Lima – Delegaciones de más de 30 países comenzarán a llegar este martes a Lima, que acogerá a partir del miércoles la quincuagésimo segunda Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) con el desafío de hallar compromisos para contener y revertir la profundización de las brechas sociales en el continente.

Bajo la consigna «Juntos contra la desigualdad y la discriminación», la capital peruana será la sede de la principal reunión anual de la OEA, que se extenderá hasta el viernes y reanudará así sus sesiones presenciales, tras dos años suspendidas por la pandemia.

Los diálogos y las sesiones plenarias de la Asamblea, que tendrán lugar en el Lima Centro de Convenciones (LCC), arrancarán oficialmente con un acto inaugural el miércoles por la tarde, en el que participará el mandatario peruano, Pedro Castillo, y el secretario general de la OEA, Luis Almagro.

Inicialmente, la asamblea albergará un diálogo de los Jefes de Delegación con los representantes de las organizaciones de la sociedad civil y otros actores sociales.

Castillo y Almagro se reunirán antes en el Palacio de Gobierno, donde este martes sostendrán un encuentro, justo después de la reunión que el jefe de Estado tendrá con el subsecretario general de las Naciones Unidas (ONU) para Europa, Asia Central y las Américas, Miroslav Jenca.

Según estimó la división de Seguridad del Estado de la Policía Nacional del Perú, se espera que lleguen a Lima más de 500 dignatarios de 33 países, aunque la última información de Cancillería confirmó la participación en la Asamblea de 24 ministros de Relaciones Exteriores al frente de sus delegaciones.

Estados Unidos enviará al secretario de Estado, Antony Blinken, quien el jueves se reunirá con Castillo, tras sus encuentros con Gustavo Petro y Gabriel Boric en su paso por Colombia y Chile durante una gira latinoamericana.

DESIGUALDAD Y DISCRIMINACIÓN

Durante tres días, los jefes de las delegaciones participarán de cuatro sesiones plenarias en las que se abordarán las cuestiones más urgentes que marcan la agenda regional, como la seguridad alimentaria, las consecuencias de la covid-19 y la protección a los derechos humanos, entre otros.

También tratarán la cuestión de las Islas Maldivas y la elección de tres miembros del Comité Jurídico Interamericano (CJI), dos integrantes del Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), un miembro del Tribunal Administrativo (Tribad) y otro del Comité de Auditoría.

El país andino, que será por tercera vez como anfitrión de la cumbre, tras las ediciones de 1997 y 2010, propuso para la 52 Asamblea una consigna que busca dar prioridad a la lucha contra la desigualdad y la discriminación, aunque la Cancillería peruana aseguró que también insistirá en la toma de decisiones a favor de la «salud y la resiliencia y la gobernabilidad democrática».

«La creciente desigualdad es una preocupación ineludible de la presente coyuntura», defendió el ministro de Relaciones Exteriores de Perú, César Landa.

Como parte de las actividades paralelas, se celebrará un diálogo de alto nivel sobre el liderazgo de las mujeres en la política internacional para combatir la desigualdad y la discriminación de género, al que acudirán las ministras de Relaciones Exteriores de las Américas.

Igualmente, Lima será escenario de un taller regional sobre comercio y almacenamiento irregular de mercurio para la minería ilegal.

A pesar de este lema a favor de la igualdad, la antesala de la cumbre no ha estado exenta de polémica en el Congreso peruano, desde la exhibición de un mensaje controvertido en las vísperas del encuentro por parte de un lobby conservador, hasta la propia aprobación de la Asamblea en la capital del país, donde 12 años atrás se firmó la Carta Democrática Interamericana. JP