La Haya – El Gobierno neerlandés acordó medidas para aliviar la crisis en el centro de registro de solicitantes de asilo de Ter Apel, hacinado desde hace semanas, ajustará la regla por la que los refugiados reagrupan a sus familiares y planea dejar de aceptar por ahora refugiados a los que le obliga el acuerdo de la Unión Europea (UE) y Turquía.

El Ejecutivo ajustará la provisión de visados para los familiares de los refugiados que ya se encuentran en Países Bajos y no permitirá su reagrupación hasta que el refugiado en cuestión no tenga una casa disponible para la familia, por lo que solo se emitirá ese visado si se demuestra la existencia de alojamiento durante el estudio del proceso.

Si no se cumple esta condición después de 15 meses, entonces los miembros de la familia podrán recibir un visado igualmente.

Esta es una medida temporal hasta 2023, aunque se reevaluará en julio del próximo año, al igual que el plan de dejar de acoger temporalmente a refugiados de los campamentos turcos (en torno a 1,000 por año en el caso de Países Bajos) a los que los Estados miembros de la UE están obligados a aceptar en virtud del acuerdo de la UE con Turquía.

El secretario de Estado de Justicia, Eric van der Burg, aseguró que Países Bajos ha admitido ya a “un número sustancial de personas” durante estos años en virtud de ese acuerdo, incluso relativamente más que los demás países europeos -señaló-, pero eso ya no es posible ahora que “hay gente durmiendo en el césped de Ter Apel, o en los pabellones deportivos”.

Además, está buscando alojamiento para unos 20,000 refugiados que ya han logrado su derecho a residir en Países Bajos y que aún se encuentran en lugares temporales debido a la falta de vivienda generalizada en el país, lo que en sí aliviará los centros de recepción donde deberían acudir los solicitantes de asilo que aún están esperando resolución al procedimiento.

El Gobierno también planea construir urgentemente una instalación para proporcionar alojamiento adicional como una alternativa temporal al centro de registro de solicitantes de asilo de Ter Apel, donde cientos de personas llevan semanas durmiendo a la intemperie a la espera de poder pasar la entrevista policial y el registro formal de su solicitud de asilo.

El primer ministro Mark Rutte admitió en rueda de prensa la existencia de un “fallo administrativo” en la cadena de recepción de asilo y la apresurada decisión de desmantelar los refugios existentes después de la gran oleada de refugiados que llegaron desde Siria en 2015 y 2016.

Pero aseguró que estas medidas buscan “poner las cosas en orden”, y advirtió de que “detener el asilo (como pedía la ultraderecha y algunos liberales) significa cerrar las fronteras por completo, y eso no es posible, independientemente de que se vea como socialmente deseable, no es una opción existente como miembros de la Unión Europea».