Tegucigalpa – No dejarse empujar por la tentación del poder, las ambiciones y los intereses personales, pidió el vicario de la Basílica Nuestra Señora de Suyapa, padre Cecilio Rivera, durante la homilía correspondiente al primer domingo de la cuaresma.
– “En el actual contexto de la pandemia, sentimos con más fuerza la llamada a una profunda conversión y a convertir nuestro corazón a la verdadera paz”, sugirió Rivera.
Rivera sustituyó este domingo la eucaristía al sacerdote Carlo Magno Núñez, rector de la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa, quien se encuentra recuperándose luego de haber sido diagnosticado con el COVID-19.
A la vez, Núñez había reemplazando al cardenal Óscar Andrés Rodríguez quien también permaneció varios días hospitalizado tras padecer del coronavirus, pero ya fue dado de alta y se encuentra recuperándose de la enfermedad.
Durante la homilía, Rivera preguntó si nos dejamos empujar por el espíritu o nos dejamos llevar por nuestras ambiciones, por nuestras necesidades, nuestros intereses personales; qué mueve en el fondo de nuestra vida.
El desierto de Judea, cerca del Jordán, es impresionante, pero también un lugar de combate contra las fuerzas del mal y del encuentro con Dios. El hombre contemporáneo huye del desierto, le asusta la soledad y la ausencia de sonidos, sin embargo, el desierto es un lugar de encuentro profundo con nosotros mismos y con Dios, apuntó el prelado.
Añadió que en el desierto podemos escuchar, en silencio y soledad, podemos escuchar la voz de Dios, la voz que libera de verdad. Jesús se quedó en el desierto 40 días, los 40 días de Jesús en el desierto, hacen referencia a los 40 años de Israel en el desierto camino a la libertad, los 40 días significan el proceso de liberación de Jesús en la manera de vivir su misión en la fidelidad al Padre.
Marcos no nos cuenta una por una las tentaciones de Jesús ni reacciones de Jesús al tentador; en el evangelio de San Marcos, no hay tres tentaciones como los demás evangelistas porque plantea toda su vida como una constante lucha contra el mal. Durante toda su vida resistirá a las instigaciones del adversario de aquel que vive en la fidelidad al Padre, dejándose tentar por Satanás, pero durante todo ese tiempo Jesús tendrá que luchar contra la tentación del poder, simbolizado en Satanás que es el símbolo de la ambición de poder que se esconde dentro de cada ser humano y que domina nuestro mundo, Satanás también representa los poderes perversos que se adueñan de la humanidad, refirió Rivera.
Comentó que es impresionante contemplar a Jesús tentado como un hombre cualquiera, podemos imaginar a Jesús tentado, débil, sometido a las crisis, a la oscuridad, pero a la vez, firme en su camino de fidelidad al Padre. Las tentaciones también representan los falsos valores que Jesús encuentra en su época y que son los que se cotizan hoy también entre nosotros.
Jesús permanecerá fiel al Padre en todo y esta fidelidad radical vencerá toda tentación. A lo largo de su vida Jesús permanecerá siempre vigilante para descubrir a Satanás en cualquier circunstancia que se le presenta, acotó.
“Hoy sería bueno preguntarnos cuáles son nuestras tentaciones y cómo vamos a tratar de vencerlas en esta cuaresma; vivía con las fieras y los ángeles le servían y qué significa que vivía entre las fieras y los ángeles le servían, las fieras representan todas nuestras interferencias personales como son nuestros miedos, nuestras necesidades, nuestras ambiciones que dificultan vivir en la fidelidad a Dios y representan también unos seres más violentos de la tierra, evocan los peligros que amenazarán a Jesús”, refirió el sacerdote.
El evangelio de San Marcos habla también de que aparecen los ángeles que son las luces, las invitaciones y las personas que nos ayudan en nuestro camino. Nosotros también convivimos en nuestra vida con las fieras y con los ángeles, todo lo que nos alienta a continuar con esperanza.
Termina el texto señalando que Jesús marchó a Galilea a proclamar el evangelio de Dios y decía: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios, conviértanse y crean en el evangelio, se ha cumplido el tiempo, esta expresión indica que el momento ha llegado porque Jesús ha aparecido en esta tierra, nuestras aspiraciones más profundas pueden realizarse. El tiempo humano es la oportunidad de llegar a vivir como hijos de Dios en la confianza y el abandono”, apuntó.
Pidió preguntarse si el tiempo se ha cumplido para mí, puedo decir que es la hora de la verdad en mi vida, está cerca el reino de Dios, Dios está cerca, en Jesús, en sus palabras y en sus gestos ya está presente el reino de Dios, Jesús es el reino de Dios presente en medio de nosotros, la gran esperanza de la humanidad está aquí y ahora y eso es lo que Jesús anuncia ya presente.
“Conviértanse y crean en el evangelio, conviértanse que quiere decir cambien de dirección, de la manera de ver las cosas; la palabra conversión se puede traducir, conviértanse, pero mejor todavía dejarse convertir, dejen que el mismo Jesús anunciador del reino transforme su vida, no nos convertimos nosotros, solo nos convierte el evangelio del reino, es decir la buena nueva de Jesús, cómo sería nuestra vida si en esta cuaresma emprendiéramos el camino de una verdadera conversión”, se preguntó.
El evangelio no nos habla solo de una conversión moral, personal, individualista, sino también de un reino nuevo de relaciones nuevas, es decir, de una sociedad donde no exista injusticia, explotadores y explotados, los que tienen de todo y los que no tienen casi nada, se trata de un reino donde reine la fraternidad entre todos los seres humanos.
Como sugiere el evangelio de hoy, durante los 40 días de la cuaresma, los cristianos estamos llamados a seguir a Cristo en el desierto para afrontar y vencer con Él al espíritu del mal, se trata de una lucha interior de la que depende el planteamiento concreto de la vida, sólo venciendo el mal en nuestro corazón se prepara el camino de la justicia y de la paz, tanto en el plano personal como en el ámbito social.
En el actual contexto de la pandemia que estamos viviendo sentimos con más fuerza la llamada a una profunda conversión y a convertir nuestro corazón a la verdadera paz, podemos hoy dirigirnos a Cristo diciendo, Señor fortaleza del que está tentado, ilumina y fortalece nuestro corazón para que seamos capaces de convertirnos a ti y mantenernos en un camino de fidelidad en nuestra vida, puntualizó Rivera.