Nueva York – El profesor de la Universidad de Chicago, James A. Robinson, uno de los recipientes este año del premio Nóbel de Economía, aseguró este lunes que aún no ha asimilado del todo la noticia, que lo sorprendió mientras dormía.
“Es un poco emotivo. Estoy súper feliz, obviamente, pero muy orgulloso y honrado”, dijo Robinson, que participó hoy en una conferencia de prensa junto a directivos de la institución de educación superior.
El coautor del libro ‘Por qué fracasan los países: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza’ (2012) junto con Daron Acemoglu, con quien comparte además el Nóbel, agregó que fue su esposa, María Angélica Bautista, quien le dio la noticia, tras recibir un mensaje de texto de un amigo.
Los estadounidenses Acemoglu, de origen turco, Simon Johnson y Robinson, ambos de origen británico, recibieron este lunes el Premio Nobel de Ciencias Económicas 2024 por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y afectan a la prosperidad.
El trabajo de Robinson, Acemoglu y Johnson tiene como objetivo rastrear las raíces históricas de una pregunta milenaria: ¿Por qué algunos países son más pobres y otros más prósperos? y ¿Por qué persisten estas desigualdades?, destacó un comunicado de la Universidad de Chicago, donde enseñan tanto Robinson como su esposa.
“La investigación de Robinson pone de manifiesto la importancia que tienen las instituciones inclusivas para la prosperidad de una sociedad”, afirmó el presidente de la institución académica, Paul Alivisatos.
“Su trabajo se inscribe en una profunda tradición de la investigación de la Universidad de Chicago que nos ayuda a ver el mundo de manera nueva y a moldearlo para mejorar la humanidad”, detalló en el comunicado.
Economista y politólogo, Robinson, director del Instituto Pearson para el Estudio y Resolución de Conflictos Globales de la Universidad de Chicago, ha realizado investigaciones influyentes sobre las relaciones entre el poder político, las instituciones y la prosperidad.
Enseña y realiza trabajo de campo en todo el mundo, incluso en Bolivia, Colombia, Haití, la República Democrática del Congo, Nigeria y Sierra Leona, y es autor de numerosos exitosos libros, destaca además la universidad.
Aunque Robinson espera que sus décadas de investigación puedan ayudar a reducir la desigualdad global, entiende que los economistas no tienen una solución milagrosa para resolver el problema.
“Creo que tal vez las ideas sean importantes en términos de darle a la gente herramientas o formas de pensar sobre los problemas de su sociedad”, dijo en la conferencia, de acuerdo con el comunicado.
Y pese a admitir que probablemente sea ingenuo pensar que nada cambiará después de recibir un Premio Nobel, a lo que se refirió como una «experiencia extracorporal bastante surrealista», espera continuar con su investigación actual, incluidos dos proyectos de libros y futuras colaboraciones con sus compañeros del premio Nobel.