Redacción América – Desvelar todo lo que está detrás de los feminicidios en México es lo que llevó a Mónica Ortiz y Oz Woloshyn a investigar el origen de estos crímenes machistas que empezaron a reportarse a inicios de los 90 en Ciudad Juárez y que han aumentado de manera exponencial con el paso de los años.

Esas historias, relatadas originalmente en inglés por Ortiz y Woloshyn, están plasmadas en «Olvidadas: Las muertas de Juárez», un podcast que a lo largo de diez capítulos hace un recorrido por 30 años de historia y cuenta en español, de la mano de las periodistas Rossana Fuentes Berain y Sandra Romandía, el vínculo del crimen organizado con estos asesinatos que ocurren bajo la mirada y la venia de autoridades corruptas.

Una trama cuyos tentáculos llegan hasta grandes corporaciones, fuerzas de seguridad y bancos.

Además, reivindica el esfuerzo y valor de las familias de las asesinadas, especialmente de sus madres, que desde hace años se han organizado y persisten en la búsqueda de los cadáveres de sus hijas desaparecidas en la frontera con Estados Unidos. Una lucha que continúa pese al paso del tiempo.

En una entrevista con Efe, Fuentes Berain asegura que las historias que se cuentan en este podcast, al que se puede acceder en la plataforma Podimo, son indispensables para comprender todo lo que sucede en México y por qué después de tantos años y de numerosas sentencias internacionales, los feminicidios no hacen más que aumentar.

«Algunos de los casos de los que hablamos han concluido, pero otros no y creo que permite a la gente acercarse a esto como algo que sucede en la historia de México», señala.

LOS ASESINATOS EN JUÁREZ

En el producto sonoro se cuenta cómo los miembros de las bandas organizadas escogían a las víctimas, generalmente jóvenes de familias pobres. Las capturaban cuando salían de sus casas hacia el instituto o al trabajo, en la ciudad fronteriza de Juárez. Luego de secuestrarlas, abusaban sexualmente de ellas, las asesinaban y días o semanas después dejaban sus cuerpos en el desierto.

«El fenómeno dio lugar al término feminicidio, el asesinato de una mujer por razones de género, el cual suele ir acompañado por un conjunto de acciones de extrema violencia y contenido deshumanizante contra mujeres y niñas. Juárez se convirtió en el lugar más peligroso del mundo para ser mujer», explica Fuentes Berain en el primer capítulo.

Al principio, las autoridades policiales y judiciales trataban los asesinatos como casos aislados, pero gracias al trabajo de investigación y periodístico y, lamentablemente al aumento de los crímenes, se descubrió que había un patrón.

Según relatan las periodistas, en 1995 se encontró una primera fosa común de mujeres asesinadas. Un año después, en 1996, se localizó otra, y apareció una tercera en 2001. Por este último caso, el de las jóvenes Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez, cuyos cuerpos aparecieron en un campo algodonero de Ciudad Juárez, México fue sentenciado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH).

En el podcast se detalla cómo las autoridades buscaban chivos expiatorios y no realizaban investigaciones adecuadas para encontrar a los verdaderos responsables de los feminicidios.

«La violencia es la primera herida -de México-, la segunda es la revictimización y la tercera la impunidad. Los niveles de impunidad son altísimos, cercanos al 100 %», agrega Fuentes Berain.

IMPLICACIÓN DEL MOVIMIENTO FEMINISTA

Pese a que los feminicidios no cesan en México, pues en promedio 11 mujeres son asesinadas cada día, Fuentes Berain destaca la gran implicación del movimiento feminista en la lucha contra la impunidad y el olvido.

«Eso da un poco de esperanza dentro de una sensación agridulce, porque seguimos viviendo. Las mujeres seguimos saliendo a trabajar, las mujeres seguimos acompañándonos, seguimos siendo solidarias unas con otras», resalta.

Un ejemplo de ese compromiso, agrega, se demostró tras el asesinato de Debanhi Escobar, una joven del norteño estado de Nuevo León cuyo cuerpo fue hallado a finales de abril en una cisterna de un motel cercano al lugar donde un taxista la dejó y le tomó una fotografía que se hizo viral. Su caso ha reencendido la indignación y ha dado lugar a varias protestas en todo el país para pedir justicia.

Y llama a apoyar a las madres y a las organizaciones que están llevando los casos a nivel internacional, especialmente porque lo que empezó en Ciudad Juárez ya ha traspasado fronteras locales y regionales.

«No se puede olvidar a las muertas de Juárez porque tenemos recordatorios vivos en todos los estados de la República. Y ciertamente sus familiares no las olvidan. Lo que hay que hacer como mecanismo de supervivencia es seguir adelante. Hay que vivir sin olvidar», sostiene.