Migrantes esperan sobre una calle en la ciudad de Tijuana, Baja California (México). EFE/ Archivo

San Diego (EE.UU.) – El cruce fronterizo entre Tijuana (Baja California) y San Ysidro (California), el más importante de ese estado y por el que entran a diario unos 200 extranjeros, lucía este miércoles como de costumbre, después de las restricciones ordenadas este martes por el presidente Joe Biden para los solicitantes de asilo.

Según observó EFE no se presentó una migración masiva, como se temía, tras el anuncio del demócrata, y apenas había un grupo de unos siete ecuatorianos entre los dos muros migratorios, y el flujo era también normal en la central de autobuses.

La mayoría de los solicitantes de asilo liberados en San Ysidro este miércoles cruzó la frontera el sábado, permaneció a la intemperie unas 24 horas y después oficiales de la Patrulla Fronteriza los llevaron a un centro para procesarlos y darles documentos y citas en cortes de inmigración.

Ninguno de los migrantes que iban siendo liberados decían tener conocimiento sobre las nuevas medidas restrictivas del demócrata.

Oficiales de migración transportaban aproximadamente cada dos horas un autobús con alrededor de 40 personas que son liberadas en la estación del sistema de transporte eléctrico tróley, cerca de la frontera.

En un recorrido de EFE por el lugar, ninguno de los solicitantes de asilo sabía que el día anterior el presidente Joe Biden había anunciado una orden ejecutiva que de inmediato ordenó restricciones a las solicitudes de asilo en esa frontera.

«Entonces eso significa que fuimos muy afortunados, pasamos antes de que cerraran por primera vez la frontera», dijo a EFE Enrique, un joven salvadoreño.

Fue el único solicitante de asilo que aceptó que pagó a traficantes para llegar a California. Su plan es reunirse con un familiar que radica en Los Ángeles.

Enrique y su madre dicen que pagaron 36.000 dólares a traficantes de personas que les guiaron de San Salvador a Ciudad de México, de ahí a la fronteriza ciudad mexicana de Tijuana, y una vez en la zona limítrofe les llevaron en auto al pie de las montañas de Otay.

En ese lugar cruzaron y se entregaron a la Patrulla Fronteriza para iniciar el proceso de asilo.

Cuando los oficiales los liberaron en la estación de transporte, cada uno llevaba documentos que les fueron entregados con fechas y otras indicaciones para presentarse ante cortes de migración.

En la estación de transporte un par de jóvenes voluntarias de la organización de asistencia legal Al Otro Lado trataba de organizarlos para proporcionarles ayuda y orientación.

«En San Diego solo hay un aeropuerto y nosotras podemos llevarles gratis para que continúen a los lugares a los que se dirigen para reunirse con sus familiares», decía en inglés y en español una voluntaria, Carolina.

Decía que también puede prestarles su celular para que hagan las llamadas que necesiten.

Entre los migrantes de India y países asiáticos los solicitantes de asilo que entendían parcialmente el idioma inglés trataban de interpretar para el resto de sus compañeros.

Con el paso del tiempo han llegado a esa estación de tróley servicios de transporte que ya se ofrecen a los solicitantes de asilo liberados, como Uber, Lyft, cambio de pesos mexicanos por dólares -pero no de otras monedas-, recargas de celulares y chips o tarjetas MSM para hacer llamadas locales con móviles que las personas traen de diversas partes del mundo.

En contraste con las decenas de migrantes que son liberados cada par de horas, otros con menos recursos esperaban entre los muros fronterizos paralelos al oeste de San Ysidro.

Un migrante de Ecuador dijo desconocer las nuevas restricciones, pero insistió que ellos van a «necesitar la ayuda del gobierno».

A diferencia de los inmigrantes que pueden pagar a traficantes o viajar con visas hasta la frontera, a los siete ecuatorianos que este miércoles amanecieron entre los muros les tomó dos meses y medio llegar a los límites de California y hoy todavía estaban sin poder entrar a Estados Unidos. Tardaron un mes y medio hasta Ciudad de México y después un mes más a la frontera.

El director del Comité de Servicios de los Amigos Estadounidenses en San Diego, Pedro Ríos, quien a diario asiste a los migrantes que llegan a la zona entre ambos muros, dijo a EFE que el número de personas este miércoles era inusualmente bajo, tal vez como efecto del anuncio del posible cierre de la frontera al asilo o porque las autoridades mexicanas impedían pasar.

Sin embargo, ninguno de los ecuatorianos tenía conocimiento del anuncio que hizo sobre la frontera la víspera el presidente Biden. EFE