México.- El nuevo gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, busca tomar control de la situación de emergencia que vive la caravana migrante que con más de 6.000 centroamericanos está apostada en la fronteriza cuidad de Tijuana desde hace tres semanas.
La crisis de los migrantes quedó en medio del cambio de presidente en México y ahora es un problema que debe resolver la administración de López Obrador.
El coordinador nacional de Protección Civil, David León, informó hoy de que la Secretaría del Bienestar y el Instituto Nacional de Migración (INM), a cargo de Tonatiuh Guillén, serán los encargados de atender la emergencia.
La primera para entregar y controlar los recursos y la segunda para hacerse cargo del nuevo albergue techado que ocupan los migrantes centroamericanos en Tijuana, tras la clausura del primero debido a cuestiones sanitarias.
«La administración está comenzando pero tiene un compromiso la Secretaría del Bienestar para atender esas necesidades», dijo León a medios.
La decisión forma parte de la estrategia de López Obrador para no entregar recursos en directos a las entidades y los municipios, para no fomentar su mal uso y en cambio supervisar su aplicación mediante «delegados estatales», quienes vigilarán en que planes y programas se aplican.
El sábado, tras su toma de posesión, López Obrador, quien con la crisis de migrantes, afronta el primer gran reto de su gestión, firmó un Plan de Desarrollo Integral con su homólogos de El Salvador, Guatemala y Honduras.
«Con la firma del Plan de Desarrollo se iniciaron las acciones de política exterior del nuevo gobierno. El desarrollo es la vía para que nuestros pueblos no tengan que migrar por pobreza y desesperanza», apuntó en un mensaje de Twitter el nuevo canciller mexicano Marcelo Ebrard.
Este día en Tijuana, a las afueras del primer albergue, en la unidad deportiva Benito Juárez, de la zona norte, unas 300 personas mantuvieron su campamento en las calles aledañas debido a que no aceptaron ser trasladas al albergue denominado «El Barretal», sitio en el que las autoridades informaron hay 2.385 personas y el cual tiene capacidad para unas 7.500.
A pesar de que las autoridades locales aseguraron que la mayoría de los 6.000 migrantes aceptaron su cambio al segundo albergue, de al menos 3.000 no conocen su paradero aunque creen que se han movido a casas de migrantes administradas por religiosos.
Los centroamericanos que se instalaron en las calles decidieron no ir al segundo refugio porque dijeron «queda más lejos», unos cinco kilómetros, de la garita de «El Chaparral» donde esperan iniciar su trámite de asilo en Estados Unidos.
Según información de la organización Pueblo Sin Fronteras, este domingo unos 25 hondureños, entre ellos 10 adultos y el resto menores, cruzaron la valla fronteriza por la zona de Playas de Tijuana y se entregaron a las autoridades estadounidenses.
Según datos de autoridades mexicanas, unos 9.000 centroamericanos llegaron al país a partir del 19 de octubre en distintos grupos, de los cuales más de 7.000 arribaron a Mexicali y Tijuana, estado de Baja California, para pedir asilo en Estados Unidos y 2.000 se ubican en otras parte del país.