Tegucigalpa (Por Jorge Sierra) – Es una médico fuera de serie, una madre ejemplar y una hondureña comprometida que con su accionar ha dicho presente a los llamados de la patria en emergencia, en tiempos difíciles ha predicado con el ejemplo y en esas trincheras ha alzado su voz para decir “no a la corrupción”.

– La pandemia de COVID-19 dejó marcados al personal de salud, externó.

– Su mensaje es claro cuando de Honduras se trata: mejorar las condiciones del sistema sanitario y poner un alto a la corrupción.

– Rememora sus años de estudiante, su viudez, maternidad y su satisfacción por tener hijos y nietos a los que ama entrañablemente.

Es la doctora Nora Isabel Maradiaga Solano, una mujer de 70 años, de expresión serena y dulce, pero a la vez, clara y contundente para expresar sus ideas y criterios, especialmente cuando se trata de su profesión y más cuando está de por medio la salud de sus pacientes, aquellos con enfermedades difíciles, que son atendidos en el Hospital Nacional Cardiopulmonar (INC), más conocido como El Tórax, el que hasta hace escasos días dirigió.

Nora Maradiaga es querida por sus colegas y más aún por sus pacientes. Los hondureños la califican como una “heroína sin capa” porque fue esta mujer la que primero dijo presente para atender a pacientes con COVID-19, desde el caso cero hasta el último en Honduras. Pese a ser ella de la tercera edad y estar excluida de la obligación de enfrentar la pandemia en primera línea, se apuntó antes que nadie y recibió en sus salas hospitalarias a la primera persona contagiada de COVID-19 en el país. Nadie olvida su imagen y su devoción en aquellos días aciagos.

La doctora Maradiaga accedió a conversar con Proceso Digital en el día conmemorado a la celebración de las madres hondureñas y contó detalles de su vida que muestran su origen, su éxito como madre ejemplar y su amor por Honduras.

 “Mi proyección es ayudar, estar pendiente de cómo puedo ayudar a las personas, y a los pacientes que llegan al hospital”, expresó quien fuera en la última década la directora del Instituto Nacional Cardiopulmonar (INC).

La doctora Maradiaga con su hijo y nietos.

La entrevistada nació allá por el año de 1953 en Choluteca, zona sur de Honduras. Hija del matrimonio conformado por Gonzalo Maradiaga y Elvia Solano, ambos ya fallecidos.

Tiene tres hermanos (de padre y madre) y cuatro más sólo de papá, con quienes se lleva muy bien. Dos de sus hermanos ya fallecieron.

Su niñez, en la sultana del sur, transcurrió al tenor de muchos juegos que realizaba con su hermano mayor que le llevaba dos años. “La casa tenía un patio grande, con árboles frutales, lo que me permitió disfrutar mucho esa etapa de niña”, recordó.

Esos años cándidos de su vida jugaba a ser profesora y ni se imaginaba que sería doctora. “Cuando empecé con la carrera me fue gustando la medicina, pero más que todo poder ayudar a las personas”, dijo.

Inicialmente egresó de maestra de educación primaria y seguidamente se especializó en medicina interna, trabajó tres años por contrato y luego sacó la especialidad de dermatología. Ya con dos especialidades -en 1992- se trasladó al Hospital del Sur para desempeñar el cargo de médico especialista en Medicina Interna y también como médico de guardia, donde estuvo hasta el año 2000.

Fue así que se produce su llegada al Instituto Nacional Cardiopulmonar El Tórax y en el período 2009-2010 ejerció como directora, luego de 2014 hasta el 11 de mayo de este 2023 desempeño se segundo mandato “con mucha responsabilidad, con mucho honor y con mucho orgullo”, dijo.

Aunque por corto tiempo fue catedrática en la Facultad de Medicina, dijo no recordar con claridad si le impartió clases al actual ministro de Salud, José Manuel Matheu, de quien dijo posee una personalidad especial, la que ha manifestado siempre a lo largo de su vida.

Recordó que cuando ella fue estudiante de medicina siempre cargaban varios libros para auxiliarse en determinadas inquietudes, sin embargo la nueva generación de médicos ya casi no lee y tiende a valerse de algunas lecturas que se encuentran en el internet.

A pesar de lo anterior, dijo que “el médico hondureño tiene fama de ser buen clínico”.

La celebración del Día de la Madre será virtual con sus hijos en Alemania.

Su familia, su orgullo

La doctora Maradiaga se confesó muy orgullosa de sus dos hijos, el varón -José Guillermo Obando Maradiaga- es ingeniero en sistemas y la mujer -Elvia Alejandra Obando Maradiaga- le siguió los pasos en el camino de la medicina, los dos residen en Alemania, donde laboran y forjan su futuro.

Enviudó hace varios años y confesó que una de sus momentos memorables fue cuando su hija cursaba la secundaria en la Macris School y a la consulta de uno de los maestros que le preguntó qué sería de adulta, ellas sin ambages respondió: “Voy a ser médico como mi mamá”. Esa fue una de mis grandes satisfacciones porque ella jamás me dijo que iba a ser médico.

Consultada cómo celebra los días de las madres con sus hijos que residen en el extranjero, respondió que son virtuales, “hacemos videollamada y partimos pastel, nos la pasamos bonito. Tratamos de que coincidan las horas, son ocho horas de diferencia, pero nunca falta ese encuentro aunque sea virtual por las circunstancias”.

Mencionó que ha tratado de ser un ejemplo para sus hijos e incluso ellos los son hasta con el tiempo, “no tengo nada que reprocharme, ellos son el resultado de mis sacrificos”.

Igualmente, tuvo palabras de reconocimiento para su sobrino Gonzalo Maradiaga, quien hace las veces de hijo y pasa muy pendiente de ella.

Relató ser una feliz abuela de dos nietos que le dio su hijo José Guillermo. La niña Marcela Sofía (11) y Ian Guillermo (9), los dos residen en Alemania con el papá.

Se declaró una amante de la lectura, pero últimamente pasa muy pendiente de las noticias tanto nacionales como internacionales.

El gremio médico le ha dejado entrañables amigos.

Pandemia de COVID-19

La galena citó que la pandemia de COVID-19 marcó su vida y su gestión en El Tórax, en vista que en ese centro asistencial se recibían los pacientes más graves, en algunos casos llegaban agonizando y en otros ya fallecidos.

“Muchas veces los pacientes iban platicando con sus familiares y cuando los bajaban morían, esa fue de las experiencias más dolorosas y ha sido lo más emblemático para nuestro instituto, ver que hasta las mismas enfermeras se contagiaban por un familiar y fallecían en nuestro hospital”, contó con mucho pesar.

Destacó el equipo de trabajo que logró amalgamar en el INC, profesionales que trabajan con esmero, dedicación y sobre todo con honestidad.

Resaltó el trabajo de los doctores Aroldo López y Suyapa Sosa, de quienes dijo: “Son expertos de mucho respeto, tanto personal como profesional”.

Sus hijos y nietos, su mayor tesoro.

Reveló que pese a estar en primera línea 24/7 durante la emergencia de COVID-19, nunca contrajo el virus de COVID-19. “Gracias a Dios, no me contagié, ni me he contagiado, a pesar que siempre estuve en todo momento en el hospital, excepto que mis compañeros no me permitían que me expusiera directamente con los pacientes, pero estaba pendiente en la emergencia, en las salas de hospitalización, en los almacenes viendo que no nos faltara nada para poder brindar la atención oportuna a los pacientes”, compartió.

Recuerda que uno de los días más tristes fue cuando en una sola mañana murieron nueve personas por el virus y ver en el portón a familiares llorar desesperados, “creo que fueron los momentos más dolorosos que vivió nuestro personal sanitario y también la población”.

Maradiaga citó que dos enfermeras y el esposo de una de ellas murieron durante los momentos más álgidos de la emergencia. Fueron momentos duros que no queremos recordar, pero nos marcaron para toda la vida, pero es parte de nuestra profesión, describió.

Sobre el fin de la pandemia declarada por la OMS, citó que pudieron ser menos los muertos en Honduras -11,200- pero las vacunas no llegaron a tiempo al país, no obstante pudieron ser más de no haber sido por la labor del personal sanitario.

Su gestión en El Tórax

Ha tenido la oportunidad de viajar con sus hijos.

Sobre su gestión en El Tórax, dijo que se hicieron grandes cambios, tanto en infraestructura como en recurso humano. Adicionó que al ser antiguo el nosocomio -de 1948- su edificación estaba dañada, por lo que se construyeron nuevos espacios, de 42 enfermeras profesionales se pasó a 106 y habían 300 empleados y se aumentó a mil, pero eso sí todos necesarios.

Resaltó que ahora el hospital cuenta con el post grado de neumología y se espera egrese la primera promoción en diciembre de este 2023.

Anunció que aunque dimitió al cargo de directora ejecutiva del INC, también prevé solicitar su cesantía a partir de octubre de este año.

“Ya en el retiro pienso dedicarle el tiempo a mi familia, a mis hijos, a mis nietecitos porque ellos han formado parte de mi sacrificio. Antes no se permitía que uno saliera embarazada, yo tuve mi hijo un viernes y el lunes ya estaba pasando visita porque era prohibido, no podíamos salir embarazadas porque perdíamos el año de la especialidad”, describió.

Aceptó que el sistema sanitario público “es deficiente”, sin embargo dijo que para sacar adelante la salud se debe contar con un equipo comprometido, que se empodere de los problemas para poder resolverlos y sobre todo que exista voluntad política para ello.

Lamentó la estela de corrupción que ronda a las administraciones de los secretarios de salud, que pese a las constantes denuncias no se tiene eco en las autoridades centrales.

La doctora emblemática del sistema público, se mostró contrariada con las constantes tomas por parte de colectivos de partidos políticos, “no se debe permitir porque la salud es un derecho que tiene toda persona, estoy totalmente en contra de las tomas de centros de salud y los hospitales”.

Acentuó que en el caso del Instituto Cardiopulmonar “está politizado y ese es uno de los problemas porque ahora no se está tomando en cuenta el perfil de las personas. No nos oponemos a que los gobiernos de turno pongan a su gente, pero deben reunir los requisitos”.

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En torno a la promesa de las actuales autoridades sanitarias de construir ocho hospitales en el país, respondió que “es difícil porque el sistema de salud está quebrantado, primero se debe nutrir la casa, es decir, abastecer y robustecer centros de salud y los hospitales que ya existen. Es mentira que en dos años se van a construir todos estos hospitales”, apuntó.

Asimismo, la doctora Maradiaga tildó de error haber quitado el fideicomiso que abastecía de medicamentos oportunamente a los hospitales públicos.

“Cuando estaban los fideicomisos, nosotros no nos preocupábamos porque hubiese desabastecimiento, la preocupación de nosotros era dónde íbamos a meter los medicamentos y dónde íbamos a meter tanto insumo, hasta pedíamos prestado el segundo piso del edificio de JICA para meter el montón de cajas de jeringas que teníamos, nunca nos faltó nada. La otra ventaja del fideicomiso era que los productos se compraban más baratos porque era el volumen lo que comprábamos, entonces nosotros nunca tuvimos desabastecimiento”, desglosó.

Para concluir la amena plática, la respetada galena sureña envió un mensaje de felicitación a todas las madres de Honduras por celebrarse este domingo su día. “Las saludo a todas, desde la más humilde hasta la más profesional, todas llevamos ese sentimiento materno, de protección hacia nuestros hijos, debemos seguir luchando por obtener una patria grande, debemos evitar todos los vicios de corrupción y si queremos que nuestros sistema progresen debemos colocar en esos puestos a las personas que reúnan el perfil. Debemos empoderarnos en los trabajos que se nos asignen. ¡No a la corrupción!”, concluyó.

Con ese mensaje se despidió la doctora Nora Maradiaga, quien marcó un hito en la última década sobre cómo dirigir un hospital emblemático como El Tórax y aunque ya no es más su directora todavía le quedan unos meses antes que solicite su retiro. De momento, se paseará por los pasillos del viejo sanatorio con su frente en alto y a la vez se nutrirá del saludo sincero de los compañeros que por años conocieron su don de gente y sobre todo su don de servicio. Nació para servir y estudio para ayudar, así se va, pero deja la vara alta para los que la sustituirán.