La hondureña estadounidense Norma Isabel Love (c), habla durante una entrevista con EFE en plenas labores de ayuda a niños de la etnia miskita, el 25 de mayo de 2023 en Mocorón, departamento de Gracias a Dios (Honduras). EFE/Gustavo Amador

Mocorón (Honduras) – La hondureña estadounidense Norma Isabel Love podría estar viviendo cómodamente en Estados Unidos, donde cursó estudios superiores, pero el amor a los niños de la etnia miskita, en Mocorón, departamento de Gracias a Dios, en el Caribe de Honduras, la hizo quedarse en esta remota región.

«Vine aquí en junio de 1988 para hacer un trabajo de tesis que necesitaba para graduarme en una universidad de Arlington, Texas. No fue fácil venir a la Moskitia, pero lo hice con ayuda de personas que tenían mucha influencia en Honduras», dijo Love (63 años) a EFE en Mocorón, donde muchos de sus pobladores la llaman «madre».

Mocorón era campo de refugiados y «contras» nicaragüenses

Agregó que cuando llegó a la Moskitia, una de las zonas más ricas en recursos naturales y de exuberante belleza, pero también de las más empobrecidas y remotas de Honduras, sintió «lástima por la desgracia que sufría su gente».

En Mocorón, Love, natural de El Progreso, norte de Honduras, fue impactada por los campamentos con 10.000 refugiados nicaragüenses, que habían huido de su país por el conflicto armado interno que vivía Nicaragua.

Además, había muchos combatientes de la «contra» nicaragüense que luchaban por derrocar, con apoyo de Estados Unidos y Honduras, al régimen sandinista que entonces lideraba Daniel Ortega.

«Durante unos meses anduve con un guía militar que me asignaron, preguntaba muchas cosas, aprendí un poco la lengua miskita, supe lo que estaba pasando con la guerra en Nicaragua y me encariñé mucho de los niños», recordó Love, hija de Juan Abogabir, israelí, y Elisa Abogabir, española.

Su tiempo en la Moskitia hondureña transcurría recorriendo la región, casi siempre acompañada de muchos niños, a quienes les hablaba en inglés y español y les obsequiaba golosinas.

Con amigos en EEUU creó la «Fundación Norma I Love»

«En las noches hacíamos fogatas y aprendí con ellos mucho de la vida», acotó Love, sin imaginarse que se quedaría a vivir en Mocorón.

Antes de regresar en agosto de 1988 por lo de su tesis universitaria a Estados Unidos, donde residía desde que tenía unos trece años, conoció a una mujer miskita, pobre, con su pequeño hijo que estaba muy enfermo, a quien le dijo que volvería en diciembre para traerle medicinas, alimentos y ropa.

Aquella triste historia le cambió la vida a Norma, quien según su relato, al llegar a Estados Unidos comenzó a buscar ayuda en la universidad que estudió para los pobres de Mocorón.

En noviembre, Love tenía inundada su casa de donativos con medicinas, alimentos, ropa, juguetes y otras cosas que traería en diciembre a Mocorón, donde lamentable no encontró a la mujer con su hijo enfermo.

«Vine en diciembre, busqué a la señora y su hijo, pero me dijeron que desde que te fuiste desapareció. La buscamos de casa en casa pero no la hallamos, en ese momento mi corazón cambió», dijo Love al evocar todo lo que representa para ella la Moskitia hondureña.

  • Apoyo a mujeres con ONG española «ayuda en acción»

La cruzada de solidaridad en Arlington, con ayuda de sus alumnos, compañeros, maestros de universidad y otros amigos, marcó el inicio de lo que después sería en Estados Unidos la «Fundación Norma I Love», para ayudar a los miskitos de Mocorón y otros sectores.

«Ahí fue donde mi corazón dijo: Norma tu vida en los Estados Unidos es muy buena, pero ahora tienes que ayudar a los pobres y desde entonces, desde 1988 hasta 1998, venían dos furgones cada año llenos de cosas que recogía con los alumnos y maestros para ayudar a esta comunidad», resaltó.

Hacia 1995, en Mocorón, su «mejor amiga», la abogada y exdiputada Carolina Echeverría Haylock, asesinada el 25 de julio de 2021 en Tegucigalpa, le legalizó la «Asociación Norma I Love» en Honduras.

Actualmente Love desarrolla su trabajo de solidaridad con un proyecto de huertos integrales con mujeres, respaldado por la ONG española Ayuda en Acción, en la aldea Salto, a pocos kilómetros de Mocorón.

La primera fase del proyecto de huertos agrícolas en Salto, que recién fue clausurada, tuvo como corolario una exquisita feria gastronómica en Mocorón con productos cultivados por las mujeres.

Los comensales degustaron los alimentos preparados por las mujeres de Salto a base de yuca, camote, malanga, cocos y productos como pescado, mariscos y carne de venado, entre otras, amenizando el ambiente con danzas de la etnia miskita y agradecimientos para Ayuda en Acción y la Asociación Norma I Love.