Tegucigalpa.- La ONG hondureña Jóvenes Contra la Violencia busca cambiar la vida de niños y adolescentes desplazados forzados por la violencia o reclutados por las pandillas, cuyo trabajo fue reconocido con el premio a la innovación de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Fue creada hace diez años ante la necesidad de organizar a la juventud contra la violencia que afecta a Honduras, país que registra un promedio diario de nueve homicidios, crímenes atribuidos, en su mayoría, a las acciones de las pandillas Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18.

Para Santiago Ávila, cofundador de Jóvenes Contra la Violencia, la organización nace con la idea de buscar «soluciones para la prevención de la violencia» en el país y contrarrestar el reclutamiento de jóvenes.

«Desarrollamos diferentes metodologías para generar factores protectores frente al desplazamiento interno forzado por la violencia y toda la problemática que se puede vivir en las comunidades», explicó Ávila en declaraciones a Efe.

El trabajo de la ONG está dirigido a niños y jóvenes mediante el diseño de estrategias para «poder arrancarles a estos jóvenes a todos los grupos organizados que generan cosas no positivas en el país», explicó.

En su opinión, la estrategia de la organización es similar a la de las pandillas, pues genera «este sentido de pertenencia a los chicos, que se sienten en familia, para poder repensar sus vidas y hacer cambios políticos y sociales dentro de su país y sus comunidades».

PROTEGER A LOS DESPLAZADOS

Jóvenes Contra la Violencia pretende también «sensibilizar» a los tomadores de decisión, para que «vean todas las necesidades del país», señaló Ávila, quien indicó que Honduras requiere legislar para proteger a los desplazados por la violencia.

En Honduras existe la necesidad de «un marco legal de protección» a las víctimas del desplazamiento forzado por la violencia, añadió el director de Jóvenes Contra la Violencia, una ONG recientemente galardonada con el premio a la innovación de Acnur.

La Comisión Interinstitucional para la Protección de Personas Desplazadas por la Violencia presentó en 2019 ante el Parlamento hondureño el proyecto de Ley para prevenir, atender y proteger a los desplazados internamente, sin que siquiera se llegue a discutir.

Con presencia en todo el país a través de más de 360 voluntarios, muchos de ellos víctimas de la violencia o expandilleros, la ONG capacita a los jóvenes en diferentes temáticas, enfatizó Ávila, quien hace trece años tuvo que abandonar su hogar luego de que su hermano Mauricio, de 16 años, fue secuestrado, torturado y asesinado por una pandilla.

AGENTES DE CAMBIO

La organización busca que los jóvenes sean «agentes de cambio» en sus comunidades y puedan demostrar al mundo «todo el talento que tienen», agregó Ávila.

«Hay muchas historias de éxito dentro de la ONG y eso es lo que nos hace una organización con ideas innovadoras, porque solo aquel que ha pasado situaciones difíciles puede dar mejores respuestas frente a los riesgos que viven las comunidades», subrayó.

Sobre el reconocimiento de Acnur, dijo que representa «mucho orgullo» y «responsabilidad, porque ser reconocidos con un premio tan importante, nos genera este sentido de repensar las cosas buenas».

Calificó a Jóvenes Contra la Violencia como «sinónimo de familia que genera confianza, respeto, talento, tolerancia y unidad», y afirmó que la juventud es «una esperanza» para que la ONG siga «transformando la realidad» de muchos.

ONG TRANSFORMA REALIDADES

El premio reconoce a las ONG que «transforman realidades» a través de métodos novedosos y Jóvenes Contra la Violencia «se reinventa todos los días para dar una respuesta a las personas que están sufriendo situaciones similares a los que ellos han vivido», indicó a Efe el representante de Acnur en Honduras, Andrés Celis.

Señaló que la ONG mostró «su solidaridad» con personas desplazadas por la violencia, así como su «capacidad de compromiso de reaccionar rápidamente» en medio de la emergencia por el coronavirus.

«Jóvenes Contra la Violencia logra llegar a sectores especialmente afectados por la violencia y a los que la covid-19 estaba exacerbando su situación, llenando ese vacío de la ausencia de organizaciones que no estaban llegando», afirmó.

Celis destacó que la ONG es «inspiración» y sus voluntarios son «actores» en la sociedad para resolver los problemas que les afectan a los jóvenes, principalmente la violencia, que tiene una “impacto desproporcionado».