Managua.- Aunque el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, está haciendo todo lo posible para mantenerse en el poder a perpetuidad, ya ha pasado a la historia con el estallido social que este sábado cumple su segundo aniversario, opinó en una entrevista con Efe el catedrático y disidente Ernesto Medina.
Además de los cientos de muertos, heridos, detenidos y decenas de miles en el exilio que ha dejado la rebelión de abril de 2018, la crisis sociopolítica también ha provocado dos años de contracción económica, y a un Gobierno sin ofrecer ninguna salida, argumentó Medina, uno de los rostros visibles de la sociedad civil que quiere lograr una transición en el país centroamericano.
El tiro de gracia para Ortega, a juicio del también exrector de la privada Universidad Americana (UAM) y miembro de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, es el mal manejo del Gobierno a la pandemia del coronavirus, que, auguró, terminará pasándole factura.
P: Hoy se cumplen dos años del estallido social contra el Gobierno de Daniel Ortega. ¿Cuál es el balance que usted hace?
R: Nicaragua ha cambiado y nunca volverá hacer la misma de lo que era antes del 18 de abril del 2018. Políticamente ha cambiado totalmente la correlación de fuerzas. En lo social ha habido un despertar de sectores que quizás antes se habían acomodado al estado de cosas que había antes del 18 de abril, y económicamente el país tiene un reclamo de una sociedad más justa, más equitativa. Nicaragua cambió y ya nunca será lo que era antes de abril del 2018.
P: El Gobierno prácticamente aplastó las protestas, prohibió las manifestaciones y no ha cumplido con el 100 por ciento de los acuerdos de la mesa de negociación. ¿Esperan aún una solución negociada para el conflicto político en curso?
R: La mejor salida que tenemos en Nicaragua es a través de un diálogo, una negociación, y la mayoría de los temas que están pendientes son temas que tendrían que discutirse con la gente que tiene el poder. Yo esperaría, y es el trabajo que hacemos desde la Alianza Cívica que siempre ha apuntado a buscar una salida pacífica, una salida a través del diálogo.
P: ¿El Gobierno no ha aceptado retomar el diálogo?
R: El Gobierno no ha dado ninguna señal. No tiene ningún interés. Ellos, en su mensaje, dan la apariencia de que todo está normal, pero es una normalidad artificial, que se mantiene a través de la fuerza, de sembrar el temor, el miedo a expresarse, a hablar, a decir lo que se piensa y, obviamente, es una situación que no puede permanecer para toda la vida.
Tarde o temprano la gente que respeta su dignidad, que es consciente de sus derechos, se tiene que cansar de esto y tienen que pedir que las cosas realmente cambien y lleguemos a una normalidad de verdad que nos permitan enfrentar los grandes problemas que el país no ha podido resolver y que ahora se están agravando con esta pandemia (del coronavirus).
P: Una de las principales demandas de la oposición ha sido el adelanto de las elecciones presidenciales. ¿Sigue siendo viable?
R: A estas alturas es poco realista pensar en un adelanto de elecciones, sobre todo no sabiendo cómo vamos a salir de esta pandemia. Siendo realista y poniendo los pies sobre la tierra, tenemos que prepararnos para las elecciones en noviembre del 2021.
P: A pesar de la mayor presión nacional e internacional, hay quienes creen que es probable fracasen los esfuerzos para derrotar a Ortega en las urnas. ¿Usted qué piensa?
R: Todas las posibilidades caben y Ortega está haciendo todo lo posible para mantenerse en el poder a perpetuidad, pero ya eso no es realista. Ortega ya es parte de la historia. La única manera en que puede permanecer en el poder es detrás de las armas, manteniendo la policía en las calles, pero vemos que ha sido incapaz, después de dos años de crisis, de ofrecerle al país una salida, una propuesta que nos permita avanzar. El país está paralizado y él cree que todo está bien porque la gente no puede salir a la calle a expresar lo que piensa.
Llevamos dos años de recesión económica. Esta pandemia, ya los números que ha dado el Banco Mundial y el Fondo Monetario para Nicaragua, son horribles, para llamarlo de alguna manera. Entonces un país con tres años de recesión, es un país que está al borde de la quiebra total y no vemos que el Gobierno esté preocupado. Entonces creo que, por responsabilidad misma, los nicaragüenses tenemos que cambiar a este Gobierno. No puede Nicaragua pensar en un futuro mejor, que es lo que soñamos todos, manteniendo a este señor en el poder.
P: Se prevé que la resistencia de la oposición se debilite con el tiempo, ¿qué piensa al respecto?
R: Cuando uno habla con la mayoría de las personas (opositoras), ve que hay conformidad y que realmente quiere un cambio y creo que el mismo manejo que (el Gobierno) le ha dado a esta crisis, está sembrando el germen de un movimiento que va a acelerar el cambio en Nicaragua.
Ha sido un error que Ortega, por la razón que sea, no aparezca (al frente de la crisis sanitaria), que la gente que está al frente del Gobierno esté actuando de la manera irresponsable que ha actuado hasta ahora (con la pandemia), y si las cosas, como creo que van a suceder, se complican con la epidemia, eso les va a pasar una cuenta que ya no van a poder pagar. La oposición se está preparando para ese momento.