Tegucigalpa – No mirar hacia atrás e ir hacia adelante, fue el mensaje central de la homilía correspondiente al décimo tercer domingo del tiempo ordinario, denominada te seguiré a donde vayas, celebrada este domingo en la iglesia catedral metropolitana de Tegucigalpa San Miguel Arcángel, por el sacerdote Juan Carlos Martínez.

El religioso se refirió a un hombre que con gran entusiasmo quiere seguir incondicionalmente a Jesús y se acerca para decirle, te seguiré a donde vayas.

Relató que la época de Jesús se acostumbraba a seguir a un maestro haciéndose discípulo, los maestros no estaban en escuelas fijas, sino que se trasladaban de un lugar a otro y los discípulos lo seguían.

Por otra parte, seguir a un maestro implicaba mucho más que recibir lecciones, el discípulo debía vivir con su maestro ya que recibía sus lecciones compartiendo lo cotidiano de la vida, refirió.

Acotó que en ese marco el texto del evangelio presenta la invitación de Jesús al seguimiento, seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana, lo esencial es seguir a Jesús. “No hay nada más importante ni más bello en nuestra vida que seguirlo”, comentó el prelado.

Preguntó que qué puede haber más urgente y necesario para los cristianos que despertar entre nosotros la pasión por la fidelidad en el seguimiento de Jesús.

Explicó que el evangelio de hoy describe tres situaciones sobre el seguimiento para tomar conciencia de que nada puede haber más urgente e inaplazable que seguir a Jesús; en primer lugar a un hombre que con gran entusiasmo quiere seguir a Jesús, él le dice te seguiré a donde vayas, Jesús le hace reconsiderar su ofrecimiento haciéndole ver cómo hasta los animales tienen su refugio, en cambio él está totalmente desprotegido y le responde, las obras tienen su asidero y los pájaros nido, pero el hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.

Eso quiere decir que el discípulo tendrá que considerar muy bien sus palabras, la decisión de seguir a Jesús no puede ser el resultado de un entusiasmo pasajero, es un compromiso de toda una vida que humanamente hablando no ofrece garantía de seguridad, Jesús le descubre que si quiere seguirle ha de aceptar vivir en disponibilidad y en libertad, refirió.

Prosiguió que después apareció otro individuo a quien Jesús mismo lo invita diciéndole sígueme y él reacciona pidiéndole retrasar la respuesta, déjame primero ir a enterrar a mi padre, es la postura de quien decide demorar las decisiones que deben tomarse, no quiere comprometerse pone excusas a Dios para no responder a su llamado, las palabras de Jesús no pretenden poner en discusión los deberes de la piedad familiar sino abrir al discípulo a una nueva misión.

La respuesta de Jesús a sus excusas es “deja que los muertos entierren a sus muertos, tu vete a anunciar el reino de Dios, el reino de Dios es un mundo nuevo, es más importante que las familias y las prácticas sociales por eso le pide que esa ruptura sea total, que no viva en la indecisión, que no retrase su opción, que se olvide totalmente del pasado, esa es la invitación que nos hace Jesús hoy a cada uno de nosotros, agregó.

Señaló que no seguir a Jesús es quedarse en el mundo de los que en realidad están muertos, Él nos enseña así a ir a lo más posible en el camino a nuestra libertad interior. Jesús nos invita siempre a ir hacia adelante, Jesús siempre nos ofrece la vida y nos abre a un futuro nuevo, es el único que puede llenar nuestro corazón con una verdadera alegría.

Se refirió al caso de un hombre que le dijo a Jesús, te seguiré Señor, pero antes déjame ir a despedirme de mi familia, es una buena excusa, aunque excusa al fin que hace retrasar el seguimiento por lo que Jesús le responde con la imagen del arado que dice que nada de mirar atrás que el seguimiento sólo es posible con una decisión firme y constante.

La imagen del arado es muy clara, hay que mirar hacia adelante, hacia donde se abrirá el surco sino se hace un desastre y la comparación del arado aclara la cuestión, si alguno quiere arar, pero va mirando hacia atrás, hará cualquier cosa menos guiar bien su arado sobre todo en una tierra dura y pedregosa, el que echa mano al arado y sigue mirando hacia atrás, no sirve para el reino de Dios, no se puede jugar a dos cartas, nada de titubeos, nada de componendas, ninguna concesión a las nostalgias, el seguimiento requiere una opción irrevocable, subrayó Martínez.