Tegucigalpa – Un padre hondureño, de quien no se rebeló su nombre, desveló la mala asistencia en un centro de detención de menores en Texas luego de permanecer por 23 días encerrado con su hijo de apenas u año de edad.
Se trata del centro de detención de Karnes (Texas), donde este padre hondureño permaneció por 23 días durante los cuales su hijo se enfermó y no recibió la asistencia médica adecuada.
Al salir del centro de detención el progenitor señaló que la situación del niño se había vuelto complicada por la diarrea y que tenía miedo de que su hijo se deshidratara. Además, el menor también se había contagiado con tos y estaba moqueando.
“Mi hijo llora toda las noche y no puede dormir debido al ruido constante. Tiene dificultades para respirar y dolor de estómago”, manifestó este padre hondureño durante su encierro con su hijo menor más tiempo del permitido por el acuerdo Flores, que limita a una estancia no mayor de 20 días.
El personal médico del centro -según contó el hondureño- no tenía una dieta especial adaptada a la edad y a la diarrea del bebé. “Me han dicho más de una vez que tengo que forzar a mi hijo de un año a tomar leche o a comer. Cuando lo hago, vomita y se pone enfermo” – explicó el hombre preocupado.
Ante lo anterior, el padre hondureño pidió en un video que se mejore la atención -médica y en general- en las instalaciones federales y que se reduzca el tiempo que las familias pasan encerradas.
Cabe señalar, que fue gracias a la presión de una campaña en redes promovida por la Organización RAICES que la familia quedó en libertad esta semana.
A su salida, el padre contó el calvario que ambos habían padecido dentro de las instalaciones federales.
En un hilo de Twitter, la organización humanitaria explicó la situación de la familia y la evolución del estado del niño y del padre.
Con ello, en cada tweet la organización animaba a sus seguidores a entrar en contacto con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE) para exigir la libertad de ambos.
En total el Gobierno separó a 272 familias de inmigrantes indocumentados en los últimos 6 meses en el estado de Texas, a pesar de que el presidente Donald Trump ordenó poner fin a su política de tolerancia cero el 20 de junio del año pasado.
De acuerdo con un informe elaborado por la ONG Texas Civil Rights Project, de estas 272 separaciones, 34 afectaron a padres e hijos, 4 a tutores legales, 107 a hermanos, 28 a primos, 22 a abuelos, 62 a tíos y 15 a personas con una relación legal mixta.
En total, 46 menores de edad que entraron al país por la frontera texana se vieron afectados por esta medida, de los que 25 tenían una edad menor a los 10 años. El más pequeño tenía apenas ocho meses y medio de edad.
La medida tolerancia cero dejó un total de 2 mil 667 niños separados de sus padres, de los cuales 2 mil 508 se han reunido o liberado de la atención del gobierno por otras razones, como ser colocado con un pariente.
Aunque la medida fue puesta en marcha a inicios del año y posteriormente cancelada, aún existen familias que no han sido reunificadas.