Tegucigalpa – Una opacada caravana de madres en busca de sus hijos migrantes desaparecidos en México, ya rindió frutos al permitir el reencuentro de una familia hondureña, 14 años después de perder contacto.

-La caravana tendrá lugar en México entre el 23 de octubre al 7 de noviembre y se recorrerán 12 estados de la nación azteca.

-Según datos de Cofamipro 593 hondureños se encuentran actualmente reportados como desaparecidos en la ruta migratoria.

Se trata de doña Leticia Martínez, proveniente de Honduras, quien volvió a abrazar a su hija Merza Yanira Martínez, después de 14 años de no verla, luego que está decidió, como miles de hondureños, emprender la ruta migratoria en busca de una mejor vida.

“Mi hija tenía 26 años cuando salió del país, ella era madre soltera y tenía tres hijos, trabajaba en la maquila pero ganaba muy poco”, declaró la alegre progenitora.

Cabe señalar que, está es la XIV caravana de madres en busca de sus hijos que se realiza, pero a diferencia de años anteriores ha sido opacada por un éxodo de hondureños que buscan llegara a pie a Estados Unidos.

“Ella me dijo que se quería venir para Estados Unidos, yo no le dije que no, porque yo no tenía nada que ofrecerle y le pedí que me dejara a mis nietos, que yo se los cuidaría mientras ella no estuviera. Se comunicó conmigo durante 1 año y medio, pero la última vez que me llamó me dijo que la habían secuestrado”, relató la madre hondureña, quien junto a grupo de 10 madres emprendió la tita migratoria en busca de sus hijos desaparecidos.

“Me llamó susurrando y me dijo que no contestara números de México para que no me extorsionaran, otra compañera que atraparon con ella traía un teléfono y lograron comunicarse conmigo y desde entonces no volví a saber nada de ella”, recordó doña Leticia.

Señaló que las personas salen de sus países por la violencia, que ellos son conscientes de los riesgos que enfrentan al cruzar México pero prefieren morir en el camino a morir en el país, porque saben que saliendo hay esperanza de cambiar su situación.

Doña Leticia había participado en las Caravanas de Madres Centroamericanas y gracias al Movimiento Migrante Mesoamericano, 14 años después volvió a ver a su hija, quien llegó al Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, con su esposo, sus dos hijos y un ramo de flores en las manos que entregó a su madre.

De esta manera, entre aplausos y cantos doña Leticia Martínez volvió a abrazar a su hija Merza Yanira Martínez después de 14 años.

En esta edición, uno de los propósitos de la caravana es llegar a la Ciudad de México a tiempo de participar en la Cumbre Mundial de Madres de Migrantes desaparecidos que sucederá en paralelo y como parte del Foro Social Mundial de Migraciones los días 2, 3, y 4 de noviembre del presente año, donde por vez primera se dará un encuentro histórico entre madres de países del Magreb: Mauritania, Argelia, Túnez, además de Italia, áreas del Pacífico-Asia, Estados Unidos, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y también las madres mexicanas.

El propósito fundamental de esta experiencia es enlazar a las organizaciones emergentes de familiares, madres en particular, que comparten la lucha por encontrar a sus seres queridos y reunir a sus familias rotas por el fenómeno del desplazamiento forzado, compartir experiencias de búsqueda y de sanación, alimentar la esperanza y reconocer que el problema de las desapariciones de personas en movimiento es mundial, diverso y complejo.

De acuerdo a los organizadores, uno de los principales motivos y tal vez el más frecuente por el que los migrantes dejan de tener comunicación con su familia, se desarrolla a partir de que son víctimas del crimen organizado, o se vuelven parte de este.

Otra causante de la no comunicación sería que durante su tránsito por México no lograron pasar la frontera norteamericana y son deportados.

Muchos de ellos han expresado la vergüenza que sería regresar a sus casas sin haber conseguido llegar a Estados Unidos, y  optan por establecerse en la frontera de Guatemala con México, después prefieren olvidar su lugar de origen y a las personas más allegadas a ello, otros se convirtieron en víctimas mortales y sus cuerpos yacen en cementerios comunitarios.