Immigration advocates gather outside the Supreme Court following a ruling in Washington, DC, USA, 18 June 2020. EFE/EPA/MICHAEL REYNOLDS

Los Ángeles – Sus gritos de felicidad este jueves no se escuchan tan alto como los de sus hijos pero las madres y padres de cientos de miles de «soñadores» hoy también celebran la decisión del Tribunal Supremo de mantener el programa DACA, al saber que la posibilidad de la deportación se aleja para sus muchachos aunque ellos aún estén en la mira.

«Aún estoy temblando de la emoción», dice a Efe Rossy, una madre de cuatro jóvenes «soñadores» que viven en Arizona y que prefiere mantener su apellido en el anonimato.

UN GRITO AHOGADO DE FELICIDAD

La mexicana, de 55 años, cuenta que la voz casi se le fue cuando escuchó la decisión del Tribunal Supremo de mantener vigente el programa de Acción Diferida Para los Llegados en la Infancia (DACA), que protege de la deportación a unos 650.000 jóvenes indocumentados conocidos como «soñadores», entre los que se cuentan sus hijos Nelson, de 21 años, Alain, de 27, y Nestor de 28.

Su otra hija, Vanessa, de 24 años, fue DACA y ya logró la residencia permanente.

«La lucha no fue en vano. Vanessa es el ejemplo de lo que se puede lograr. Hoy estoy muy feliz. Por fin vamos a tener un poco de tranquilidad y mis hijos no van a perder sus trabajos y sus estudios», asegura la oriunda de Coahuila.

Rossy hace parte de la organización Arizona Dream Act Coalition (ADAC) y lleva años en una batalla representando la voz de sus vástagos, que por razón de estudio o trabajo no han podido estar en el frente de un movimiento que creció después que el Gobierno del presidente Donald Trump decidiese poner fin al beneficio el 5 de septiembre de 2017.

SUEÑOS QUE SIGUEN

Aunque sus tres hijos le preocupan, Rossy dice que la pérdida de DACA hubiera frustrado los grandes esfuerzos que hizo su hijo Nelson, un estudiante de Economía y de Relaciones Internacionales que logró una beca.

«Mis dos hijos mayores no pudieron seguir en la universidad porque cuando salieron de la preparatoria no había DACA, y la posibilidad de ir a la universidad se les hizo imposible», lamenta.

PROTECCIÓN A LA DEPORTACIÓN

Para Elsa, madre de dos «soñadores», la decisión de este jueves del Tribunal Supremo quita temporalmente la amenaza de la deportación para sus hijos.

«Me siento aliviada, es como si me quitaran un peso de encima», advierte Elsa, que prefirió no dar su apellido por motivos de seguridad.

Oriunda de Ciudad de México, la migrante y sus hijos saben muy bien el dolor que significa una deportación después que las autoridades de inmigración expulsaran del país en 2011 a Enrique, el cabeza de esta familia.

«Desde ese entonces mis hijos no han podido ver a su padre, y me tocó asumir a mí sola su crianza. Es muy duro», explica a Efe la migrante, de 46 años.

SIN ARREPENTIMIENTOS

Al preguntarle si se arrepiente de haber traído a sus hijos, Erika y Luis Enrique, de forma indocumentada cuando apenas tenían 8 y 3 años, respectivamente, la migrante contesta con un rotundo «¡No!»

«Todo lo hicimos por ellos, y lo sigo haciendo por mis hijos», sostiene.

En el mismo sentido se pronuncia Marú Galván, quien asegura que no tiene el más mínimo remordimiento por haber dado una oportunidad para una mejor vida a sus hijas Saida y Zuleyma, quienes están protegidas con el amparo migratorio anunciado por la administración de Barack Obama el 15 de junio del 2012.

«Nunca me voy a arrepentir, es la mejor decisión que tomamos. Estados Unidos nos dio seguridad, pudimos salvar la vida de nuestras hijas», zanja Galván, quién es voluntaria de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA) en Los Ángeles.

LOS PADRES TAMBIÉN SON SOÑADORES

Con un peso menos encima sobre sus hombros estas madres aseguran que no es momento de detenerse.

«Los papás también somos soñadores y merecemos quedarnos aquí con nuestros hijos», señala Elsa, quien hace parte de la campaña «Home is Here» (Nuestro Hogar es Aquí).

Por su parte, Galván anima a toda la comunidad indocumentada a unirse a los llamados para la aprobación de una reforma migratoria justa e inclusiva por parte del Congreso federal.

«Esta decisión de hoy demostró que unidos podemos lograr grandes cosas», apunta Rossy, para quien la meta más próxima son las elecciones de noviembre próximo, en las que se definirá si el presidente Donald Trump logra la reelección o gana el presumible candidato demócrata, Joe Biden, con una política más amigable hacia los inmigrantes.

Será entonces, dice, cuando «se puede definir un mejor futuro para los inmigrantes».

«Es justo que reconozcan todo lo que nuestros hijos y nosotros le hemos dado a este país. No estamos pidiendo mucho solo que entiendan que hacemos parte de la nación», vaticinó la inmigrante mexicana.