
El Gobierno de Guatemala aseguró que al igual como lo hizo con la familia de Jakelin, también dará toda la asistencia y protección consular necesaria al padre de Felipe y que se hará responsable de la repatriación de los restos a Guatemala.
Mientras, en el país centroamericano e incluso en Estados Unidos, senadores lamentan el fallecimiento de estos pequeños migrantes guatemaltecos.
Entre el 1 de enero y 18 de diciembre último, las autoridades migratorias estadounidenses deportaron a 49.444 indocumentados de Guatemala, 540 de ellos menores de edad.