Tegucigalpa- “No estoy preparado para regresar al país, tengo mis hijos, no sé qué voy hacer si la Corte Suprema vota en contra del programa”, manifestó Yefry Fuentes, un migrante hondureño amparado al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos.

-Sí la Corte vota a favor de los soñadores lucharemos por la residencia, aseguró.

-Pide apoyo a la Cancillería ya que no tiene tarjeta de identidad y se le venció el pasaporte.

Fuentes, de 28 años, llegó a Estados Unidos cuando tenía 13 años, en 2012 se acogió al programa DACA y está a la espera de la resolución de la Corte.

El migrante hondureño conversó con Proceso Digital y Departamento 19, sobre su vida y lo difícil que es vivir en Estados Unidos en este tiempo donde la discriminación no solo es para las personas de color, sino también para los latinos.

Relató que sus padres Alex y María Estela de Fuentes, quienes residían en El Progreso, Yoro, norte de Honduras, decidieron en 2001 irse “mojados” a Estados Unidos y darle a sus tres hijos una mejor vida, un año después pagaron a un “coyote” para que se llevará a su hijo mayor.

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Agregó que tres años después, en 2004, le tocó su turno, otro “coyote” lo trasladaba hacia la frontera de México con EEUU, pero en el camino lo capturaron los policías y lo trasladaron en un albergue donde estuvo tres meses.

“Yo no sabía qué hacer, solo tenía 12 años, en el albergue cumplí los 13 y Gracias a Dios otra persona que iba con el coyote que me llevaba, yo le había dado el teléfono de mis papás por si me pasaba algo y él me había dado el teléfono de su familia también por cualquier cosa, fue así como mis padres se dieron cuenta donde estaba y mandaron a mi cuñado a sacarme de ese lugar”, relató.

Añadió que tras salir del albergue con su cuñado y antes de llegar a la frontera, su pariente fue detenido por los policías y retornado al país. “Entonces mis padres decidieron que mi hermana de 20 años, quien estaba embarazada y con una niña de dos años fuera por mí y pasáramos juntos a Estados Unidos, fue así como llegué a este país y nos entregamos a Migración para que ellos se comunicaran con nuestros padres”, sostuvo.

“Mercadotecnia”, sueño frustrado

Indicó que tras llegar a los Estados Unidos sus padres lo inscribieron a la escuela y culminó la high school, pero los escasos recursos económicos no le permitieron seguir estudiando en la universidad.

En ese sentido, señaló que desde que terminó sus estudios trabaja en hacer arcilla y en pulir la tabla roca, las paredes en la construcción de casas y “gracias a Dios no he parado de trabajar ni en esta cuarentena por el COVID-19, siempre tomando las medidas de seguridad para protegerme”, aseguró.

Considera que si hubiese tenido la oportunidad de seguir estudiando estaría graduado de la carrera de mercadotecnia, que es su sueño frustrado.

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Padre de familia

Fuentes reside en la actualidad en Dallas, Texas, junto a su esposa, otra migrante hondureña, quien está a la espera de su segundo hijo que en las próximas semanas llegará a este mundo y su hija de tres años.

Explicó que tiene otro hijo de ocho años con la persona que fue su primera pareja.

Abuelos y tíos

Fuentes detalló que en Honduras viven sus abuelos a quienes extraña, lo mismo que a sus tíos.

“De Honduras recuerdo cuando jugaba pelota con mis amigos en la calle de tierra, nos quitábamos las chancletas y jugábamos descalzos, o cuando llovía, que eran mojadas las que nos pegábamos y los palos de guayaba no los puedo olvidar, pasábamos horas con los amigos platicando y comiendo la fruta”, rememoró.

Hasta la fecha se contacta con dos de sus amigos de infancia, acotó el migrante hondureño.

En cuanto a la comida, refirió que donde él reside hay varios restaurantes que venden comida hondureña y en ese sentido, no extraña la gastronomía, pero “si extraño las tortillas calientes de mi abuela, las cuales me las comía con sal, un manjar”.

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Renovación de permiso 

Explicó que desde el 2012 que entró en vigencia el programa DACA se inscribió y cada dos años renueva el permiso de trabajo que le permite andar libremente en ese país.

Señaló que la semana pasada le tocó renovar el documento, el que tiene un costo de 500 dólares.

Indicó que este año le incrementaron 20 dólares más en comparación con los otros años.

Incertidumbre y discriminación

Apuntó que desde que entró el presidente Donald Trump amenazó con quitar el programa y ha sido una verdadera lucha, “nos tiene asustados a todos y con la incertidumbre de qué va pasar mañana”.

“La situación que se vive en este momento en Estados Unidos, es difícil, porque no solo la gente de color está siendo discriminada, los latinos también, nos tiran indirectas, y siendo un soñador uno está con incertidumbre y miedo”, comentó.

Residencia

El migrante hondureño dijo que tiene fe que la Corte Suprema va dar un veredicto positivo para el programa DACA y con ello luchar para poder conseguir una residencia.

Agregó que de ser positiva esa respuesta, piensa seguir trabajando e iniciar la compra de una casa, establecerse y adquirir sus cosas ya sin miedo a perderlas.

También buscaría conseguir la residencia y poder viajar a Honduras visitar a sus abuelos, tíos e ir al Lago de Yojoa y Roatán.

No estoy preparado para regresar

Sostuvo que si la respuesta es negativa, no está preparado para regresar a Honduras. “Acá está mi familia y mis hijos cómo los voy a dejar si dependen de mis ingresos, no estoy listo para eso”, arguyó.

Reveló que hasta el momento no ha consultado con un abogado sobre qué pasaría con sus hijos, ya que su esposa también es inmigrante.

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Tarjeta de identidad y pasaporte

Explicó que no tiene cédula de identidad, fue al consulado a renovar su pasaporte, pero le dijeron que no podía porque no tiene la tarjeta de identidad.

Señaló que no le dieron respuesta para lo solicitado y que tenía que esperar un consulado móvil para poder solicitar el documento de identidad y poder renovar su pasaporte.

Añadió que cuando fue a renovar su extensión del DACA le pidieron el pasaporte y lo tuvo que presentar vencido.

En ese sentido, pidió a las autoridades de Cancillería apoyo porque, así como tiene ese problema él, también lo tienen muchos hondureños.