Tegucigalpa – La violencia y la impunidad son los mayores enemigos de la comunidad LGBTI en los países del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala), donde viven una situación «bastante compleja» debido a la desigualdad social, alertó este lunes la organización humanitaria Oxfam.

Las personas LGBTI viven «una situación bastante compleja debido a la desigualdad social y estructural que existe en Centroamérica, particularmente en el Triángulo Norte», dijo a Efe la gerente de Derechos de las Mujeres y Feminismos de Oxfam en la región, Natalia Marsicovetere.

La desigualdad en el acceso a recursos, oportunidades, vivienda y servicios de salud, afectan especialmente a poblaciones que han sido vulneradas en sus derechos «históricamente», como el colectivo lesbiana, gay, trans, bisexual e intersexual, señaló.

El Salvador, Guatemala y Honduras registran las tasas más altas de asesinatos contra la comunidad LGBTI, principalmente las mujeres trans, así como niveles altos de exclusión social, afirmó Marsicovetere, aunque no ofreció cifras.

El Observatorio de Muertes Violentas de la organización hondureña Cattrachas registra 98 muertes violentas de personas LGBTI entre 2019 y 2022, y el 82,6 % de esos casos sigue impune.

De los tres países, Honduras es el que «tiene los índices más altos del mundo» en cuanto a muertes violentas de personas LGBTI, seguido de El Salvador y Guatemala, precisó la experta de Oxfam.

Esa violencia «es reflejo de una sociedad que sufre violencia de género bastante fuerte combinada con la homofobia, transfobia y los prejuicios», agregó.

Desplazamiento forzado

La discriminación, la violencia y la exclusión obligan a muchos miembros de ese colectivo a desplazarse forzadamente de sus hogares en el Triángulo Norte, añadió la experta de Oxfam.

«Muchas personas se ven obligadas a desplazarse por la violencia o migran buscando una mejor calidad de vida», enfatizó.

Destacó que en los tres países centroamericanos «no existen leyes, legislaciones, marcos legales o políticas públicas que les protejan de esta situación».

El Salvador, Guatemala y Honduras, según Oxfam, carecen de leyes para el matrimonio entre personas del mismo sexo e identidad de género, así como políticas de inclusión laboral y que penalicen la discriminación contra las personas LGBTI.

Las personas de esa comunidad están en un «estado de indefensión» debido a los altos niveles de impunidad en los crímenes de personas LGBTI, dijo Marsicovetere, quien abogó por «democracias más sólidas» en la región para proteger a esas personas.

«Necesitamos que existan espacios democráticos en los que se puedan exigir legislación y políticas públicas para proteger a estas personas e instituciones más sólidas que puedan llevar a cabo estas legislaciones y proveer de los servicios y protección necesaria» a esa comunidad, señaló.

La educación juega «un rol clave» para «derribar los estereotipos, prejuicios y estigmas, y que las personas puedan tener un acercamiento más positivo a esta diversidad», indicó la especialista de Oxfam.

Situación de DDHH es «grave»

La situación de los derechos humanos en el Triángulo Norte centroamericano, principalmente en Honduras, «es preocupante y grave», afirmó a Efe la oficial del programa de Derechos sexuales y reproductivos para Oxfam en Tegucigalpa, Saira Álvarez.

La experta coincidió con Marsicovetere subrayando que la violencia es una de las principales lacras que más afecta a las personas LGBTI en los tres países centroamericanos.

Álvarez abogó por la aprobación de leyes o políticas públicas que permitan al menos el reconocimiento de la identidad de género.

Destacó que el Estado de Honduras reconoció en mayo pasado su responsabilidad internacional por el caso de Vicky Hernández, una mujer transexual y defensora de derechos humanos que fue ejecutada de forma extrajudicial el 28 de junio de 2009, en medio de un toque de queda.

Honduras también se comprometió a impulsar «acciones puntuales para que haya un reconocimiento de las diferentes identidades, pero vemos con un grado de preocupación que esas promesas, que en su momento fueron de campaña, no se cumplen», subrayó.

Señaló, además, la falta de voluntad política para garantizar y proteger los derechos humanos de la comunidad LGBTI en los tres países centroamericanos, donde la alta impunidad y el poco interés de los tomadores de decisiones perpetúan «las prácticas violentas».